Penetrante, hipnótica y con estiletazos visuales que responden perfectamente a lo que sugiere su título. Así es cada escena de Tokyo Vice (estreno de la semana pasada por HBO Max estrenó los tres primeros capítulos), con su ramificación sobre los bajofondos criminales en el corazón urbano de Japón en los ‘90. Michael Mann fue el arquitecto de esta serie inspirada libremente en las crónicas no ficción del periodista Jake Adelstein. Aún aparece como productor ejecutivo, aunque el estilo de la entrega parece rendirle homenaje en cada pasaje.

El periodista Jake Adelstein (Ansel Elgort de Baby Driver) se metió en la carne de la yakuza, por lo que necesita más que nunca del detective Hiroto Katagiri (Ken Watanabe). La entrega, como en su primer arco, apuesta por un relato coral. Además del gajin contratado por una publicación local, aparecen las historias de Sato (Show Kasamatsu) un miembro de la mafia con más de una cara y Samantha (Rachel Keller), la escort del distrito Kabukicho con la que se vincula el reportero, seducido y en la mira, del sindicato del crimen nipón.