Eduardo de la Serna, miembro del Grupo Curas en Opción por los Pobres y director pastoral de la parroquia San Juan Bautista del decanato Quilmes Oeste II de la diócesis de Quilmes, cuestionó duramente la política económica y social del Gobierno de Javier Milei

"Dar tiempo es una tontería porque, si uno está en el rumbo equivocado, cuanto más tiempo le demos más lejos se va a ir del centro. Hay que cambiar ya de actitud y poner a los pobres en el centro", reclamó de la Serna en AM750

Las declaraciones del sacerdote se dan luego de que el Grupo de Curas en la Opción por los Pobres enviara una carta al Ejecutivo con un panorama de la situación social, y en donde responsabilizaron a la política económica del Gobierno por la situación en los barrios populares. 

"Tratamos de hacer un relevamiento de todo este sadismo que caracteriza a esta caterva de perversos y nos preguntamos, además, ¿dónde están los pobres en todo esto?", explicó de la Serna, quien le recordó al Presidente que este miércoles comienza la Cuaresma para los católicos, "un tiempo de conversión". 

En esa línea, advirtió por el crecimiento de una "violencia silenciosa" en los barrios y el aumento de robos de bocas de tormenta en las veredas, picaportes, cables y motores. "El pobre no es ladrón, no es violento. Pero si tiene que dar de comer a su hijo, si su viejo es un jubilado, a lo mejor, afanarse un cable no parece tan malo", reflexionó.  

Además, habló sobre el encuentro del Papa Francisco y Milei en el Vaticano. Según la comunicación oficial del Ejecutivo, el Sumo Pontífice habría dado el visto bueno a la política económica del Presidente. Sin embargo, de la Serna puso en duda la buena predisposición de Francisco, al tiempo que cuestionó la reunión. 

"El Vaticano no ha dicho nada. Si no lo desmienten, aunque sea vedadamente, a lo mejor el Papa está de acuerdo con este modelo criminal. Yo no lo sé. A mí me resultó grotesco que lo trate como a un niño (a Milei)", manfiestó. 

Y concluyó: "Lo tuteó, algo que no se hace con el Presidente de una República, y después le preguntó si se cortó el pelo. Es casi como bardearlo. Pero fuera de eso, se juntaron durante una hora, a mí no me causa gracia. Pero yo reconozco: la diplomacia no es lo mio".