Este sábado y domingo regresa el Cosquín Rock. Pero antes que quedarse planchado en la tradición, esta edición pretende dejar en evidencia la evolución del festival cordobés. De lo que ya dieron constancia en 2023. “No sólo nos fijamos en lo que pasó el año pasado, sino que en esta ocasion encaramos con mayor fuerza la diversidad y la valoración de otros estilos musicales”, afirma José Palazzo, productor del evento que vuelve a tener como sede las sierras de Santa María de Punilla. A pesar de hacer énfasis en la actualidad estética y artística de la Argentina, una de las cabezas de cartel de la inminente programación será Slash, conocido por su rol de guitarrista del grupo estadounidense de hard rock y heavy metal Guns N’ Roses. Aunque en esta ocasión, el músico, que actuó el jueves en el Movistar Arena, vendrá respaldado por el supergrupo Myles Kennedy and The Conspirators.
“Es un sueño hecho realidad no sólo para mí, sino para muchísima gente del interior”, dice el organizador. “Ese día, antes que él, por el mismo escenario pasarán Ciro, Las Pelotas y Molotov, Lo que tiene mucho valor. El desafío de este Cosquín Rock estuvo en la negociación, que no fue fácil de lograr porque llevó muchos meses. Cada una de las estrellas de todos los estilos estarán representadas”. La terna Duki, Dillom y Tiago PZK será protagonista de la música urbana. Mientras que el pop de última generación dirá presente de la mano de Bandalos Chinos, Silvestre y la Naranja, Conociendo Rusia y Usted Señálemelo. Por supuesto, habrá clásicos: Skay, Divididos, Los Auténticos Decadentes. Al tiempo que la Casita del Blues amplió su espectro al incluir al grupo de jazz Escalandrum, a la cantante de tango Julieta Laso y algo de country.
-¿Cuánto tiempo llevó el armado de la programación de esta edición?
-Cuando termina el Cosquín, hay un día en el que nos juntamos con los socios locales. Luego viene el desarme, y al cuarto día hacemos una reunión general donde planteamos algunas cosas utópicas. Lo que salió bien, lo que salió mal, lo que hay que mejorar y lo que nos propusimos y no salió tan bien. A partir de ahí, empezamos a trabajar. En abril le pedimos a las agencias internacionales de contratación opciones de artistas que girarían en febrero. Y entonces vemos las posibilidades. Lo bueno es que estas agencias, conociendo la importancia del festival, nos pidieron que hiciéramos nosotros las propuestas. Si les servía, armaban la gira. Ese fue el caso de Slash. Tenía la agenda abierta para girar por Europa o por Latinoamérica, y gracias a Cosquín decidieron hacerlo acá.
-¿Qué fue lo más descabellado que apareció en la tormenta de ideas?
-Sumar a Lali, por su condición de artista importante de la música pop. A lo mejor es medio disruptivo para un Cosquín Rock, pero nos gustaba la idea. Y la combinamos en un mismo escenario con Bandalos Chinos, Miranda!, Estelares, Tiago PZK y la música electrónica. Nos quedó un escenario potente. Si bien este caso fue diferente, en muchas de las tormentas de ideas me hablaban de artistas a los que nunca oí nombrar en mi vida. Me contaban de qué trata su propuesta y lo que está pasando con ese artista, y a partir de ahí se iba construyendo.
-También hicieron hincapié en la cumbia.
-Desde hace tres años, La Delio Valdez se presenta en Cosquín Rock. Y nos pareció que, junto a Ke Personajes, que pasa por un momento musical importante, Damas Gratis, Sara Hebe y los cordobeses Sabor Canela, le daban forma a una lectura interesante de la cumbia. Estamos convencidos de que metimos todos los estilos.
-Tras el auge que vivió en los 2000, el reggae pareciera que no pudo volver a levantar cabeza. Al menos en la Argentina. Por eso llama la atención que en la segunda fecha hayan curado el escenario Paraguay en torno al género.
-En una de las tormentas de ideas que hicimos, decidimos que el reggae volviera al festival. La idea empezó a evolucionar en las reuniones, y llamamos a las agencias para ver quiénes estaban disponible. De esa manera pudimos sumar a Don Carlos y Alborosie. Teníamos ganas de que estuvieran Los Cafres y Nonpalidece, pero ese mismo fin de semana había un festival importante en Costa Rica al que ya habían dado su confirmación. Si funciona bien este año, quizá para el que viene lo ampliemos.
-Cosquín Rock era la vitrina por excelencia del rock argentino. Pero la contemporaneidad parece haberle ganado la pulseada a la tradición, lo que se ve reflejado en esta grilla. ¿Cómo te llevás vos y ese público de las primeras ediciones con el cambio de paradigma?
-Cosquín Rock siempre fue reflejando cada verano el relato de lo que iba pasando en la Argentina. Tuvimos un 2001 muy especial, con la explosión del rock argentino a partir de los dólares caros y los impuestos inaccesibles. Sin embargo, incursionaron otros estilos de música, con líricas igual de potentes. Si vos vas a un show de Ysy A o de Dillom, seguramente verás más pogo que en cualquier recital de La Renga. Pese a los cambios, seguimos manteniendo esa esencia rockera. Nuestro escenario más importante sigue siendo el de rock. Los comparten los artistas nuevos y los clásicos. Están todos. La apertura de estilos y escenarios tiene que ver también con que las familias se fueron ampliando.
Además de Slash, Molotov, Don Carlos y Alborosie, la artística internacional de Cosquín Rock 2024 (repartida en sus cinco escenarios) la completan los artistas españoles Arde Bogotá y Leo Rizzi. Al igual que figuras de la música electrónica del calibre del estadounidense Steve Aoki y de la dupla alemana Claptone. Todo un desafío para la economía de esta época. “Ese es el verdadero desafío”, asienta Palazzo. “Hay que sortear los movimientos inflacionarios, de la misma manera que estar muy atentos a los movimientos del dólar y buscar la forma de girar al extranjero. Son obstáculos muy complicados para un festival muy nuestro. En cuanto a la logística, tenemos los mismos grupos humanos. Todos ellos están acostumbrados a trabajar con este volumen. Realmente, trabaja mucha gente. Hay que prestar atención a los detalles”.
-Cosquín Rock inaugura la temporada de festivales en el país, por lo que siempre es el primero en recibir el impacto económico. ¿No se hastiaron de tantos contrastes?
-Cosquín Rock superó la crisis de 2001. Imaginate todos los obstáculos que tuvimos que sortear desde entonces. Cuando hicimos las contrataciones en dólares fue en abril del año pasado, y al momento de trabarse la salida tuvimos que empezar a prever. Muy pocas veces nos tocó programar un festival en una Argentina previsible. Así que la imprevisibilidad ha sido siempre la regla. En este trabajo, que es ser promotor musical en la Argentina, muy pocas veces sucedan las cosas como te las imaginás.