Hasta pulverizarse los ojos

“Una de mis cosas favoritas cuando exploro Islandia es la increíble perspectiva del río visto desde lo alto. Se les llama sistemas de ‘ríos entrelazados’, ya que a menudo se asemejan a una trenza intrincada. Estas redes de canales fluviales fluyen desde los glaciares hacia el mar. Cuando el caudal de los ríos disminuye, los sedimentos dejan a su vez pequeñas islas de arena volcánica oscura que hacen que los canales de los ríos se dividan. Sus colores son muy originales y fascinantes”. Todo esto explica el fotógrafo polaco Marek Biegalski, que lleva más de trece años explorando paisajes glaciales a lo largo del mundo y que es uno de los ganadores de The Nature Photography Contest en su edición 2023, cuyos premios se dieron a conocer ahora. Este certamen reúne a artistas y fotorreporteros de todo el mundo en torno a la preservación del ecosistema. Biegalski fue el ganador en Paisaje Natural a la que se suman otras categorías como Vida Acuática, Pájaros, Plantas, Vida Nocturna e Impacto Medioambiental. Lo interesante, además de las imágenes seleccionadas, es el modo en que cada fotógrafo habla de su imagen. Y es que, se sabe, la naturaleza no entrega secretos a quien no esté dispuesto a ser tan paciente como discreto. El brasileño Marcio Cabral, por ejemplo, se detuvo en el contraste entre el cielo y las Paepalanthus, un género de plantas endémicas de la región, iluminadas por las estrellas. Y Panisara Sripratoom ganó en la categoría Foto Graciosa con el encantador retrato de un búho mimetizado con árboles talados en un campus universitario (aunque esto último no sea tan gracioso). Pero hay otras fotografías más dramáticas. Alain Schroeder fotografió la operación ósea que se le hizo a Brenda, una orangutana que nació en cautiverio. Y Muhammad Hossain dio cuenta de los migrantes en Bangladesh que deben abandonar sus hogares pobres en Dhaka, la capital del país sudasiático, para trabajar en los lugares más ricos de la ciudad.

Tuyo siempre

Save My Ink Forever, una empresa con sede en el noreste de Ohio ubicada en una funeraria en Northfield, asegura ser la única empresa en el mundo que ofrece preservación de tatuajes post-mortem. Es decir, quitan la piel, la preservan y la enmarcan para las familias de quienes ya no están en este plano. Kyle Sherwood, director de la pujante empresa, aseguró que un tatoo enmarcado puede ser más personal y emotivo que recibir las cenizas de un ser querido. “Es difícil reconocer a tu ser querido cuando te entregan una urna mientras que con el tatuaje, tenés una parte real de la persona porque viste ese tatuaje todos los días y vas sentir como si quien se fue hubiera vuelto a casa”, razonó Sherwood, que trabaja junto a su padre Michael. Save My Ink surgió de casualidad en 2016 cuando un amigo les dijo que deseaba que tras su muerte, ellos se ocuparan de preservar su tatuaje. Así que enfatizan que se trata de un servicio a la comunidad, no de una práctica macabra. “Las próximas generaciones van a tener más normalizadas estas cosas y se van a sentir a gusto con lo que proponemos”, vaticinan. Cindy Burleson está dispuesta a dar testimonio. La mujer recibió el tatuaje de su hermano en Wisconsin y decidió dar un paso más: le llevó el cuadrito a la tatuadora que había hecho el trabajo original. “Ella se conmovió mucho. Fue como si mi hermano estuviera entre nosotros”, dijo Burleson, quien consideró que todo lo que se da, vuelve.

Importancia del polvo

El David de Miguel Ángel es reconocido como una de las obras más sublimes de la historia de la escultura. Pero según la directora de la Galleria dell'Accademia de Florencia, quitarle el polvo es como limpiar un baño. “Cuando limpiás un baño, pensás que hiciste un gran trabajo pero luego ves un poco de polvo y te preguntás: '¿de dónde salió eso?'", dijo Cecilie Hollberg. “Aquí nos pasa lo mismo. Hay polvo por todas partes”. Por eso una vez cada dos meses, la restauradora Eleonora Pucci sube al andamio montado alrededor de la figura de más de cinco metros de altura y se pone a quitar el polvo de los mechones de mármol y los músculos perfectamente tonificados de David, utilizando una aspiradorita, cepillos finos y paños. Un grupo de periodistas; entre ellos, Angela Giuffrida, corresponsal de The Guardian, tuvieron acceso privilegiado al proceso y se les advirtió que no distrajeran a Pucci mientras trabajaba. “Hay que tener cuidado de no acercarse demasiado, pero sí lo suficiente para poder quitar el polvo”, dijo Hollberg. La parte más complicada del trabajo, que lleva al menos medio día, es retirar el polvo y las telarañas que acechan en los rizos de David. Para esto se utilizan cepillos de cerdas suaves de varios tamaños. Además, Pucci toma fotografías de la estatua para comprobar si hay grietas o cambios en su forma. “Podemos decir con absoluta certeza que David goza de buena salud y que es necesario quitarle el polvo para garantizar que se mantenga”, diagnosticó Hollberg.

Franklin vuelve a casa

Franklin, el personaje de Peanuts de ascendencia afro, finalmente tendrá su momento protagónico. Porque Apple TV lanzará un especial titulado Snoopy Presents: Welcome Home, Franklin. Se trata de un documental que cuenta cómo Franklin conoció a Charlie Brown, Linus, Lucy, Snoopy y el resto de la pandilla. Y es que la historia es digna de toda esta adorable cofradía. En abril de 1968, pocos días después del asesinato de Martin Luther King, una profesora llamada Harriet Glickman, que criaba a sus tres hijos en un suburbio de Los Angeles, comenzó a tipear una carta sin mayores esperanzas de que sea leída. “Estimado Charles Schulz: desde la muerte de Luther King me vengo preguntando qué puedo hacer para ayudar a que cambien las condiciones sociales que desembocaron en este asesinato y que contribuyen a la existencia de un vasto océano de malentendidos, temor, odio y violencia”, comenzaba diciendo. Glickman pensó que el creador de Peanuts podría desempeñar un papel sutil pero importante para promover la amistad interracial: incluir un personaje negro en su tira. Y es lo que le comentó a Schulz en su carta. Contra todo pronóstico, el historietista le respondió para decir que había considerado su sugerencia. Pero le preocupaba que si creaba un personaje así, los padres de los chicos de raza negra pudieran pensar que la tira era condescendiente con sus familias. Con el permiso de Schulz, Glickman pidió a dos de sus amigos negros que le enviaran algunas ideas sobre cómo hacer un personaje creíble. Unas semanas más tarde, el caricaturista respondió. “Les alegrará saber que he dado el primer paso para presentar a un niño negro en la tira cómica durante la semana del 29 de julio”, dijo Schulz. Así nació Franklin. Su debut, en 1968, provocó elogios pero también, protestas. Schulz mantuvo a Franklin pero nunca lo convirtió en un personaje con tantos matices como los otros Peanuts. La primera tira muestra a Franklin rescatando la pelota que Charlie Brown pierde en la playa. La imagen era poderosa: un niño negro y un niño blanco juntos en un lugar público era una forma de poner la lupa en una sociedad profundamente racista. Aunque es sabido que el universo Peanuts supo construir su forma personal de observar el mundo. Incluso, de criticarlo. Harriet fue muy clara al respecto. Para ella, la presencia de Franklin fue notable “en una época en la que las páginas divertidas eran abrumadoramente, si no completamente, blancas”.