“Su título, Todo y Nada, no responde a la idea de la media naranja, sino a personas individuales que se encuentran y desencuentran y es en este movimiento que se van buscando” dice, Nicolás Pousthomis. Hace algunos años atrás, decidieron revisar su archivo fotográfico, y volver a rememorar su historia de amor, que como dice su autora, tuvo un inicio muy común: “En un bar se encontraron dos adolescentes, con la coincidencia que yo quería irme de Mercedes a estudiar a la ciudad de La Plata, y Nicolás, que estaba en Mercedes y vivía en Francia, quería volver a su lugar de origen, Argentina. Nosotros, somos hijos/as de la dictadura militar y nacimos en los setenta”. Lo recalcan porque es desde ese origen que se emprende un compromiso que va más allá de la mera vinculación de pareja, una palabra entera para quienes como ellos, hacen de su vida personal un acto político.
Estos dos jóvenes y ahora adultos, que con su cámara se fotografían en intimidad, también lo hicieron en cada conflicto y reclamo social en Argentina. En este fotolibro, sin embargo, solo se trata de ellos dos, de su intimidad y de esa construcción de pareja, que tiene el propio lenguaje del movimiento de la vida, sus laberintos y sus suspensiones, que en esta relación se trató de acercamiento.
Nicolás señala que este fotolibro tiene un exterior (sus tapas son rojas con letras doradas) bastante clásico y tradicional, al estilo de un álbum de casamiento, sin embargo, en su interior esto se rompe, se deconstruye, como una pareja, dice. Cuando hace mención de esa ruptura, explica su formato visual, “además de las fotografías sobre nuestras vidas, a éste se lo puede visualizar cómo cada une de nosotres cuenta su historia sobre el otre”. El título Todo, responde al relato de Gisela sobre Nicolás y, Nada, en cambio habla de Gisela con la mirada de Nicolás y se suman sus textos.
Ambos, al momento de proyectar este Fotolibro, se hicieron preguntas sobre cómo salir del relato romántico del amor “Hay tanto que se dijo y se hizo sobre el amor romántico, que nos preguntamos cómo podríamos generar, sobre este tema un relato deconstruido” dice Nicolás, y la respuesta que encontraron fue abordar también sus conflictos. Como buenos perpetuadores de su historia, la cámara fotográfica siempre estuvo presente en su relación, entonces en Todo y Nada vemos imágenes de uno de los abortos de Gisela, momentos y textos sobre las infidelidades, y también lo que esto produjo en Nicolás : “Sé que Gise estuvo enamorada de otros y hay historias que me dolerían conocer, pero nuestro mayor desafío como pareja no tuvo que ver con la mentira”, entonces aparece una foto de ellos dos juntos, espalda con espalda frente a un río, sobre una plaza invernal , y a la siguiente página un beso en blanco y negro, desenfocado y enfocando una novia de torta sobre una mesa.
En éstos dos capítulos, Nicolás reflexiona y dice que él se encuentra en la palabra Nada “Como una apertura infinita que invita a la expansión, sin embargo al todo lo siento como una estructura más cerrada”. Gisela, en cambio, la palabra Todo lo resuena con la entrega total “Muchas veces una da amor a cambio de nada y darlo todo es un acto de valentía. El acto de amar es también una forma de lucha, porque son emociones que se juegan en cada instante de la vida, no es algo dado por sí solo” dice Gisela Volá.
Aquí sus fotografías son de una cotidianidad como la vida misma, la realidad que vemos en nuestra intimidad cuando nos acercamos a ese otro que amamos, o que nos despierta fantasías o decepciones, ese movimiento emocional que muchas veces es parte de nuestra locura cotidiana que la tramitamos en cada instante, con respuestas o sin respuestas. El laberinto de la intimidad, que se ven en estas fotografías, en soledad o conjuntamente van hacia el encuentro. Es verdad que muchas de ellas son retratos individuales, pero también hay detalles de un paisaje en común. Sus hijos, Zoe y Eloy, ya adolescentes, también forman parte de esta intimidad. Gisela, dice que “Hablar de nuestros códigos, de lo que sucede en el interior de cada pareja pueden ser espejo de otras relaciones, que no solo tiene que ver con la pasión, el amor, sino también, con atravesar diferentes dificultades que usualmente son las que el mercado no muestra y es por esta razón que quisimos llevar a cabo este fotolibro”.
Las fotografías de Gisela y Nicolás, son el resultado de un proceso de crecimiento -tanto como fotógrafo y cómo pareja- y de confianza entre ellos para con su propio mundo. Hay fotografías en formato analógico y digital, también, paisajes de los lugares propios, retratos actuales, pasados, camas desarmadas, el antes y después de escenas sexuales. Sus fotografías son de un nivel de intimidad, que invitan a ser parte de un ‘nosotros’, porque como ya lo ha dicho la feminista Carol Hanisch “Lo personal es político”. Las ocasiones del amor, también, muchas veces son políticas y este es el resultado de Todo y Nada, en realidad, del recorrido de vida compartido de una pareja de adolescentes, de la provincia de Buenos Aires, que supo resignificar su amor con cada exigencia de cambio y crecimiento que la vida misma les presentó. Las fotografías de sus vidas, aún las pueden mirar con asombro y reflexión y luego de veinte años de compartir, lo celebran publicándose.