"¡Tómame ahora que aún es temprano y que tengo rica de nardos la mano!
Hoy, y no más tarde. Antes que anochezca y se vuelva mustia la corola fresca.
Poema 'La hora', por Juana de Ibarbourou.
Es la hora de que la izquierda trotskista se acerque y pacte con las fuerzas que se oponen a la ultraderecha libertaria que ya apenas puede gobernar. Le basta con revisar su orientación teórica inerte y anacrónica de lo nacional y popular y apartarse de su vieja tradición. Haciéndolo no solo no perderá su singularidad política sino que ganaría un espacio de mayor intensidad política en un tiempo histórico donde la suerte de la nación está en juego.
Es la hora de que los radicales se separen de su tradición colaboracionista, se dividan si es necesario y tiendan puentes hacia los radicales honestos que supieron mantener el legado popular del radicalismo democrático y popular.
Es la hora de que el kirchnerismo encuentre su hegemonía en el peronismo y la despliegue de un modo transversal, alejándose del aparato, y conectando con las bases que componen la cultura K.
Es la hora de separar al PJ claramente del nacionalismo católico que se llena la boca con el macartismo y su pasión por denunciar infiltrados que no representan a la "verdadera doctrina", o que desde una ubicuidad sin inhibiciones ofrecen su colaboración.
Es la hora de que un conjunto de dirigentes de distintas fuerzas sociales políticas y sindicales establezcan un programa de emergencia a partir de los datos que la devastación en curso está realizando de un modo acelerado.
Es la hora de que la nueva fuerza transformadora que emerja elabore con claridad la situación geopolítica en la que nos encontramos: fin de la guerra fría, fracaso definitivo de la globalización, aparición de la guerra como dato permanente del capitalismo contemporáneo, diferencia entre la ultraderecha europea y la norteamericana en sus modos de tratar el neoliberalismo, ofensiva supremacista blanca frente al inevitable mestizaje de Occidente, prácticas extractivistas y catástrofes ecológicas que conllevan una acumulación primitiva por desposesión de los países sin armamento, guerra comercial china disputando la dominación Capitalista, desestabilización definitiva de la relación entre Capitalismo y Democracia. Es la hora de entender que, si Clinton afirmó "Es la economía, estúpido", actualmente el "No solo es la economía, estúpido" es lo que permite captar la nueva ultraderecha que se impone como el nuevo fenómeno antropológico que marca el devenir político actual.
Quiénes sabrán leer en el poema si ha llegado la hora.