El arte de Andrés Cuellar, un violinista y docente de Lomas de Zamora, tiene origen en su Fiorito natal y recorrió todo el país. En la actualidad, el músico defiende la importancia de las orquestas populares y las destaca como un camino de transformación para quienes se acercan a esos espacios en busca de afianzar su relación con la música y por qué no, a través de ella, mejorar su vida.
“Una orquesta sirve para entender que uno es con el otro, porque lo que hacemos repercute en quien tenemos al lado y lo que el compañero hace impacta en nosotros. Esa es la premisa de la que partimos. Obviamente que hay diferentes roles, que tienen que ver con el proceso y el tiempo en el que uno está en la orquesta, pero lo mejor siempre sale de la interacción y el aporte que hace cada uno a esa comunidad. Ese es un aprendizaje, no solo para la orquesta, sino como parte fundamental de la vida”, dice a Buenos Aires/12 el violinista y director de la Orquesta de Cuerdas del centro cultural de su barrio, Villa Fiorito, en Lomas de Zamora.
“Para muchos, y más en un barrio como Fiorito, una orquesta representa una segunda oportunidad, para salir de malas decisiones. Es parte de la transformación como camino a tener una vida mejor”, reflexiona interpelado por un contexto político que pone a las actividades artísticas en segundo plano y hasta pregonan su desfinanciamiento.
Cuellar destaca la capacidad inclusiva que tiene la música, un espacio que puede ser determinante en la formación de las personas: “Siempre pienso que el arte es un medio, todos queremos que aparezca un Beethoven, un Charly García y una Pilar Policano, que es una chica formada en una Orquesta escuela y hoy la rompe en el mundo y para todos acá es una ídola. Pero esos son casos contados, las otras realidades las tenemos todos los días. Nosotros, en el barrio, convivimos con los peligros que están a la vuelta de la esquina, y en ese clima el arte se vuelve un medio para rescatar nuestras vidas con una inclusión de calidad”. Y agrega que “muchos chicos y chicas vienen para averiguar por las orquestas y coros y terminan retomando la escuela, mirá si no sirve como elemento para cambiar la realidad de las personas”
El encuentro con el violín
Cuellar estudia violín desde los 10 años y dirige orquestas desde los 20. En la actualidad son casi 600 los vecinos lomenses que se acercaron a algún instrumento a través de su trabajo que consiste, además de enseñarles a tocar, en motivarlos a dedicarle tiempo a la práctica y el estudio.
De un origen muy humilde, relata Cuellar que el violín no era parte del paisaje de las calles que transitaba de niño. Sin embargo, su amor por la música lo impulsó a inscribirse en el conservatorio estatal Julián Aguirre, cuando había cumplido apenas los 10 años. “Nadie sabía por qué me gustaba el violín, ni yo lo tengo muy en claro, en mi casa se escuchaba música pero nadie había estudiado de manera formal”, recuerda.
Cuando tenía 20 años fundó la orquesta de cámara Sibelius junto a un grupo de compañeros del conservatorio y allí fue primer violín solista y director. Esta formación que comenzó tocando en la Laprida, la peatonal del centro de Lomas, recorrió casi todo el país y llegó a tocar en Paraguay y Brasil.
A la par de ese proceso, también inició una carrera como docente, aunque el click definitivo ocurrió con el desarrollo de la orquesta Sinfónica Juvenil y la orquesta de cuerdas del Centro Cultural Fiorito donde más de 110 estudiantes estudian en su barrio natal. Lo que empezó siendo apenas un taller en el ese espacio, la inesperada demanda lo transformó en una orquesta de cuerdas en la que familias completas se sumaron a tomar clases de violín, viola, violonchelo y contrabajo. Actualmente, Cuellar está a cargo de la dirección musical y cuenta con más de 100 integrantes entre los 8 y los 80 años.
La música de la docencia
A través del programa Orquesta Escuelas, Cuellar desembarcó con sus proyectos musicales en siete escuelas del municipio de Lomas de Zamora en las que funcionan coros u orquestas. “La música es un punto, es una necesidad de construir, es una enseñanza para la vida, para mejorar la comunicación, para mejorar la autoestima, en sentir que pueden ser parte de algo más grande que ellos mismos”, dice sobre el rol de la formación musical que comparte con sus alumnos. Él entiende la función del docente como algo fundamental “para romper con las estigmatizaciones y brindar posibilidades genuinas”. Aunque aclara: “no hablo de una palmada en la espalda, sino dar herramientas concretas para que ellos puedan ver más allá y por qué no, dedicar su vida al arte". Y ante el contexto de recortes y discursos que ponen en cuestión el presupuesto destinado a la cultura reflexiona: "Cuando ves los chicos que llegan y aprenden y se entusiasman y sonríen, te das cuenta que es por acá, que hay que cuidar y hacernos responsables que esto tiene que seguir. Es una responsabilidad y un privilegio. Hoy lo tenemos a mano y parece natural, pero costó mucho construir este lugar, porque no se tuvo siempre”.
La banda sonora en estos tiempos
El caso de Andrés Cuellar y sus estudiantes es uno de tantos que ven en riesgo la continuidad de sus proyectos artísticos por los recortes que promueve el gobierno de Javier Milei.
“Hoy nuestro financiamiento, específicamente de lo que recibimos de Nación está en un plano incierto, con todo lo que eso representa en los barrios”, dice y hace hincapié sobre un tema recurrente en las conversaciones cotidianas que tiene con sus vecinos: la incertidumbre acerca de la continuidad. “Se está atentando contra algo muy valioso”, asegura y advierte que “la transformación” que propician espacios como las orquestas barriales excede a la vida de los chicos que participan en ellas y modifica también el día a día de su entorno y de sus familias. “Esto ya pasó en el macrismo, en un proceso de desgaste y desfinanciamiento, en el que los docentes sostuvieron la pelea; por eso muchos nos dicen que de una u otra manera van a venir a enseñar igual”, completa.
Y concluye: “Yo no sé realmente dónde va a aparecer el financiamiento, pero de alguna manera lo vamos a conseguir. Hoy no sabemos si está pero tenemos la certeza de que hay que luchar para defenderlo”.