Virginia Carolina Seguer y su madre, Alicia Fernández, fueron condenadas ayer a la pena de prisión perpetua por el crimen del empresario Diego Sarjanovic, perpetrado en septiembre de 2015. El fallo fue unánime y el Tribunal mantuvo la calificación legal solicitada por Fiscalía y querellante: homicidio doblemente calificado por ensañamiento y codicia. "Estaban acorraladas por las deudas", estimaron los jueces sobre el móvil del crimen contra quien les prestó dinero. La acusación apuntó que Seguer, de 40 años, le asestó 64 puñaladas a la víctima tras un golpe en la cabeza; mientras que su madre, de 60 años, fue sindicada por haber estado con la víctima entre 4 y 12 horas que tuvo de agonía, sin pedir ayuda y para "asegurar el resultado". En la sala, la viuda de Sarjanovic estaba celosamente custodiada por un grupo de empresarios amigos y familiares. Todos aplaudieron cuando escucharon el veredicto, mientras el tribunal pedía silencio.
Patricia Bilotta, Delia Paleari y Gustavo Pérez de Urrechu fueron los jueces durante el mes que duró el juicio oral y público y ayer dieron a conocer su sentencia. Para el fiscal Miguel Moreno, el motivo del crimen fue siempre claro: la deuda (de entre 500 mil y dos millones de pesos) que la víctima no podía cobrarle a Seguer, a quien conocía por haber sido empleada de la empresa y con quien mantenía una relación extramatrimonial. El dinero prestado para un emprendimiento textil de la mujer y su madre, tampoco era de Sarjanovic, encargado de la gerencia de finanzas de MC Catering, la firma gastronómica de la familia Cura.
La mañana del 4 de setiembre de 2015 quedaron en encontrarse en un departamento de Moreno 511, del que ambos tenían llave. Allí quedó el cuerpo del hombre, hasta que fue encontrado el lunes 7 de setiembre. "Aunque las actuaciones fueron de distinta entidad, ambas tenían la misma responsabilidad", señaló el fiscal. En su acusación, planteó que Seguer apuñaló al empresario, y los forenses consideraron que primero lo inmovilizó con un golpe en la cabeza. Es que la víctima pesaba más de 100 kilos y medía 1.87 metro; mientras que Virginia tiene una contextura mucho menor (47 kilos). En tanto, la acusación contra la madre tuvo que ver con su contribución a la muerte del empresario, ya que se estima que éste agonizó unas 12 horas, bajo custodia de la mujer.
La defensa de las acusadas apuntó a que se trató de un hecho en "defensa propia", luego de que Seguer fuera agredida por Sarjanovich durante una discusión por el tema de la plata.
Préstamo
Los movimientos de dinero de Sarjanovic fueron cuestionados en varias oportunidades durante el juicio. Cuando se le preguntó a la viuda cuánto ganaba su marido, ella dijo, primero, que no sabía; luego habló de "unos 20 mil pesos". El abogado indagó acerca de si con esos ingresos podían sostener tres vehículos, colegio privado para sus hijos, la cuota en el Jockey Club y una casa con pileta. Y además, prestar dinero. Ella se limitó a decir que también aportaba.
Los testigos más cercanos a la víctima negaron que él haya tenido una deuda con Mc Catering. "Me dijo que los números no le estaban dando", dijo su asistente. Al parecer, Diego les decía que Virginia le debía entre "100 y 200 mil dólares", pero nadie supo decir una cifra precisa. "¿Tenía montada una mesa de dinero?", preguntó la defensa.
Fundamentos
"El propósito homicida estaba presente en Seguer. Basta rememorar al testigo que hizo mención a que 'le preguntó si podía recomendarle un matón'", expresa el fallo. Incluso, hubo testimonios acerca de que la mujer colectaba dinero por una nena enferma que moriría si no la operaban en el exterior. "Esa idea que si no conseguía el dinero el 4 de setiembre alguien iba a morir, y finalmente el que murió fue Diego Sarjanovic", dice la resolución.
El tribunal señaló que quedó "acreditado con certeza que Sarjanovic estaba moribundo y agonizaba. Alicia Fernández estuvo en el departamento mientras Seguer distraía a sus familiares y amigos (de la víctima), alertados con su desaparición". Los jueces estiman que "el accionar de Fernández se cierne en la coautoría". Y aseguraron: "Bastaba un llamado de auxilio para interrumpir el delito (la muerte); sin embargo, no lo hizo: desplegó un obrar tendiente a asegurar que Sarjanovic continuara con su agonía hasta la muerte".
Para los magistrados quedó claro que el emprendimiento de confección de vestidos de las dos mujeres "se sostenía gracias a sucesivas inyecciones de dinero", provenientes de una ex pareja de Seguer, de otras dos personas que le prestaron sumas importantes; y de Sarjanovic, quien hacía meses les reclamaba la devolución de más dinero.
Para los magistrados, la teoría del caso de la Fiscalía cerró: "Ya nadie les prestaba dinero (y las mujeres), no podían abonar los sueldos de las empleadas, les requerían el cobro de impuestos, alquiler, seguro, cable y expensas atrasadas del departamento de calle Moreno. Estaban acorraladas por las deudas".