Somos orgullosamente transfeministas, esa es nuestra fuerza, siempre lo fue, por eso no nos cabe ninguna duda de que si la Ley por el aborto legal, seguro y gratuito la conquistamos en la calle, en la calle la defendemos: es ahí donde nosotras y nosotres demostramos nuestra fuerza. El Gobierno Nacional vuelve a cambiar el enfoque: parece que no es suficiente querer avanzar con los derechos laborales de las y los trabajadores, también pretende quitarnos un derecho que se ganó en las calles y en el Congreso.
Todo esto va en contra de las demandas que lleva el movimiento feminista sindical, en el que el aborto es un tema establecido e incluso se negocian en distintos convenios colectivos de trabajo las licencias para que los cuerpos gestantes gocen de tiempo luego de gestar. La libertad que promueve el Gobierno no incluye la autonomía de nuestros cuerpos. La tríada «propiedad, familia y vida» nada tiene de moderno, sino que suena a lo más rancio de épocas pasadas, con el ingrediente de pobreza extrema de los tiempos actuales.
Este tipo de políticas, como el desfinanciamiento en la atención a los casos de violencia de género, afecta principalmente a las compañeras de los barrios y sectores más empobrecidos del país, que ya abarca a más del 57% de la población. Cambian el enfoque de la discusión porque no quieren que se hable de la realidad concreta que viven las familias y toda la clase trabajadora, que ni siquiera tiene un lugar donde vivir. Además, mienten con los datos. En Argentina no se matan niñxs con la IVE, se salva la vida de cientos de personas gestantes que, por infinidad de motivos, deciden no continuar con un embarazo. Este Gobierno no quiere hablar de esas vidas. La IVE no mata, la IVE salva vidas.
El Gobierno quiere avanzar en un discurso de sumisión de las mujeres y personas con útero. Dice que defiende la libertad, pero es solo la libertad de empresa y de disciplinamiento de los cuerpos de las mayorías empobrecidas, en un contexto de deterioro total de la calidad de vida de la población. Nosotras abortamos toda la vida y vamos a seguir abortando. La diferencia está, y es triste tener que repetirlo, en que se realice en condiciones seguras y sin costos en todas las capas sociales. El aborto clandestino es lo que mata. El deterioro de derechos es lo que mata. El recorte en salud, educación, vivienda, beneficios sociales es lo que nos empobrece y nos mata.
Este Gobierno quiere obligarnos a morir en prácticas clandestinas de aborto diciendo que defiende la vida, mientras les deja a nuestrxs hijxs un futuro sin acceso a derechos. Se preocupa por la vida, instalando la baja de la edad de imputabilidad para meternos a todas, todos y todes en cárceles, y ser los chivos expiatorios que necesitan para que el enfoque del debate esté en otro lado.
Sabemos, mejor que nadie, que tenemos un DNU vigente que arrasa con nuestras vidas cotidianas, que hace que nuestras compañeras en los barrios, donde campea la muerte (el hambre está más presente que nunca), no puedan alimentar a sus familias. A las compañeras del Estado, por ejemplo, que tienen 3 ó 4 trabajos precarizadas, no les alcanza ni siquiera para llegar a la semana. Por eso la necesidad de seguir expresando que el Decreto vigente debe ser derogado, porque lo único urgente y necesario es terminar con el hambre. Hoy nosotras y nosotres estamos por debajo de la línea de indigencia y tenemos muy claro que los enemigos se llaman Milei, Petovello y Bullrich.
No necesitamos que decreten el paro porque nosotras y nosotres vamos a construirlo, porque el paro no se decreta, se construye. El paro no se anuncia, se hace en las asambleas, en las ollas, en los barrios, en el sindicato: nosotras no esperamos, nosotras actuamos. Este es un nuevo tiempo y lo sabemos todas y todes, porque hoy la calle no es igual y construir un 8 de Marzo masivo es lo que necesitamos, un 8 de Marzo que reivindique al transfeminismo, a nuestras luchas y a su agenda, un 8 de Marzo que deje en claro que el hambre es un crimen en la Argentina, porque es una decisión política y disciplinadora para nuestras compañeras y compañeres.
Desguazar el Estado y vender la Argentina es disciplinador. Como también lo es que a una compañera le digan que si para le descuentan el día, por eso necesitamos construir el paro, hablar con las compañeras para derrotar el miedo, que es lo que impone el fascismo: nosotras le respondemos a eso con lucha y organización. Más que nunca, necesitamos la unidad estratégica del movimiento feminista y transfeminista. Hoy más que nunca debemos salir millones: fuimos marea, seremos tsunami este 8M. Y lo seremos unidas, realmente unidas porque el enemigo no está acá, ni en las centrales: el enemigo es la derecha fascista que gobierna este país. Por eso compañeras, a seguir construyendo este 8 de Marzo en la más amplia unidad, el feminismo popular que necesitamos para vivir en un país para todas, todes y todos.
*Secretaria de Géneros y Diversidades de la CTA Autónoma