El sábado arrancó Cosquín Rock con una jornada cargada de varios condimentos. A nivel artístico, el icónico festival, efectuado en Santa María de Punilla, se arriesgó a organizar una edición en la que mandó el eclecticismo. Al menos el primer día, y con Lali Espósito como principal argumento en esta suerte de ensayo estético. Si bien la tradicional celebración veraniega suele ser una especie de termómetro para el resto de la temporada festivalera en el país, en esta ocasión se notó el impacto de la economía argentina en la convocatoria. Ante la consulta de este diario a representantes de la industria musical cordobesa sobre si este año influyó la amplitud del espectro de tendencias, algunos de ellos pusieron el foco en el precio de las entradas. Y es que el valor del ticket por cada día supera al del inminente Lollapalooza ($79350 versus $50000 pesos).
Sin embargo, para sorpresa de propios y extraños, el evento comenzó antes de que abriera sus puertas. Lo hizo en las redes sociales, con el Presidente de la República como protagonista. Un usuario de la red social X (otrora Twitter) escribió: “El Cosquín Rock cuesta 4 millones de dólares hacerlo. ¿Quién lo financia?”. Entonces Javier Milei, desde Roma, donde se encuentra de visita oficial, recogió el guante y contestó: “Tsunami de chanes”. La anacrónica expresión se tornó en trending topic. Mientras iba escalando, el productor del festival, José Palazzo, contestó por la misma vía: “Querido Sr. Presidente, hace 24 años empresarios privados, con entradas y marcas privadas y esfuerzos personales, lo realizamos. Además, se realiza en Paraguay, Uruguay, Chile, México, EE.UU. y España. Acá los artistas están en libertad, quédese tranquilo”.
Ciertamente, los artistas se manifestaron con libertad en cada una de sus incursiones, lo que al parecer fue seguido muy de cerca por el partido gobernante. Durante su demoledora actuación, Dillom, trapero con un pie en el punk, volvió a subirse al cover para referirse a la circunstancia de país. Si en el Primavera Sound había revisitado “Nos siguen pegando abajo”, clásico de Charly García, esta vez invocó a “Señor Cobranza”, tema de Las Manos de Filippi popularizado por Bersuit. No sólo eso: modificó uno de sus pasajes para aludir al ministro de Economía: “A Caputo en la plaza lo tienen que matar”. La incorrección fue repudiada por el funcionario a través de sus redes sociales. En X, apoyado por un video que registra el momento, posteó: “Llamar a matar a un Ministro de Economía, que fue elegido por un Presidente que ganó las elecciones de forma democrática, no es muy democrático para nuestro país”.
Caputo, además, añadió: “La cultura kirchnerista dejando al que piensa distinto como el enemigo. También venimos a terminar con eso”. Si algo atravesó a la primera fecha de Cosquín Rock 2024 fueron las consignas políticas. En su hit “Policía”, el grupo de música indie 1915 modificó su letra para incluir a Patricia Bullrich. En su debut en el festival, la tanguera Julieta Laso invitó a “Salir a la calle”, y opinó que no hay nada que celebrar (a raíz de la derrota de la Ley Omnibus), al tiempo que le acompañaba una bandera de Palestina. En medio de la embestida rockera de Divididos, el cantante y guitarrista Ricardo Mollo, en la introducción de “Amapola del 66”, espetó: “Ese fue un año creativo e importante. Se cambiaron muchas cosas. Este es un momento para volverlas a cambiar. Hay que ponerse creativos. Nos merecemos un mundo mejor”.
Y Lali Espósito introdujo a “Knock Out”, tema incluido en su último álbum, Lali, en sintonía con el título: “Nadie nos va a sacar la música ni la cultura. Esto somos los argentinos. Esta canción es para los giles, los antipatria”. Sus dichos fueron recibidos con una ovación. El estreno de la bestia pop en Cosquín Rock fue uno de los actos más esperados de la faena inaugural. Si bien podría haber sido un show más la artista se tomó la convocatoria de forma muy especial. De hecho, lo manifestó: “Nunca pensé que iba a estar acá”, con su pareja, Pedro Rosemblat, entre el público. Es por eso que no se guardó nada. Acompañada por su banda y su cuerpo de baile, preparó un inicio de set emocionante, al igual que afilado. Desde el pop “Obsesión” hasta el funk (a lo Jamiroquai) “Histeria”, pasando por el R&B “Diva”. Suficiente como para dejar hechizado al público.
Mientras la ex Casi Ángeles se presentaba en el Escenario Montaña, por el que antes habían pasado Miranda! y Bandalos Chinos, en ese mismo momento Divididos desenfundaba todo su arsenal de canciones potentes y gloriosas en el Escenario Sur. En la antesala, desfilaron por ahí Airbag, Sueño de Pescado, La Mississippi y los sensacionales Winona Riders. Este año, la grilla dedicada a reivindicar la tradición del rock argentino fue erigida en esa vitrina, cuando históricamente había ocupado el Escenario Norte. Sin embargo, esta vez tuvo una impronta más variopinta, rasgo que había caracterizado al Escenario Sur hasta 2022. Los tiempos cambian y Cosquín Rock no fue la excepción. En la mudanza, no faltaron las banderas, que ondearon con fuerza en la magistral performance de Skay y Los Fakires, de la misma manera que en la emotiva intervención de La Vela Puerca.
Aparte de Dillom, el Escenario Norte recibió el sábado al pop de Natalie Pérez y del grupo Silvestre y la Naranja, seguidos por el groove de Nafta, más el repaso de los Pericos por su historia propia y de un pedazo del cancionero popular latinoamericano. Aferrados al concepto del disco Pericos & Friends, los liderados por el frontman Juanchi Bailerón invitaron a escena a “friends” de la talla de El Enano, cantante de La Vela Puerca, Los Auténticos Decadentes, y Emanuel Noir, vocalista de Ke Personajes. El grupo de cumbia fue otro de los debutantes del evento. Lo hizo en el Escenario Paraguay, que, al momento de su presentación, se transformó en un festival aparte. Ubicado entre los bosques serranos. La curaduría del día se rendía ante la bailanta y para ello contó con figuras de esa movida como La Delio Valdez, Sara Hebe, Sabor Canela, y el tándem de DJs Coneja China y Villa Diamante.
Vale la pena recordar que Los Auténticos Decadentes es uno de los grupos que ayudó a conectar a ambas escenas. Son la celebración por antonomasia, por más que esos hits sean más adultos que mucho del público que asistió a este Cosquín Rock. Previo a ellos, en el Escenario Norte, Conociendo Rusia se instaló como el solista más solvente que tiene la Argentina en esta época, y Babasónicos volvió a dar fe del (nuevo) gran momento que vive. “Qué linda noche nos tocó”, dijo Adrián Dárgelos, su cantante, en uno de los pasajes del show. En esa misma noche, tan linda como húmeda, Julieta Laso, Escalandrum, Wayra Iglesias y Miau Trío descollaron en el La Casita del Blues, y Dante Spinetta e Isla de Caras pusieron a bailar al Escenario Boomerang. Aunque, en el Escenario Montaña, el cierre de la fecha corrió por cuenta del dúo alemán de música electrónica Claptone. Fiesta asegurada.