REALITY 7 puntos

Estados Unidos, 2023

Dirección: Tina Satter.

Guion: Tina Satter y James Paul Dallas.

Duración: 83 minutos.

Intérpretes: Sydney Sweeney, Josh Hamilton, Marchánt Davis, Benny Elledge, John Way.

Disponible en MUBI.

No podría haber papeles más diferentes, opuestos incluso, que el que Sydney Sweeney encarna en la comedia romántica Con todos menos contigo, todavía en cartel, y en la ópera prima como realizadora de la dramaturga estadounidense Tina Satter, demostración de la versatilidad de la actriz de veintiséis años. 

Lejos de los mohines, arrumacos y pasos de slapstick del film de Will Gluck, en Reality Sweeney encarna una versión ficcional de Reality Winner (el nombre parece de fantasía, pero es ciento por ciento real), una ex veterana de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos detenida en 2017 bajo la acusación de filtrar a la prensa material clasificado, mientras desarrollaba su trabajo como traductora oficial de textos militarmente sensibles. Su condena ejemplar, de más de cinco años de prisión, la más larga en la historia de ese país por una filtración al periodismo, fue tema de acalorada discusión en los medios durante varios meses, con algunos férreos defensores de su accionar y un pelotón de denunciantes públicos.

La historia de esa detención fue la base de una obra de teatro escrita y dirigida por la propia Satter, Is This a Room, una adaptación dramática del interrogatorio a Winner por parte del FBI que recrea palabra por palabra la conversación entre los agentes y la acusada, transcripta en los documentos oficiales a partir de la grabación de audio original. 

Reality no es otra cosa que una traslación de esa pieza al cine, aunque la novel cineasta evita en gran medida las trampas del teatro filmado, más allá de contar con una única locación y apenas un puñado de intérpretes. La trama es tan simple como efectiva: luego de hacer las compras, Reality llega un día a su casa de alquiler en Georgia y es interceptada en el umbral por dos agentes del FBI. La orden judicial para registrar el inmueble está por llegar y los hombres insisten en que el interrogatorio puede ser llevado a cabo en sus oficinas o, si la sospechosa lo prefiere, dentro del hogar. Los primeros veinte minutos de Reality, antes del interrogatorio propiamente dicho, funcionan a la perfección como mecanismo de suspenso. ¿Es la protagonista, que en un primer momento niega por completo la acusación, inocente o acaso oculta información?

Si cada línea de diálogo está tomada de la transcripción real, toda vez que alguna línea está “redactada” –léase, censurada por contener información confidencial– Satter utiliza recursos audiovisuales anti naturalistas para reforzar el concepto. En el cuarto de atrás de la casa, absolutamente desnudo de muebles y algo sucio, el drama se desarrolla con preguntas, repreguntas y respuestas, uno de los agentes haciendo las veces de policía bueno y el otro, por el contrario, de malvado, con descansos verbales diseñados para resquebrajar la templanza de la protagonista. 

Reality puede ser vista como una película de juicio minimalista, aunque el verdadero juicio llegaría después. Que la filtración de Reality al sitio web The Intercept estuviera relacionada con la manipulación rusa de las elecciones presidenciales de 2016, las que llevaron al poder a Donald Trump, no hace más que aportar un elemento de ética ciudadana que parece reñido con las estrictas normas de funcionamiento de la seguridad nacional. Lejos del docudrama al uso, Reality conjura la reflexión política a partir de un formato narrativo concentrado y, por momentos, casi experimental, con una notable participación de Sweeney, puro nervio y entereza que se desangra en cámara a lo largo de 80 tensos minutos.