The Kitchen es la ópera prima de Daniel Kaluuya. Actor, productor y modelo afrobritánico que con tan sólo 34 años participó en infinidad de producciones tanto en televisión como en cine. La película está co-dirigida por Kibwe Tavares, arquitecto afrobritánico, que dirigió en el 2011 el cortometraje Robots of Brixton. Kaluuya participó y protagonizó Get Out (2017) y Nope (2022), primer y último film respectivamente, creados por el reconocido director afroestadounidense Jordan Peele. Esta estrecha colaboración no es un dato menor para adentrarse en The Kitchen. Así cómo Peele lo hizo con el género del terror, The Kitchen puede entenderse como una continuidad en la propuesta narrativa de los cineastas. Ambos deciden trabajar géneros cinematográficos clásicos, en este caso la ciencia ficción y la distopía, pero dándoles una vuelta de tuerca: el antirracismo. Las tramas siguen las mismas reglas y características establecidas por dichos géneros, pero esta vez poniendo el foco en los conflictos raciales como núcleo de la estructura dramática.
En el film, más que un futuro distópico, se describe un presente no muy lejano. “La cocina” es la última gran urbanización social en un Londres en ruinas con escasez de agua. Un “elefante blanco” que queda en pie (cuál Zion en The Matrix) y resiste contra el sistema imperante que busca la gentrificación de sus habitantes.
Todos los días en los altoparlantes se escucha la voz de un referente comunitario, Lord Kitchener, quién fogonea y busca motivar a los vecinos con su música y oratoria. Un acierto del casting interpretado por Ian Wright, ex delantero del Arsenal. Personaje que recuerda al Mister Señor Love Daddy de Samuel Jackson en Do the right thing (1989).
Otro acierto en la trama es el personaje protagonista. Izi (interpretado por el rapero afrobritánico Kano) muestra, en palabras del director, “el verdadero británico que vota en contra de sus propios intereses” y odia a su propia comunidad. Los creadores decidieron contar las historias desde el punto de vista de un desclasado. Aquellos que aspiran a más pero a la vez con ese horizonte aspiracional, reniegan de dónde vienen. Isaac logró tener un trabajo registrado, vende sin escrúpulos en una empresa funeraria Life After Life donde prometen utilizar los restos de los fallecidos como abono para generar árboles que serán plantados en espacios verdes. A su vez, logró sobrepasar las trabas burocráticas y financieras para que le otorguen la posibilidad de vivir en Buena Vida Rentals, un emprendimiento inmobiliario de lujo, lejos del complejo social donde fue nacido y criado.
Todos estos objetivos se ven truncados con la aparición de Benji. Un joven adolescente que asiste al funeral de su madre, quién al parecer tuvo una relación con Izi. La trama entonces se centra en la conflictiva relación padre e hijo, mostrando con honestidad y profundidad la realidad que en innumerables casos atraviesan las masculinidades e infancias negras. Escena a escena, mientras ambos personajes se van conociendo, el film logra ensayar sobre la otra cara del patriarcado que le toca al hombre negro. Izi se enfrenta al dilema de acunar a Benji, alejándolo de la “mala junta”, un grupo de jóvenes motoqueros que buscan enfrentar de manera reaccionaria a la injusticia y el racismo institucional que quiere desalojarlos.
De todos modos, a pesar de tantos dolores, silencios y ausencias, la fuerza que adquiere el relato se muestra en el resto de las escenas. Es en los puestos de comida en el barrio, en el desayuno compartido por los jóvenes, en la rave donde todos bailan en patines al ritmo de la música y en ronda, cuando padre e hijo trasplantan el árbol de la difunta madre, en el funeral donde se escucha cuál black spirituals “How great thou art“. Es entonces cuando aparece el verdadero argumento que el film quiere fomentar. Por la positiva, logra describir cómo se forman esos ambientes colectivos, en un llamado a la lucha y a la reconstrucción de los lazos comunitarios.
*Realizador cinematografico de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), licenciado en Enseñanza de las Artes Audiovisuales (UNSAM-ENERC) y activista antirracista.