Exhibida en su momento en la plataforma HBO Max bajo el título Dead Mountain, la serie rusa lleva como nombre original Pereval Dyatlova, que algunos tradujeron en forma casi literal –El Paso Dyatlov– y otros apelaron a un tono más misterioso y la bautizaron El Incidente del Paso Dyatlov. Hoy sólo la ofrece la señal Disney Plus, aunque por supuesto se puede ver también en plataformas online no oficiales.

No hay que olvidar el contexto en que se dieron los hechos. Tras la muerte de Josef Stalin en 1953, en la URSS se había iniciado una dura puja por el poder. Si bien la nomenklatura tenía en común diversas cuestiones, como la continuidad del sistema de partido único, la divergencia estaba dada por los métodos y los medios a la hora de ejercer el poder. Quienes querían mantener una represión implacable a cualquier oposición al Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) se enfrentaban a aquellos que sugerían suavizar el sistema.

Finalmente, Nikita Kruschev se convirtió en el nuevo líder del Kremlin, y optó por suavizar el autoritarismo de su predecesor, en especial respecto del culto a la personalidad, aunque durante su mandato persistió el poder de la policía secreta (el Comité para la Seguridad del Estado o KGB).

Lo cierto es que en 1959 la Unión Soviética aún tenía las cicatrices de la Segunda Guerra a flor de piel, y la burocracia de Moscú seguía ejerciendo un fuerte control de todo lo que se publicaba, especialmente aquellos sucesos con alto impacto social.

La muerte de un grupo de jóvenes senderistas en los helados confines de una zona de los Urales fue un hecho real que conmocionó a la sociedad soviética de aquellos años, especialmente en las grandes urbes como Leningrado y Moscú, donde los diarios, la radio y –en menor medida– la incipiente televisión, ejercían un fortísimo impacto.

En enero de aquel año, un grupo de ocho hombres y dos mujeres –casi todos estudiantes o graduados del Instituto Politécnico de los Urales– se organizaron para realizar una expedición y escalar como senderistas la montaña Gorá Otorten, de unos 1.200 metros sobre el nivel del mar, situada en la cadena de los Urales.

En pleno invierno, se trataba de una excursión complicada, pero todos tenían sobrada experiencia y eran excelentes esquiadores, de modo que nada hacía prever mayores inconvenientes en la travesía.

El joven pero experto senderista Igor Dyatlov fue designado guía de la expedición, pero las autoridades regionales soviéticas le impusieron, a último momento, la compañía de un veterano de la II Guerra, Aleksandr Semión Zolotariov, algo que cayó muy mal a Dyatlov, aunque debió aceptarlo.

El relato, a continuación, muestra algunas experiencias traumáticas de Zolotariov con un grupo de alemanes capturados durante los pasajes finales de la guerra que más tarde cobrarán relevancia.

La expedición se desarrollaba en forma rutinaria hasta el 27 de enero, cuando uno de los expedicionarios, Yuri Yudin –alegando fuertes dolores en sus piernas–, dejó de seguir al grupo y se quedó en un refugio. El muchacho aseguró que todo estaba en orden, al menos hasta el 31 de enero, fecha en que se perdió todo contacto con el contingente.

Luego de que los familiares de los jóvenes comenzaran a pedir a las autoridades que envíen equipos de rescate, el Ejército asumió el control de la búsqueda. Semanas más tarde, el hallazgo de los primeros cuerpos fue el inicio de una cadena de acontecimientos que obligó a convocar al mayor de la KGB, Oleg Kostin, veterano de la II Guerra, para que viaje al sitio de los hechos e investigue lo ocurrido.

Lo que encuentra el investigador es una compleja trama que incluye corrupción gubernamental, misterios ancestrales e incomprensibles escenarios, donde los rastros que dejaron las víctimas, lejos de aclarar algo, confunden todo.

A partir del guion escrito por Ilya Kulikov, los ocho capítulos de la serie se dividen en aquellos que narran la expedición –esos episodios se realizaron en blanco y negro– y los que muestran el devenir de la investigación del incisivo y detallista Oleg, que se las tiene que ver con teorías que van desde los nazis a los aliens, de la locura colectiva a monstruos, todo ello salpicado por los mitos nativos.

Gleb Filatov, Aleksey Strelov, David Khayznikov son responsables de la fotografía, digna del mejor séptimo arte ruso, en tanto que la dirección se la reparten Valeri Fedorovich, Stepan Gordeev, Pavel Kostomarov y Evgeniy Nikishov. Las actuaciones son convincentes, aunque destacan claramente la de Pyotr Fyodorov como Oleg Kostin, el investigador de la KGB; Ivan Mulin como Igor Dyatlov, el joven guía que terminó dando su nombre, como homenaje, al lugar donde se desencadenaron los sucesos, y la interpretación de Mariya Lugovaya como Ekaterina Shumanova, una médica forense que ayudó en forma decisiva en la investigación oficial.

Aunque la serie data de finales de 2020, no figura entre las que tuvieron mayor repercusión. Ya sea por su origen ruso, o la proximidad del fin de la pandemia, que provocó un estallido de estrenos en todas las plataformas, lo cierto es que El Paso Dyatlov se diluyó y fue en cierto modo inadvertida entre tanta oferta. En resumen, es de esas series que no hay que dejar de ver. Como difícilmente sea relanzada, El Ojo Serial la rescata de cualquier posible olvido.