Cuando la fotógrafa y estilista inglesa Daisy Davidson era chica, ponía especial empeño en decorar su cuarto, de modo tal que cada rincón reflejara “con precisión extrema” lo que verdaderamente le apasionaba en aquellos días; es decir, “las películas de Sofia Coppola, el animé Pokémon y el manga Hamtaro”, conforme rememora esta artista, que entonces elegía con mimo pósters y figurines, además de unos cuantos peluches, en pos de adornar su dormitorio, su guarida, su lugar seguro. Para Daisy, que actualmente reside en Londres, su caso es uno más de muchos, meramente ilustrativo; ella entiende que, en general, “la habitación propia es una suerte de santuario durante los años de agitación adolescente, el lugar donde nos descubrimos a nosotras mismas”. “Es el sitio donde nos expresamos libremente, de la manera más pura posible”, subraya esta brit que, precisamente, dedica su más reciente serie de fotografías a los dormitorios de adolescentes.
Porque, fascinada por esta esfera privada, Davidson retrata los -a menudo- abarrotados confines de cuartos juveniles para inmortalizar su diseño y las historias tácitas que cada espacio narra a través de sus objetos y sus protagonistas. “Mi inspiración fueron ciertas revistas japonesas, como Cutie y Kera, que solían incluir una sección sobre los dormitorios de las lectoras y lectores”, ofrece la mujer, asimismo expresa admiradora del fotógrafo Shoichi Aoki -conocido por fundar en los 90s la aclamada revista Fruits, donde registraba la fresca, innovadora moda callejera nipona-.
Hysteric Rooms -como ha llamado con cierta ironía al citado proyecto, que comparte en redes y a través de un homónimo zine- captura alcobas que, a su entender, “son únicas e irrepetibles, ninguna es igual a la siguiente. Por más que mis modelos pertenezcan a ‘subculturas’, siempre habrá un detalle que desentone y vuelva a sus recámaras personales, distintas”. Añade DD que, “desde un punto de vista meramente superficial, me encantan estas imágenes porque son maximalistas, ricas en información: hay mucho que descubrir en cada toma. Pero más allá de eso, me encantaría que registraran algo más profundo y que, el día de mañana, funcionaran como cápsulas del tiempo sobre un momento específico en la vida de las personas”.