Fats Domino, uno de los músicos más exitosos de la escena norteamericana, murió hoy en Nueva Orleáns, después de una larga enfermedad. Tenía 89 años y era un símbolo de la música del sur de los Estados Unidos. Cantante y pianista, la influencia negra y francesa de su Luisiana natal le sirvieron para moldear su obra en los albores del rock.
Nacido como Antoine Domino Jr. el 26 de febrero de 1928, el músico llegó a vender 65 millones de discos de rythm and blues. Su primera grabación, The Fat Man, vendió un millón de placas y lo lanzó al estrellato. Para muchos, es una de las piedras basales sobre las que se asentó el futuro edificio del rock and roll.
Sus años de oro terminaron en 1962 cuando la discográfica para la que grababa, Imperial Records, fue vendida. Entonces pasó a Paramount Records, lo cual implicó la interrupción de la colaboración con su histórico arreglador, Dave Bartholomew. A fines de los 60, su cover de Lady Madonna, de los Beatles (que Paul McCartney escribió pensando en el estilo de Domino), fue un éxito. También se aproximó a otras piezas del universo beatle, como Lovely Rita y Everybody's Got Something To Hide Except Me And My Monkey.
Con el tiempo, el artista se convirtió en el músico de mitad del siglo pasado con mayores ventas, sólo superado por Elvis. Tímido y de bajo perfil, en 1998, el presidente Bill Clinton lo condecoró con la Medalla Nacional de las Artes.
Su nombre volvió a escena en 2005, cuando el huracán Katrina pasó por Nueva Orleans. Se negó a dejar su casa, alegando el mal estado de salud de esposa. Cuando el área quedó inundada, varios medios se apuraron en dar la noticia de su muerte. Perdió todo, y debió vivir temporalmente en las afueras de la ciudad mientras reconstruían su casa. Ya era una leyenda.