Aunque quedó exento del ataque de ira con el que el presidente Javier Milei arremetió contra los gobernadores luego del fracaso de la ley ómnibus en la Cámara de Diputados de la Nación, Axel Kicillof sabe que el jefe de Estado lo considera uno de sus más acérrimos enemigos. El diálogo es prácticamente inexistente y, pese a las advertencias que emergen de las carteras bonaerenses, las políticas nacionales pegan cada vez más de lleno en el territorio provincial.

La situación no sólo preocupa a las primeras y segundas líneas de la gestión sino que los intendentes y los referentes gremiales, sociales y empresarios empiezan a ver cómo la escalada inflacionaria y la falta de fondos nacionales repercute en el día a día y destroza la proyección de expectativas.

Ante esa incertidumbre, Kicillof le presenta a Milei una batalla en la que se para como un referente opositor con capacidad de gestión y movimientos que lo presentan como una de las alternativas más claras ante el esquema libertario que propone la Casa Rosada. No es el único, pero es el que gobierna la provincia más grande, el que más capacidad de generar recursos tiene y que, sabe, podría salir indemne ante un tropezón nacional. Milei ya lo eligió como enemigo, y él no parece sentirse incómodo en esa posición.

Contrapuntos

En medio de la modorra política generada por el fin de semana largo de carnaval, un movimiento de cada lado volvió a poner negro sobre blanco las posturas irreconciliables entre el gobernador y el Presidente.

En medio de su gira europea, Milei brindó una entrevista a la televisión italiana en la que aseguró que “el Estado es el enemigo, una asociación criminal”. “Siento un profundo desprecio por el Estado”, dijo el hombre encargado de, paradójicamente, conducir las riendas del Estado nacional.

“El método que se utiliza en el mercado es la inversión, el comercio, y el método del Estado es precisamente el robo, y por lo tanto el Estado no es solo la mayor organización criminal del mundo, sino también el mayor ladrón estacionario del mundo”, dijo Milei, que agregó que “cada vez que vas a comprar algo en un lugar, te está robando el Estado a través de los impuestos; por lo tanto, el Estado te roba todos los días”.

Apenas un día antes, Kicillof había celebrado el aniversario 204 desde la fundación de la Provincia de Buenos Aires con una apuesta que no tuvo sólo a los bonaerenses como destinatarios de su mensaje. “Aunque algunos digan que es una provincia inviable, nosotros demostramos estos años que con un Estado presente, integración y políticas concretas podemos transformarla y mejorar la calidad de vida de las y los bonaerenses”, escribió en sus redes sociales y agregó: “A pesar de las dificultades vamos a seguir por este camino, trabajando día a día para construir una provincia con más derechos”.

El armado

Pese a sus convicciones, el gobernador sabe que no puede jugar el partido que viene en soledad. Por eso apuesta al trabajo que no sólo unifique posturas con los gobernadores de Unión por la Patria y los intendentes que se nuclean en el oficialismo sino que busca transversalizar política y socialmente un armado que le permita salir a pelear por lo que, entiende, le corresponde a la provincia. El desafío más urgente, y el más difícil, es el reclamo por la coparticipación, que ya recibió el apoyo de muchos de los opositores que disputan hacia adentro pero piensan estratégicamente para adelante.

En paralelo a las declaraciones de Milei, Kicillof compartió un fragmento del encuentro mantenido a comienzos de la semana pasada con los sectores de la producción en la que advierte que el tejido productivo bonaerense está “en riesgo”. “Eso genera daño en el tejido económico y el tejido social generando una catástrofe mayúscula, histórica”, dice el gobernador en ese video antes un conjunto de actores industriales que, como viene contando Buenos Aires/12, analizan el presente desde el mismo cristal.

El desafío

Yo les pido que salgan a defender lo que es suyo y lo que es nuestro. La defensa de la industria nacional necesita del empresario y es fundamental hacerlo ahora para empezar a generar conciencia porque lo que estamos discutiendo es qué país y qué provincia queremos”, asegura el gobernador en el video que da cuenta de una de las tantas actividades en las que, a la par de la gestión, busca afianzar lazos que servirán para un armado que todavía pondrá la brújula en la provincia pero se prepara para expandirse en caso de que resulte necesario.

Desde finales de la semana pasada circulan por las redes sociales una versión que habla de un presunto pacto entre el gobernador con sus pares de Córdoba y Santa Fe, Martín Llaryora y Maximiliano Pullaro, para activar el Pacto de San José de Flores y encabezar una rebelión provincialista contra el Gobierno nacional, algo que el propio Milei recomendaba a Kicillof en sus tiempos como comentarista televisivo, aunque ahora lo considera “un delirio”. El rumor fue desmentido por todas las partes involucradas.

Basta ver los movimientos cotidianos del gobernador bonaerense para observar que la intención de “cortarse solo” no es analizada como una posibilidad. Ya lo advertía en tiempos de campaña cuando negaba de raíz la posibilidad que, ante una eventual derrota nacional, la provincia abre sus puertas para funcionar como una especie de fuerte para la resistencia de un peronismo que, en palabras opositoras, se atrincheraría en la administración bonaerense.

Lejos de eso, Kicillof replica el accionar previo a octubre y defiende los logros de su gestión como ejemplo de un camino alternativo por el que está obligado a pelear, porque bien sabe que necesita de los dineros nacionales, que según asegura, además, le corresponden, para poder dar cuenta de la viabilidad de ese proyecto. Un proyecto que contrapone con el que libera la vida a las fuerzas del mercado.

El mapa

Para dar esa pelea, el gobernador de la Provincia de Buenos Aires ya empezó a ocupar lugares centrales en los armados territoriales que se expresan a través de las multisectoriales que se activaron en todo el territorio provincial. Con los intendentes como aliados esenciales busca romper con el hermetismo partidario y dar la batalla más allá de las banderías que se expresan nacionalmente.

Así teje puentes con el radicalismo y el vecinalismo, que empiezan a ver en las políticas de Milei un obstáculo mayúsculo para los planes de cada una de sus gestiones. Todo eso, de la mano de una gestión que, a pesar de las dificultades, aprovecha el envión de las inversiones que se garantizaron en el último año y sostiene un ritmo inédito de inauguraciones a lo largo de todo el territorio. En cada paso, encuentra una diferencia contra el ajustazo que se pregona desde la Nación y que pide a los gobernadores “cortar con el gasto”, más allá de lo que eso signifique.

A una semana de la sesión extraordinaria que abrirá el juego legislativo en la provincia, el jueves 20 de febrero, también sigue de cerca el acercamiento del PRO a la Libertad Avanza, que dará al Presidente una fuerza territorial de la que actualmente carece, pero que también profundizará las grietas existentes en el eventualmente extinto Juntos por el Cambio.

Las diferencias con el equipo amarillo que gobernó la provincia entre el 2015 y el 2019, un planteo discursivo que da sus réditos al peronismo provincial y que se alimenta con los cruces tuiteros que suelen ser activados por las críticas que Kicillof, personalmente, recibe desde algunas de las figuras más encumbradas del macrismo, suelen darle buenos frutos al oficialismo. Los paralelos entre el proyecto de país de Milei y el que empujó la gestión Cambiemos, también.