Paisaje - 5 puntos

Argentina, 2024

Dirección: Matías Rojo

Guion: Pablo Longo, basado en su obra teatral homónima.

Duración: 93 minutos

Intérpretes: Juan Luppi, Ailín Salas, Dady Brieva, María Ucedo, Francisco Tonidandel.

Estreno en salas.

Igual que un laberinto con la forma de un árbol, el guion de Paisaje, del mendocino Matías Rojo, va sumando desvíos a partir de los ejes que acumula ya desde el primer acto. Montado inicialmente sobre la plataforma del thriller familiar, la película tiene como protagonistas a Leandro y Eugenia, una pareja joven que transita la etapa final de su primer embarazo. El comienzo los encuentra participando de una reunión familiar en un hotel al pie de la cordillera, con motivo de celebrar el cumpleaños del hermano menor de Leandro.

La tensión entre él y su padre, interpretado por un intimidante Dady Brieva, es el elemento que define esa primera parte. La misma tiene su momento de mayor tirantez durante una charla en la que el joven pide la ayuda paterna, pero recibe una respuesta cargada de ácida reprobación. La capacidad de proyectar hacia afuera de la pantalla la palpable incomodidad de la situación es el gran mérito de este primer segmento.

La decisión de la pareja de abandonar el incómodo cónclave será el primer punto de quiebre. A partir de ahí Paisaje derivará hacia el drama de pareja, en el que la intimidad tendrá lugar dentro del auto, en medio de los monumentales escenarios naturales de Cuyo. Ese contrapunto entre lo micro y lo macro, entre los roces domésticos de Eugenia y Leandro y lo inabarcable del paisaje, enriquece al relato con una nueva capa de tensión. Sin embargo, la decisión de extenderse sobre los momentos triviales de algunas escenas funciona como una pinchadura que le va quitando presión al globo que Rojo intenta inflar.

Un nuevo giro volverá a abrir las posibilidades del relato, no solo en los términos de lo estrictamente narrativo, sino también en las filiaciones de la película misma. Decisiones que provocan que la historia tome los desvíos de géneros como la aventura o la supervivencia. Es inevitable que a esta altura comiencen a surgir preguntas respecto de cuál será el destino que Paisaje busca para sí misma, para dónde quiere ir la película. Interrogantes tan válidos por parte del espectador como las derivas narrativas lo son para el cineasta.

Sin embargo, otra vuelta de tuerca aún más caprichosa empuja a la película hacia el territorio del terror. Una decisión riesgosa que, si bien el tono general permitía imaginar, no tiene ningún punto de anclaje con nada de lo que se contó hasta ahora, ni con lo que vendrá después. Es cierto que la literatura o el cine no están obligados a explicar todo, pero sí tienen el deber ético de dejar algún camino abierto para que el lector / espectador pueda jugar a buscar la pieza que le falta al rompecabezas. Eso no ocurre en Paisaje, que acaba convirtiéndose en un laberinto sin salida tanto para sus protagonistas como para el público.