El nombre de Nicolás Kasanzew parecía olvidado, pese a ser uno de los símbolos de la televisión argentina de la dictadura, al punto de ser designado por la propia Junta Militar como corresponsal de guerra durante el conflicto por la soberanía de las Islas del Atlántico Sur. Ser la "cara visible de Malvinas" - según dijo que le impuso Carlos Gorostiza tras la recuperación de la democracia- implicó su salida del aire en ATC tras la vuelta a la democracia.
En los noventa, en tanto, fue a parar al destino emblemático del menemismo: Miami. Allí no sólo trabajó en distintos medios de comunicación (en su CV se distinguen Telemundo, Univisión, CNN y NBC), sino que también reclamó con insistencia para que la Corte Suprema le designe unos adicionales a su pensión de guerra tras su labor como reportero.
Hasta ahora, ésas eran las pocas y breves noticias de Kasanzew, que otra vez volvió a ser beneficiado por las bondades del Estado, al ser designado por la vicepresidenta Victoria Villarruel como titular de la Dirección de Gesta de Malvinas en el Senado. El rechazo por su nombramiento fue tal que los senadores de Unión por la Patria emitieron este lunes un feroz comunicado para criticar la decisión de la compañera de fórmula de Javier Milei.
Una de las caras del relato militar
"Hoy el país nos pide todo/ demos todo con valor / no tememos a la lucha/ argentinos a vencer/.../ Sabemos por qué luchar y ganar / jamás nos han vencido, jamás nos vencerán...". Esas eran las palabras de Kasanzew que llegaba desde Malvinas, cuando a la sociedad argentina se le intentaba convencer de que se estaba ganando la guerra. Un desfase entre realidad y relato que, al día de hoy, los excombatientes no pueden olvidar. "Fue la cara visible del relato de los militares sobre la guerra", puntualizó Ernesto Alonso, secretario de Derechos Humanos del Centro de Excombatientes (CECIM) de La Plata a la AM750, al recordar que Kasanzew, lejos de ser un corresponsal heroico, "evitó recorrer las primeras líneas donde se encontraba la mayoría de los soldados".
"Kasanzew relató una película al estilo de Rambo contando algo que finalmente sorprendió a toda la sociedad argentina: la rendición. Las Fuerzas Armadas no estaban preparadas para la defensa de la soberanía nacional", puntualizó Alonso tras conocerse la noticia de la designación. Otras acusaciones de los veteranos son aún más crudas: comentan que el periodista le vendía a los soldados algunos productos que él podía compar por fuera del campo de batalla.
El reclamo de algunas organizaciones de excombatientes llegó hasta el Senado. Es que el bloque de senadores y senadoras de Unión por la Patria publicó un documento en el que explicitan la preocupación por la última designación de Villarruel: lo acusan de haber sido "el constructor del relato triunfalista del gobierno de facto".
Kasanzew siempre rechazó esas críticas, al insistir que era "un simple periodista" y que el "90% de las grabaciones que hizo en Malvinas" -fue el único cronista autorizado por la Junta Militar- fueron "censuradas por la Junta Militar".
Ya sea para quienes no nacieron en esas fechas o algunos desmemoriados, el documental de Lucas Gallo -"1982"- retrata con claridad el trabajo de ATC durante el conflicto bélico. Indudablemente Kasanzew es protagonista del mismo, al aparecer en pantalla tras recibir el pase que llegaba, desde los estudios centrales, de la otra “cara visible “de Malvinas: José Gómez Fuentes, el conductor que se despedía, siempre, con el mismo latiguillo: "Estamos ganando", hasta que anunció la rendición.
La película sigue colgada en Cine.Ar, a la espera de si se efectúa la privatización de la plataforma audiovisual nacional.
Pensión de guerra
Tras la vuelta a la democracia, Kasanzew pasó gran parte del tiempo en Miami. Allí, en un español neutro, participó de varios noticieros mientras que seguía las noticias de su patria. Es probable (pero no comprobable) que le haya puesto un ojo especial a aquellas noticias que hacían eje en el reclamo legal que hizo en la Justicia. Es que el periodista nacido en Rusia -e hijo de un combatiente de la Segunda Guerra Mundial- recriminó que a su pensión de guerra le debían agregar unos adicionales que estaban estipulados únicamente para los militares que participaron del conflicto.
Y si bien por aquellos años trascendió más la disputa entre Kasanzew y el Gobierno de la Ciudad (que pretendía quitarle la pensión), el fallo de la Corte Suprema en 2006 a favor de Kasanzew fue clave: al cambiar la jurisprudencia se pudieron, con un ingreso extra, los (verdaderos) veteranos de Malvinas.
El enlace con Villarruel
Quienes conocen el paño no parecen sorprendidos con la designación de la vicepresidente. Por ejemplo, Kasanzew fue uno de los invitados estrellas de Victoria Villarruel a la breve asunción de Javier Milei en la asamblea legislativa. El ahora funcionario público miró el acto desde uno de los palcos del Parlamento.
Años atrás, el excronista también era uno de los que promocionaba la incipiente carrera de la ahora vicepresidenta, cuando la sobrina del represor Ernesto Guillermo Villarruel se presentó junto a Milei en Plaza Holanda para el inicio de la campaña legislativa de 2021.
Pero el vínculo empieza hace bastante tiempo, siempre aferrado a la tarea de militar la "verdad completa" (sic) de la última dictadura cívico-militar. Con esa premisa, Kasanzew no duda, por ejemplo, en defender el accionar de Enrique Stel, quien está siendo juzgado por su actuación en el Batallón de Comunicaciones 181 con asiento en Bahía Blanca, en cuanto micrófono aparezca.
"Pongo las manos en el fuego por él", decía el simple periodista -tal como él se define- en una nota para el diario La Nación en 2018, sobre uno de los señalados de participar de secuestros en la ciudad bonaerense durante el terrorismo de Estado.
Un detalle: Stel es también excombatiente de Malvinas. Fue parte de la Compañía de Comandos 602, que armó Aldo Rico y tuvo como número dos a Eduardo Marcelo Villarruel, padre de la compañera de fórmula de Milei.
(Des)Malvinización
Una vez que se conoció la designación, Kasanzew participó de un raid mediático en el que explicó que su principal función será "malvinizar" la sociedad argentina. Su extraño diagnóstico es que, tras las guerra, hubo un proceso de desmalvinización producto, en gran medida, de la decisión de Raúl Alfonsín ("tenía una disputa personal con Galtieri, desde los tiempos del liceo") y Cristina Kirchner, a quien la acusó de promocionar a veteranos de guerra que, para él, no representan el "espíritu patriótico".
Evalentonado, Kasanzew incluso ya lanzó lo que será su primera gestión: organizar un desfile militar en la Ciudad de Buenos Aires para el 2 de abril.
Y mientras decide agrandar la flota de la Dirección de la Cámara Alta, Kasanzew se sienta en su despacho para salir de la encerrona de pertenecer a un gobierno que ni repudió la llegada del canciller británico a las Malvinas o que cuenta con una ministra de Relaciones Exteriores quien declaró que en las Malvinas debe primar la autodeterminación de los isleños. Todo eso sin contar que el Presidente de la Nación se declara fanático de Margaret Thatcher.
Para Kasanzew, la manera de salir de ese laberinto es decir que "no comparte" algunas de esas declaraciones. Y aclara que él solo responde a Victoria Villarruel. Su única jefa.