Emil Cioran nació en Rumania en 1911 y vivió buena parte de su vida como filósofo en Francia, en 1995. Pero no tuvo patria. O mejor dicho, como escribió en Ese maldito yo, "No se habita un país, se habita una lengua. Una patria es eso y nada más". El sello Tusquets viene publicando desde 2020 la Biblioteca Emil Cioran, que revisita toda su obra. La reciente publicación del ya nombrado volumen Ese maldito yo y de En las cimas de la desesperación permite abordar etapas completamente distintas en la trayectoria reflexiva del más escéptico de los pensadores europeos. 

En las cimas de la desesperación es una de sus obras de juventud. La escribió en Sibiu, Transilvania, cuando tenía 22 años, guiado por el insomnio, esa "lucidez verrtiginosa que convertiría el paraíso en un lugar de tortura". La escritura de este libro representó para Cioran una suerte de "liberación", aunque los temas abordados fueran la melancolía, la muerte, los pensamientos sin sentido y el suicidio.  

Ese maldito yo, en cambio, es una de sus últimas publicaciones. No ganó precisamente en optimismo el autor con el paso de los años. Lo que sí fue cambiando fue el modo en que presentaba sus reflexiones intempestivas. Este es un libro de aforismos, acaso la faceta que más le sirvió para llegar a un público más amplio. Con lucidez y sarcasmo, aquí el autor de Breviario de los vencidos despliega sus perplejidades y obsesiones alrededor del "yo". "Si el hombre olvida con tanta facilidad que es un ser maldito, es por que lo es desde siempre", escribe Cioran, quien da cuenta de su situación en el mundo de este modo: "Todo el mundo me exaspera. Pero me gusta reír solo"