Dos presos se fugaron de la Penitenciaría Federal de Mossoró, en el estado brasileño de Rio Grande do Norte, en la primera vez que reclusos consiguieron escapar de una de las cinco cárceles de máxima seguridad del país.
La fuga se conoció el jueves por la mañana y la Policía Federal, el Ministerio de Justicia y Seguridad Pública y las autoridades de Río Grande do Norte trabajaban para localizar a los reclusos, según la agencia estatal de noticias Brasil.
De acuerdo con datos preliminares, los fugitivos son Rogério da Silva Mendonça y Deibson Cabral Nascimento, vinculados al Comando Vermelho, el mayor grupo criminal de Brasil.
La Secretaría Nacional de Políticas Penales, del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, responsable de la coordinación del sistema penitenciario federal, señaló que "nunca hubo fuga, rebelión o entrada de materiales ilícitos" en las unidades penitenciarias federales.
En Brasil funcionan cinco penitenciarías federales clasificadas como prisiones de máxima seguridad. Cada unidad cuenta con un avanzado sistema de vigilancia con grabación de sonido ambiente y monitorización de vídeo que se replica en tiempo real en la sede de la Senappen en Brasilia
Operativo de búsqueda
Tras conocerse la fuga, el Gobierno brasileño decidió endurecer las condiciones de reclusión en las prisiones de máxima seguridad. El secretario de Políticas Penales del Ministerio de Justicia, André García, explicó que se suspendieron las visitas en los penales federales y que los presos permanezcan en sus celdas durante los próximos cinco días.
García dijo que no podía "detallar" las acciones que la Policía realizaba para capturar a los prófugos, pero aseguró que se estaban empleando "todos los medios disponibles" y que incluso se ha dado aviso a Interpol, frente a la posibilidad de que los dos huidos pretendan salir del país.
El ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, precisó luego que en la búsqueda de los fugitivos participan 300 agentes de diversos cuerpos policiales, apoyados por tres helicópteros.
También dijo que se abrió una investigación a fin de establecer si hubo algún grado de complicidad interna para la fuga.
En Brasil, según datos oficiales, a fines de 2023 había 832.300 personas encarceladas, en un sistema penitenciario que sólo tiene capacidad para 600.000 detenidos, de los cuales unos 1.500 están recluidos en los penales federales.