Javier Milei pasó de la palabra al acto y este jueves empezó a pasarles factura a los gobernadores a los que había llamado “traidores” por el naufragio en Diputados del proyecto de ley ómnibus. El primer acto de revancha del Presidente fue eliminar el Fondo Compensador de Interior a través del cual Nación subsidiaba a las empresas de colectivos urbanos. La decisión no hizo más que ahondar la distancia que separa a la Rosada de las provincias, y cayó especialmente mal entre los mandatarios que todavía se encolumnan bajo el sello de lo que alguna vez fue Juntos por el Cambio. Algunos de ellos, a los que Milei catologó de "delincuentes que buscan sostener sus privilegios", se habían mostrado hasta último momento dispuestos darle su apoyo a la megaley a cambio de un acuerdo satisfactorio para las economías regionales que representan y también para fortalecer las arcas de sus Ejecutivos. Ahora pasaron a ser el blanco de la furia presidencial, sin diálogo con la Rosada y sin interlocutores válidos, por ahora, para recomponer una relación que puede terminar de romperse del todo.
“Otra vez nos dejan solos”, disparó el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, uno de los principales destinatarios esta semana de la furia presidencial. El radical puso los números sobre la mesa y dijo que el recorte de Nación alcanza los 1.500 millones de pesos mensuales que iban directo a subsidiar el bolsillo de los pasajeros santafecinos. La especulación política que hacían en su entorno, en función del recorte, es que la decisión de Milei no hace más que enfrentarlo con el electorado que le dió su voto de confianza en el balotaje. “El Presidente cree que se está peleando con el gobernador de Santa Fe, pero en verdad se está peleando con los santafecinos, que es muy distinto”, resumían.
El malestar se hizo sentir también en otros gobernadores afines al Gobierno que no figuraban en la lista de “traidores” y “delincuentes” que agitó Milei en sus redes sociales y en sus entrevistas desde Israel. “Bienvenido el orden fiscal, pero debe ser equitativo”, respondió el mandatario de Mendoza, Alfredo Cornejo, quien habló en nombre de lo que piensan muchos de sus coelgas del mismo espacio y pegó en un punto clave de la discusión política con la Rosada, al subrayar las “asimetrías” entre los subsidios que se mantienen en el AMBA y los que se recortaron en el resto del país.
El castigo
El ajuste en materia de transporte se sumó al recorte durante enero del 98 por ciento total de las mentadas "transferencias discrecionales" que perjudican más a algunas provincias que a otras, con más recursos propios. También hay retrasos con el incentivo docente. El combo es parte de la amenaza que había propinado el ministro de Economía, Luis Caputo, de que las provincias también tienen que ajustarse. Si bien algunos gobernadores comparten que tienen que achicarse, también se mantuvieron firmes en cuidar a sus economías regionales y al sector porductivo de sus provincias. Esa tensión, que no se resolvió, forma parte del corazón del desacuerdo que se plasmó en la Cámara de Diputados.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, redobló la apuesta discursiva y los corrió con el clásico discurso oficialista de los gastos inútiles. "Se termina la plata para recitales de dudoso financiamiento, para organizaciones sociales y para el empleo militante. Si todos estamos haciendo un esfuerzo, entendemos que el esfuerzo también lo tienen que hacer los gobernadores", los apuró en la mañana de este jueves.
"Milei no entiende que ningún gobernador va a entregar a su gente. A veces hay una mirada muy porteña del país que es muy dañina", es la respuesta que llega a la presión de la Rosada desde una de las gobernaciones protagonistas de la disputa.
Sin interlocutores
Otra de las falencias oficiales que quedaron expuestas tras el fracaso legislativo fue la ausencia de un interlocutor válido entre los gobernadores y el Presidente. Al menos así lo ven tanto los mandatarios provinciales como los bloques aliados, que vivieron con estupor los vaivenes de la negociación previa a la sesión del martes que terminó en saco roto y con el mamotreto enterrado.
"Hoy no hay un interlocutor que interprete realmente la voluntad del Presidente", aprecian cerca de otro mandatario de JxC. Algunos reconocen la buena voluntad del ministro de Interior, Guillermo Francos, e incluso del propio Luis Caputo, protagonista de las últimas conversaciones previas a que el proyecto llegue al recinto. Pero señalan que "no alcanza". Lo que falta, dicen, son "certezas" de que quienes hacen de nexo con la Rosada puedan garantizar los acuerdos. Parte de la tarea de ahora en más del Gobierno si no quiere caer en un aislamiento peligroso, dicen, es resolver ese desaguisado.
La otra mejilla
En las provincias descreen, por otra parte, que el Presidente termine cortando efectivamente el diálogo tal como hacían trascender que harían desde su entorno más cercano en la tarde del miércoles. Los gobernadores de JxC siguen poniendo la otra mejilla y aspiran a recomponer el vínculo. "Milei le dijo de todo a Bullrich y terminaron abrazados, es política. Lo va a tener que hacer", dicen cerca de uno de ellos.
El comunicado de los gobernadores de JxC (un sello de goma, pero que por ahora los contiene) seguía mirando para el costado e intentaba buscar cierta racionalidad que no terminaron encontrando en el Ejecutivo nacional, desde donde solo llegaban mas insultos. "No corresponde que nos responsabilicen a todos por igual ni que nos falten el respeto aduciendo poca vocación de diálogo e incapacidad de nuestra parte, cuando en realidad trabajamos incansablemente para lograr los consensos necesarios para que se apruebe la Ley Bases”, dice el comunicado de hace 24 horas que lleva la firma de los radicales Leandro Zdero (Chaco), Gustavo Valdés (Corrientes), Carlos Sadir (Jujuy), Alfredo Cornejo y el propio Pullaro, además de Ignacio Torres (Chubut), Rogelio Frigerio (Entre Ríos), del PRO, entre otros.