Leonardo Miguel Save integró durante los primeros meses de la dictadura la banda de Aníbal Gordon, que secuestraba, torturaba, asesinaba y desaparecía al servicio de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE). Save murió, pero la justicia federal marplatense juzga a sus cuatro hijos –tres mujeres y un varón– por lavado de activos provenientes de crímenes de lesa humanidad.
El juez federal Roberto Falcone está a cargo del proceso que se inició la semana pasada y que continuará este miércoles. En el banquillo están María Eugenia, María Natalia, Marcelo Leonardo y Ana María Save.
Los Save escucharon el miércoles pasado la acusación de la fiscalía que encabeza Juan Pablo Curi. Para el Ministerio Público Fiscal, ellos buscaron esconder el origen espurio de unos terrenos que había adquirido su padre en Chascomús. Las maniobras irregulares habrían comenzado en 1999 y se concretaron en 2008, cuando lograron cambiar la titularidad del lugar para pasar a administrarlo.
Save compró los terrenos en octubre de 1976. Según la fiscalía, lo hizo con parte de los dólares que lograron robar de la casa en la que vivía Alberto Mechoso Méndez, uno de los dirigentes del Partido por la Victoria del Pueblo (PVP).
A Mechoso Méndez lo secuestraron el 26 de septiembre de 1976. Lo trasladaron a Automotores Orletti, la base que, por entonces, regenteaba Gordon. Allí fue torturado con ferocidad. Después, la patota llegó a su casa para robar el dinero del PVP. El operativo fue brutal. Se llevaron a la esposa de Mechoso Méndez, Beatriz Castellonese, y a sus hijitos Beatriz Elizabeth (4) y a Alberto José (6). La madre y los chicos permanecieron cautivos en la casa en la que habían secuestrado a otra militante uruguaya, Sara Méndez, y después fueron trasladados hacia el país vecino.
Mechoso Méndez fue asesinado. Sus secuestradores colocaron su cuerpo en un tambor y lo rellenaron con cal. Recién en 2012 sus restos lograron ser identificados.