“Nosotros tenemos una cantidad de gastos que superan diez veces lo que dice el presupuesto”, afirma Alfredo Alfonso, rector de la Universidad de Quilmes (UNQui). A pesar de la inflación de 2023 y el agravante de su aceleración desde el 10 de diciembre, el gobierno de Javier Milei aún no brindó respuestas sobre la adecuación del presupuesto para este año. Esa falta de contemplación motivó recortes de cara a las cursadas y la imposibilidad de planificar: “Estamos pidiendo lo necesario para sobrevivir, ya no pensando en el desarrollo del conocimiento”.
Topes para la cantidad de materias en las que se pueden inscribir los alumnos en las carreras y cierres de cursos que dependían de recursos de la propia casa de estudios fueron las primeras medidas que adoptó Alfonso ante la falta de respuesta del Gobierno Nacional.
“Nos reunimos con el secretario de Educación, Carlos Torrendel, y luego de sesenta días con el nombrado secretario de Políticas Universitarias, Alejandro Álvarez, y la respuesta es la misma: nosotros no manejamos la economía”, advierte. A lo que agrega que, desde el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), órgano que nuclea a todos los rectores, cumplieron todos los pasos y presentaron las necesidades económicas para este año tal como les fue solicitado.
“No hubo ninguna respuesta”, señala el rector quilmeño, y dice que el siguiente paso será buscar un contacto con la ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, por ser la cartera donde quedó absorbido el ex Ministerio de Educación.
Al frente de una de las más de veinte universidades públicas bonaerenses, Alfonso remarca que “no hay un antecedente a mano” como para hacer una evaluación comparativa de la situación que se está viviendo. “Hasta en los peores momentos, que fueron durante el macrismo, había un ida y vuelta”, sostiene.
Consultado sobre la definición que suele repetir el presidente respecto a que “no hay plata”, Alfonso, magíster en Ciencias de la Comunicación, lo considera una “exageración”. “Un titular para que quede instalado”, apunta. Reconoce que las condiciones económicas nacionales eran apremiantes durante el último gobierno y que por eso la sociedad eligió cambiar “para tener una solución, no que se profundice”.
“Queremos advertir a la sociedad argentina que este es un estado de situación muy grave, porque este choque cultural cuesta comprenderlo en tan poco tiempo”, señala la máxima autoridad de la UNQui. Remarca el valor del reciente comunicado del CIN y resalta que en Quilmes hoy se vive un “estado de emergencia económica”.
Sobrevivir
Con 39 mil alumnos, 14 mil de manera virtual y 25 mil que la transitan de manera presencial, la UNQui, al igual que las más de 20 universidades públicas emplazadas en la provincia de Buenos Aires, atraviesa una situación comprometedora.
Alfonso explica que decidieron hacer las adecuaciones correspondientes en lo que respecta al dictado de clases para no abrir cursadas que luego deberían cerrarse a mitad de año. Por eso, de cara al ciclo 2024, habrá un tope de inscripción de hasta tres materias por carrera. Además, sobre aquellos cursos que no dependían de la planta permanente asignada en la universidad y su dictado dependía de la inversión de la propia casa de estudios, sufrieron reducciones.
“Son decisiones que duelen”, afirma quien debe liderar este proceso complejo para las universidades públicas. Cuenta que esto debió decidirse a contrarreloj ante la ausencia de propuestas del Ejecutivo Nacional y obligó a repensar el, ya no con un principio de desarrollo de conocimiento e investigación, sino con un horizonte de supervivencia.
Resalta que desde el CIN se cumplieron todos los pasos, con organicidad y con respeto. “Presentamos el presupuesto para este año desde el primer día y dijeron que se iban a ocupar, pero durante todo enero no hubo respuestas y eso se volvió peligroso así que buscamos interacción con la ministra Pettovello”, relata Alfonso.
