“Un general no puede ganar menos que un comisario. Es una ofensa”. La frase está presente en forma cotidiana en las Fuerzas Armadas, pero, para colmo, el gobierno de Javier Milei acaba de pegarles un golpe salarial a los militares y a ese reclamo de no cobrar por debajo de las fuerzas de seguridad.
En febrero del año pasado, los entonces ministros de Defensa y Economía, Jorge Taiana y Sergio Massa, firmaron un acuerdo con los jefes de las Fuerzas Armadas para otorgarles un aumento “por jerarquización” a los militares: es decir, por encima del incremento mensual por inflación, un aumento adicional hasta equiparar, por ejemplo, a un general con un comisario. Se pagaría en cinco cuotas, que se incluyeron en el presupuesto nacional. Pero Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, resolvieron desconocer aquel acuerdo y no se están pagando las dos últimas cuotas previstas. La medida produce malestar en tiempos en que el ministro Luis Petri se prepara a firmar un decreto que habilita al gobierno a utilizar a las Fuerzas Armadas en tareas de seguridad interior.
Los militares suelen considerar todo lo policial como de segunda, muy por debajo de la formación de un militar. La carrera de las armas era propia de familias patricias y se consideran en otro nivel que los policías: “Defendemos la soberanía del país, no es lo mismo que mantener el orden interno”, alegan. “Un general tiene bajo su mando dos mil efectivos, mucho más que un comisario. Un general preserva tanques que valen 30 millones de dólares. Ni hablemos de los almirantes y comodoros”, completan desde el Edificio Libertador.
De hecho, la idea de participar en cuestiones de seguridad interna no cae bien del todo entre los militares porque, justamente, no quieren ser “auxiliares de los policías”, como suelen decir. Pero, en la actualidad, la doctrina norteamericana apunta a que las Fuerzas Armadas se involucren en seguridad interna porque tiene que ver con “amenazas multicausales”: narcotráfico, organizaciones terroristas, indígenas y hasta migratorias. Fuentes del Ministerio de Defensa explican que la idea es que los militares no intervengan en el choque directo, por ejemplo en Rosario, sino tal vez en la custodia de las fronteras, liberando a efectivos de la Gendarmería para que se concentren en la respuesta al conflicto social.
Lo cierto es que, según consignó el exministro Taiana, del aumento por jerarquización, el gobierno anterior pagó tres cuotas, de un 14 por ciento en marzo, un 14 por ciento en julio y un 12 por ciento en noviembre. Quedaban dos cuotas de 10 por ciento por encima del aumento por inflación: Milei-Caputo desconocieron aquel acuerdo e incumplieron el pago.
Aunque los sueldos varían mucho por antigüedad y otros factores, un comisario redondea aproximadamente entre 1.500.000 y 1.800.000 y un general gana 300 mil pesos menos. La cuestión está que arde, aunque nadie piensa en una movida desafiante.