¿Cuáles son las funciones y consecuencias de los discursos de Milei?
Los discursos de odio parecieran ser para el Presidente una obsesión que se transforma en una política de Estado. Casi de un modo compulsivo, Milei dedica varias horas diarias a sus redes digitales. Como da cuenta la página ¿Cuántos tweets likeó nuestro Presidente hoy?, llegó a publicar más de 600 “me gusta” diarios y ha llegado a estar conectando más de tres horas diarias en sus redes.
Sin embargo, el problema no es solo la cantidad de tiempo, el problema es el discurso violento y estigmatizante por parte de una de las máximas autoridades de nuestro país. Una y otra vez refuerza un relato de una sociedad bipolar, dividida entre buenos y malos donde hay un otro al que se coloca en el lugar de chivo expiatorio y que debe ser eliminado.
¿Cuáles son las funciones de estos relatos?
Por un lado, silenciar voces, amedrentar a quienes piensen distinto. Si desde una profunda desigualdad de poder se denigra públicamente a quien realiza una crítica, se dificultará que otros se animen a levantar su voz.
Paralelamente, construir cortinas de humo para esconder el debate sobre los problemas estructurales. Ejemplificándolo, en lugar de cuestionar el aumento de la pobreza en los últimos tres meses (3.600.000 nuevos pobres), debatimos en torno a sus agresiones a artistas populares. Llevándonos a una encrucijada: cuestionamos la violencia simbólica que ejerce generalmente sobre mujeres o intentamos visibilizar los problemas estructurales de este modelo de exclusión.
Lo complejo son las consecuencias. La reproducción y legitimación de estos discursos de odio por parte de la máxima autoridad del Poder Ejecutivo genera las condiciones de posibilidad de otras violencias en la sociedad. Si recurrentemente dicen que el problema es el otro, si lo señala el Presidente de la Nación una y otra vez, es probable que se termine construyendo un chivo expiatorio sobre quien piense distinto y se canalice sobre él la violencia y angustia.
Milei no está aislado. Fernando Cerimedo, quien fue el encargado de las campañas electrónicas de Milei, confesó en una entrevista que hacían campañas negativas y que contaba con miles de trolls generados con máquinas y con inteligencia artificial. Asimismo, sostuvo que cuenta con operadores que dan instrucciones y operan sobre el algoritmo y la red.
La problemática no es local, sino regional: Cerimedo fue citado en un escrito del Supremo Tribunal Federal de Brasil como miembro de una “milicia electrónica” que buscaba impedir la asunción de Luiz Inácio Lula da Silva y promover la ruptura del orden democrático en Brasil.
Estamos inmersos en un contexto complejo. Comprender el avance y las estrategias de las nuevas derechas es fundamental para no caer fácilmente en sus operaciones y trampas que tienen como consecuencia la degradación de la democracia y el aumento de las violencias. Fortalecer las redes populares, la comunicación democrática y la empatía son pilares en estos tiempos de autoritarismo y exclusión.
* Licenciado en Comunicación Social. Profesor de la UNRN.