El relato libertario, evidenciado a lo largo de la campaña electoral, se ha caracterizado por la utilización de diversas falacias en prácticamente todos los temas abordados. La propuesta de cambio cultural se ha traducido en una ruptura de la lógica económica y del sentido común en cuestiones que generan consensos científicos en diversas ramas, desde la negación del cambio climático por la acción humana hasta el perjuicio social generado por los monopolios.
En el ámbito de la gestión, se ha observado el empleo de artimañas numéricas con dos grandes objetivos: atribuir al gobierno anterior una hiperinflación y presentarse como los salvadores de la catástrofe.
En materia de inflación Javier Milei sostuvo que, como tuvimos un periodo breve de 1,2 por ciento de inflación diaria, entonces anualizado ese valor nos lleva a un escenario de hiperinflación con mas de un 7500 por ciento de inflación anual. Extrapolar los datos diarios solo persigue el fin de magnificar la crisis inflacionaria. Esto fue con la intención de luego mostrar un 25,5 por ciento de inflación en diciembre (casi duplicando la que le había dejado la gestión anterior) y mostrarlo como un logro, cuando no lo es. Incluso Milei sugirió llevar a Caputo en andas. Para entenderlo en términos futbolísticos, sería como decir que, al recibir un gol al primer minuto de partido, la proyección arroja que vas a perder 90 a 0. Pero cuando perdemos 8 a 0 le pedís al público que te aplauda y que lleven al DT en andas.
A su vez el camino insensible que están adoptando para bajar la inflación resultará ineficiente y con un alto costo social. Al creer que la emisión es la única causante de la inflación y al restringir el dinero circulante lo que ocurre es que la actividad merma con el agravante de que no remuneran correctamente los ahorros (hay una perdida fenomenal por ejemplo de plazos fijos en comparación con la inflación). Por ende, ajustan el circulante a costa de los ahorros de los argentinos.
No obstante eso, teniendo este panorama, lo que parecen no comprender es que la economía no se basa solo en precios, sino en precios y cantidades. Mientras haya crisis productiva (las pymes tuvieron una producción casi un 27 por ciento menor en diciembre), podrán bajar las cantidades y por ende seguir aumentando los precios. La inflación con el ancla monetaria únicamente no será erradicada, a lo sumo será disminuida a costa de un deterioro fenomenal de los ingresos que percute, entre otras cosas, en el aumento de la pobreza.
En relación al paro del 24 de enero, se intentó instalar la idea de una pérdida de 1500 millones de dólares, un cálculo engañoso similar al utilizado para la inflación. Este cálculo se hizo con una metodología simplista: se dividió el PBI, por ende la producción total del país, por todos los días del año. Lo que resulta llamativo es que luego de este cálculo intentaban mostrar que el paro no tuvo las adhesiones necesarias contradiciendo así los mismos cálculos. A su vez, es falso que un paro produzca el cese total de toda actividad así haya un nivel de acatamiento total. Los días previos y posteriores pueden compensar la falta de actividad de un determinado día. También resulta una confesión de partes que todo el valor de la economía lo determinen los trabajadores y no el capital.
En definitiva, nos encontraremos con un análisis distorsionado de la realidad a conveniencia del relato libertario. A medida que la crisis sea mas severa, estas falacias quedarán más expuestas.
* Economista, miembro de Fundus. Autor del libro Falacias Libertarias, de ediciones Ciccus