Una carta abierta del empresario conservador estadounidense Steve Forbes advierte al presidente Javier Milei que “si no dolariza inmediatamente la economía, no tendrá éxito”. Además, sugiere no tomar en cuenta al “coro de detractores que grita” que “la Argentina no posee suficientes dólares estadounidenses para cambiarlos por pesos”.
Forbes señala que ya hay dólares para rescatar los billetes de pesos en circulación y que los demás activos en pesos no requieren de dólares, sino tan sólo cambiar su nominación. Al respecto, cita al economista norteamericano Steve Hanke, quien fuera ideólogo de la convertibilidad a comienzos de los noventa y luego un fuerte impulsor de la dolarización en Ecuador y en Argentina. Por último, resalta que los argentinos tienen “miles de millones de dólares escondidos tanto en el extranjero como debajo del colchón”.
El primero en reaccionar a la carta de Forbes fue el ministro de Economía, Luis Caputo. Sin embargo, su respuesta no fue en términos técnicos sobre la viabilidad de una dolarización inmediata, ni siquiera política respecto a los consensos institucionales necesarios para implementarla. Por el contrario, el ministro respondió como groupie emocionado porque un empresario importante como Forbes le escribió a nuestro presidente. “Ya lo dije antes y lo repito, nuestro presidente es hoy una de las 5 personas más influyentes del mundo”, estalló en las redes "Toto" Caputo.
Dolarizar
Yendo a los planteos de Hanke que replica Forbes sobre la cantidad de "verdes" necesaria para dolarizar, es cierto que con algo menos de 7 mil millones de dólares se pueden rescatar los pesos en circulación al tipo de cambio paralelo. El resto de los activos, como ser las cajas de ahorro, plazos fijos, acciones y bonos, sólo deben cambiarse de nominación, sin precisarse para ello, en principio, reservas. El asunto es la reacción de los argentinos y los inversores al otro día de la dolarización.
Si la medida gana la confianza de empresarios locales e internacionales que deciden volcar fondos a la economía nacional, mientras la población local confía en la nueva institución monetaria sin realizar retiros de depósitos, la dolarización podría tener un comienzo exitoso.
Si, por el contrario, la medida no provoca el ingreso de capitales y los argentinos prefieren tener sus ahorros repentinamente dolarizados fuera de los bancos, la salida de depósitos pondría en jaque rápidamente al esquema. Téngase en cuenta que la estabilidad de precios que traería la dolarización incrementaría la demanda de efectivo y reduciría los depósitos a plazo a favor de las cuentas a la vista. Por el contrario, la proliferación de medios virtuales de pago tiende a reducir la necesidad de dólares ya que reduce la cantidad de billetes en circulación.
A mediano plazo, el sostenimiento de la dolarización depende de la evolución de las cuentas externas. La alta carga de deuda, la remisión de utilidades al exterior por la cúpula empresarial extranjerizada y la elevada demanda de importaciones, podrían generar una rápida escasez de dólares si la economía se reactiva, poniendo prontamente en crisis el nuevo esquema monetario. Por otro lado, la expansión del sector de hidrocarburos no convencional puede ser una fuente de divisas que facilite su sostenimiento.
@AndresAsiain