Una mujer de 40 años y su madre, de 60, fueron condenadas a prisión perpetua por el “homicidio doblemente calificado por alevosía y codicia” de un hombre con el cual la más joven había mantenido una relación sentimental, en secreto, porque él era casado. El agravante por “alevosía” fue planteado en la acusación fiscal, y compartida por los jueces, debido a que la víctima recibió 64 puñaladas y tuvo una agonía de unas doce horas. En cuanto a la “codicia”, el agravante se fundó en que el móvil del crimen –según el fallo– fue para que el hombre dejara de reclamarles la devolución de un préstamo de dinero cuyo monto no pudo ser precisado durante el juicio. Los abogados defensores de las dos mujeres anticiparon que apelarán el veredicto, en el caso de la hija –entre otras cosas–, por la calificación de “codicia”, y en el caso de la madre, porque ella no tuvo una participación activa en el homicidio propiamente dicho.

La dura condena fue impuesta por el Tribunal Oral II de Rosario a Virginia Carolina Seguer, de 40 años, y a su madre, Alicia Fernández, por el asesinato del empresario gastronómico Diego Sarjanovic. La decisión de los jueces Patricia Bilotta, Delia Paleari y Gustavo Urrechu fue unánime y fue aplaudida por los familiares del empresario, que presenciaron la lectura del veredicto en los tribunales rosarinos.

Sarjanovic desapareció el 4 de septiembre de 2015 y dos días después fue hallado asesinado de 64 puñaladas en un departamento de la calle Moreno al 500, en el centro de Rosario. El lugar era alquilado por Seguer y allí solía encontrarse en forma habitual con Sarjanovic. La autoría del hecho se determinó a partir del aporte que hizo una hermana del empresario, quien informó a los investigadores sobre la existencia de un mail en el cual Seguer admitía su participación en el homicidio y le quitaba toda responsabilidad en el mismo a su madre.

En el juicio oral, la acusación del fiscal Miguel Moreno fue contra las dos imputadas, a pesar de que todo indicaba que sólo fue Seguer la autora material del hecho. Moreno señaló, como eje central, que ambas le debían al empresario un dinero que les había prestado para que se independizaran y abrieran juntas un negocio de indumentaria femenina. El fiscal consideró, y los jueces lo avalaron, que la “codicia” fue esa: no reintegrar el dinero prestado, cuyo monto nunca fue precisado, aunque Moreno igual lo estimó entre “500 mil y dos millones de pesos”. 

Luego del fallo, el fiscal se mostró “satisfecho” y destacó que en línea con la acusación el tribunal consideró que ambas mujeres “tuvieron la misma responsabilidad penal”. Sobre la actitud de la madre dijo en su alegato que no había hecho nada para intentar salvar la vida de Sarjanovic, que agonizó durante doce horas. También dijo que Fernández ayudó a su hija a “limpiar la escena del crimen”.

El fiscal insistió en que “el rol de la madre de ninguna manera estuvo direccionado a encubrir el accionar de la hija” sino “a contribuir al accionar que había iniciado su hija y el tribunal nos dio la razón”.