Sobre las expectativas, es cauto. Cita a Rodolfo Walsh y quien decía: “No siga las palabras, seguí los hechos”. “Lamentablemente, hasta ahora, con un los terribles aumentos y la devaluación no tuvimos ninguna respuesta, y cuando se ofrece un 6 por ciento de aumento para los docentes universitarios nos preocupa muchísimo”, subraya.
“¿De qué estamos hablando?”, se pregunta Alfonso. “Esperamos un cambio de rumbo”, agrega, porque hoy en día, “se trata de guardar y guarda para pagar lo que aumenta”.
Además, detalla que las universidades son un área estratégica en el desarrollo del país y no puede ser considerada como un gasto, sino como una inversión. “En el presupuesto nacional, el presupuesto de las universidades es del 2,6 por ciento, es ínfimo, con un total de 250 mil trabajadores entre las 57 que hay, por eso esto es una cuestión ideológica”, afirma el rector quilmeño.
Por eso lamenta este momento donde, por ejemplo, los análisis dentro de la institución que comanda pasan por ver el costo de la luz. “La mayoría de los estudiantes trabaja o busca trabajo, más aún en esta coyuntura, entonces las cursadas son de noche y uno ve como los servicios aumentan”, cuenta Alfonso.
Una batalla contra las universidades
Tildadas de “cajas” por la ex candidata a gobernadora libertaria Carolina Píparo y como “centros de adoctrinamiento” por el propio Milei, Alfonso frena en seco la conversación ante la consulta y es claro: “Los funcionarios que hablan de ese modo no se formaron en la universidad pública, es fácil hablar así cuando desconocés”.
Con una vida dentro de la conducción de la UNQui y desde el 2021 como rector, Alfonso asegura que “quien pasó por la universidad pública sabe que le mejoró la vida”. Agrega que una institución de estas características mejora la calidad de vida de una región porque “el conocimiento mejora la sociedad”.
A lo largo de la historia “formamos miles y miles de argentinos”, subraya. Recuerda que cuando se crearon las universidades de Avellaneda y la de Florencia Varela corría la versión de que la de Quilmes se quedaría sin estudiantes. “Los mantuvimos y los que esperaban sumarse a una universidad cercana, pudieron hacerlo”, indica.
Además, advierte que, en relación proporcional entre población y cantidad de universidades, Argentina tiene menos que México y Brasil. A su vez, esa proporcionalidad de potencia en la provincia de Buenos Aires. “Nosotros tenemos premios Nobel en ciencia y Brasil no tiene”, compara. Y agrega: “A nuestros científicos los vienen a buscar así que, evidentemente lo hicimos bien, por eso se entiende que hay una voluntad ideológica de dar una batalla cultural contra las universidades, la cultura y la ciencia”.
“Tienen que venir a conocer las universidades, y entender que, justamente, son instituciones donde se contienen todas las miradas políticas, porque potenciamos el debate de ideas, porque la sociedad se construyó a base de debate de ideas, pero nuestro problema no es el debate, es la falta de presupuesto”, remarca.
El rector sostiene la validez del concepto de inversión porque nunca se puede medir el potencial del conocimiento. “Cuánto se desarrolla en conocimiento hacia el futuro, cuánto se transfiere a las empresas a partir de los estudiantes que ingresan a las PyMEs, cuánto se avanza en investigación en campos como la biotecnología, no se cómo se puede mensurar eso”, apunta Alfonso.
Lo más grave, asegura, es que si no invertís en conocimiento y tecnología “lo tenés que comprar y es carísimo”. “Por eso desfinanciar la educación es un despropósito”.
Como especialista en la materia, señala que Milei llegó a la presidencia con una campaña a base de un mensaje de rebeldía, ajena a las metodologías que se conocían, donde “por primera vez en 40 años de democracia no había ningún cartel y ninguna pintada de La Libertad Avanza en alguna ciudad del país.
“Es una realidad paralela, donde no es palpable, donde no interactuás con seres humanos, por lo que es importante escuchar, entender, no demonizar a esos votantes”, indica.