Tras el aumento del transporte público en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), los usuarios se enfrentan a cambios significativos en el costo de sus viajes. Los boletos mínimos del colectivo y tren salen $270 y $130, respectivamente, para quienes tienen su tarjeta SUBE registrada a su nombre. Con esta actualización, ¿en cuánto quedó el saldo negativo del plástico?

El importante incremento en las tarifas del transporte público debería haber llevado a  modificar el saldo negativo de la tarjeta SUBE, que, según informaron desde la Secretaría de Transporte nacional, debe ser de cuatro pasajes mínimos -en este caso $1080-, pero no fue así. La realidad es que el sistema no pudo (aún) ajustar este detalle, y sólo permite viajar hasta con un saldo negativo de hasta 480 pesos. 

Además de este "inconveniente", desde la Secretaría a cargo del cordobés Franco Moggeta aceptaron que el sistema SUBE viene presentando "problemas con la acreditación de cargas y el registro de usuario", ésta última, una de las gestiones más solicitadas por los usuarios que intentan cuidar el bolsillo para no tener que pagar el doble por cada pasaje. Es que el Gobierno informó que, desde abril, quienes no registren su tarjeta SUBE, pagarán por cada pasaje $430.

Estas limitaciones representan un problema para aquellos que dependen del saldo negativo para realizar sus viajes diarios, porque en muchos casos, ese margen garantiza el transporte para aquellos que no tienen suficiente crédito en su tarjeta.

Además, es importante destacar que esta problemática no solo afecta a los usuarios individuales, sino que también tiene un impacto en la economía y la productividad de la ciudad. El acceso limitado al transporte público puede dificultar el desplazamiento de las personas hacia sus lugares de trabajo, estudio u otras actividades, lo que a su vez puede afectar el desarrollo económico y social de la región.

La falta de actualización en el saldo negativo de la tarjeta SUBE, sumado al aumento del 251% en la tarifa de colectivos y trenes representa un desafío significativo para los pasajeros que a diario deben hacer conexiones para cumplir con sus obligaciones y ven cómo el dinero no alcanza para cubrir las necesidades básicas.

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