El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, reflexionó en su clásico editorial acerca del paro de trenes de este miércoles y cómo "los mismos de siempre" siguen estando en el poder, mientras "la frustración, la miseria y el engaño" es el día a día de los trabajadores y trabajadoras argentinos.
El editorial completo de Víctor Hugo Morales
Estamos con paro de trenes. Estamos con la mortificación al laburante, el que para y el que no puede viajar.
El régimen de esclavitud que imponen las corporaciones a través de Milei es la imagen de una mañana de quejas y confusiones, y desinformación.
Milei le compra a Clarín 10 mil millones de pesos en libros. Yo, Matías y otros libritos y calma a la fiera. El título más grande es que echaron gente de La Cámpora del PAMI.
10 mil millones para el bolsillo de Magnetto y 134 mil pesos para un jubilado y cientos de miles parados en el andén de las vías muertas.
Milei hace un gobierno farsesco y la farsa la conducen los mismos de siempre. Y como en toda obra de payasos, hay uno que recibe las cachetadas y las patadas por detrás: somos nosotros.
El lunes, ATE en todo el país, docentes de la CGT, mañana los de sanidad también en toda la Argentina, y prontamente un paro más grande, seguramente, de todos. Pero la pregunta es si les importa, y la respuesta es que no.
Agudizan los efectos de una crisis brutal y roban como nunca, y ponen en las tapas que los que roban son otros. Distraen, confunden. Manual de Chomsky. Les hemos hablado muchas veces de la teoría de la distracción al mango.
Las calles atestadas de gente preguntando qué bondi hay que tomar para seguir. Los que durmieron en la casa de los primos en la Capital para poder venir al trabajo.
Es la vida descompuesta. Y la mansedumbre del hombre manso, empujando para ver si sube, viajando de a pie, agarrado como se pueda, sin el espectáculo de la ventanilla del tren, aguantando la vida como Sísifo, cargando la piedra una y otra vez.
¿Por qué otra vez? Y bueno, es el destino. Hombres y mujeres titanes de una realidad que, sin embargo, apabulla y duele en el alma. Por la frustración, la miseria y el engaño.
Nosotros levantamos el telón del programa, pero advertimos: la obra y los personajes son los mismos de ayer. Eso sí, como miles y miles le ponemos la mejor onda. Qué se va a hacer.