La picana es el título de un tango triste de la nueva argentina. La Picana de Milei y Caputo. Te bajas si no pagas, no me importa lo que has sido, lo que sos y no tenés, aquí chabón, pagás o la quedás. La música neoliberal en el parlante, es estridencia, agrede los oídos con insultos, y cuando no le alcanza, apela a la picana.

Para un admirador de Videla tipo Milei, no podía haber mejor metáfora. Una picana para bajar del micro a una familia que te dice que no tiene los mil pesos del viaje. 

Una picana que es parte de nuestra vida y no solo en las manos del pobre chofer de la guerra de pobres contra pobres. Él también tiene la picana de perder el trabajo si no cobra. Y la empresa tiene la quita de subsidios. La picana viene de arriba, pero se sufre cuanto más abajo estás.

Cuando se pierde la mínima fuerza de solidaridad, cuando no tenés más remedio que empujar fuera del micro a una familia, y ni el pibe te conmueve, sos vos el que está muy mal, el guiño de "mira que te veo, pero esta vez pasa, no lo hagas más, pero esta vez pasa". Que podría ser el estribillo de ese tango triste que se baila solo porque ya no quedan abrazos... ese guiño cómplice esa letra no la sabe el que maneja... sea un micro o sea un país.

El brazo del chofer ya viene con la electricidad de la empresa. "Se te van a querer subir de prepo, bajalos a todos... Y el hombre sale a la batalla sin saber cómo se llama el enemigo. 

Ya no es un amigable conductor de micro, de "buen día, pasen por favor al fondo que hay lugar, muévanse muchachos". No. Ahora el hombre está atento a los que vienen con el cuento del hambre del pibe y se quieren subir sin pagar. Es un guardián del orden, un candidato a buen policía de Bullrich, que, ya se sabe, es partidaria de bajarlos a todos, de una vez.