Teatro La Nave abre puertas y en nueva dirección: Laprida 1375. La energía de Walter Operto es inmensa: nueva sala y dos obras con su dirección. Los viernes del mes, a las 19, Mirna Remes interpreta Alicia Moreau, a partir del texto del propio Operto. Los sábados 16, 23 y 30, también a las 19, será el turno de Maté a un tipo, de Daniel Dalmaroni, con Pablo Minervino, Liliana Oppido, Javier Fernández y María Victoria Vitta.
“La mayoría de las obras que voy a dirigir forman parte del repertorio y producción de La Nave, de estos últimos diez años. Son obras cuyos textos considero que tienen vigencia, y de los que estoy seguro que la gente sale conforme. Habrá obras de otros autores, alguna mía; y voy a inaugurar los horarios tempranos. En este sentido, creo que hay un cambio de cultura; además, el público que viene al teatro independiente no es muy numeroso, no creo que perdamos mucho público con estos horarios. También porque responden a mi necesidad de estar a las 10 de la noche en mi casa, ¿no? (risas), comenta Walter Operto a Rosario/12.
“Son obras dirigidas a un público grande, si bien no están prohibidas para los jóvenes. Creo que hay mucha gente, que va de los 40 a los 60 que, como yo, prefieren estar a la noche en su casa. Hice una encuesta en mi Facebook sobre la hora a la que se prefería ver teatro, y 8 de cada 10, sobre todo mujeres, me dijeron 7 de la tarde. Es un fenómeno creo que mundial, además de que la noche, pienso, es para otro tipo de espectáculo. El nuestro es un espectáculo dirigido a repensarnos como sociedad, como identidades. Es un teatro que, si bien entretiene o lo intenta, también te tiene que provocar algo, revelar algo, positivo o negativo, para que lo rechaces o lo tomes. Sigo pensando como los primeros que desarrollaron el teatro independiente en el país, como una herramienta de cultura y de formación cultural, y en algunos casos hasta ideológica”, agrega.
-Rasgos necesarios y urgentes, me refiero a la sala como un lugar de encuentro y discusión.
-Esa es la idea de este nuevo espacio. Tengo 87 años, y alguna de mis hijas me decía: escribí, viví tranquilo tus últimos años. Pero no quería morirme sin tener ese espacio, que lo había perdido por la pandemia, después perdimos el lugar; entonces, hicimos un esfuerzo para tenerlo, para que sea eso: un lugar de encuentro y reflexión. Habrá talleres artísticos, también de formación cultual, y quiero hacer talleres de lectura de historia, de nuestros personajes históricos. No estoy seguro, y no estoy hablando mal de nuestra escuela pública, pero creo que, por nuestros programas, hoy sabemos más de la Guerra del Peloponeso que de la Triple Alianza, al menos mi generación. Creo que hay una necesidad de reconocernos como país, como generaciones y como sociedad, partiendo de nuestras historias profundas. ¿Qué quería Artigas? ¿Quién era Güemes? No solo San Martín y Belgrano, sino nuestros líderes provinciales. Hoy hay un enfrentamiento que nos remite a 1853, por lo menos, entre provincias y la capital, y la capital no entiende que las provincias fueron antes que la nación. Creo que ahora, a partir de esta estrategia que nos empobrece y que quiere empobrecer a las provincias -como dijo el nuevo presidente: “quiero fundirlas”-, va a ser necesaria una rebelión de tipo federal, que se está viendo. No creo que se parta la república, no es la solución, tenemos que defenderla. Pero ahora nos proponen una pelea cuerpo a cuerpo, y la cultura tiene mucho que ver con eso. Faltan pequeños líderes, que den batallas en grupos de 6, 7, 15 personas. De eso se trata. De sumar este espacio nuevo a otros, que ya están en el país y en el mismo Rosario.
-En ese sentido, la elección de Alicia Moreau responde a esta premisa.
-Con relación a Alicia Moreau, no tenía sentido meterme en aquella Alicia que había formado parte de los primeros tramos de la Revolución Libertadora. Cuando ella cumplió 90 o 100 años, hizo una autocrítica y un gran elogio de Eva Duarte: “Evita, con su pasión, consiguió lo mismo que nosotros queríamos conseguir con el socialismo”, dijo. Eso lo descubrí a través de Carlos Ulanovsky, periodista amigo, que la entrevistó. Ahí aparece esa otra Alicia. Y me decidí a transformarla en un unipersonal, que parece un stand up, pero no lo es. En escena hay por lo menos 15 personajes de la historia argentina, y está hecho con un trabajo actoral formidable de Mirna Remes, apoyado con imágenes en video. Creo que es una obra necesaria. Fijate, no lo dije yo, sino el propio Concejo Deliberante, hará tres años atrás. Yo no soy afecto a que me declaren de interés en nada; me llamó la secretaria de Susana Rueda, entonces concejal socialista, diciéndome que por propuesta de ella la obra sería distinguida por su riqueza y por su relación con la historia y la cultura.
-En el caso de Maté a un tipo, la propuesta es otra y con un elenco.
-Dalmaroni es un poeta del humor negro, un gran dramaturgo. Tengo dos obras suyas montadas, la otra es Vaca sagrada, y habla de la discriminación. Maté a un tipo habla de cómo naturalizamos la violencia, como sociedad, sobre todo en el marco de una familia. Todo arranca cuando el padre y marido de este pequeño matrimonio, con una hija, confiesa que termina de matar a un tipo. La mujer no entiende: “¿Qué es eso de que mataste a un tipo?”, “¿Qué no entendés? Lo maté”. Está hecha formidablemente por el elenco. Creo que ésta va a ser la temporada 7 u 8 que vamos a recomenzar. Así como de Vaca sagrada, porque son muy necesarias para este momento.
El espacio ofrecerá también funciones de cine, “los días miércoles vamos a hacer cine con ese mismo criterio, para que tenga un espacio lo que no se encuentra en el cine comercial. También para recordar un cine que viene de los años ’40, ’50, ’60; hay una generación que no lo vio y era un cine llamado ‘de autor’, que era francés, italiano, argentino, norteamericano, inglés, checo, polaco, de la Unión Soviética. Un cine que lidiaba y peleaba junto a ese mismo teatro, por la búsqueda de sociedades más justas; era cine-arte, con grandes directores, textos e intérpretes”, señala Operto.
Y agrega: “La Nave también es sede de nuestra Editorial RAMOS Generales, que en el corto tiempo de existencia ya editó 14 títulos de poesía, cuento, novela, teatro y ensayos. En esta etapa puedo seguir pensando qué espacio deseo, pero necesito gente muy joven, para que lo ponga en marcha. He formado un equipo de trabajo, que va a estar al frente de las actividades y la difusión. Está integrado por Laura Abasto, Mirna Remes, José Luis Santacruz, Paula Favatier, Débora Castillo, Silvana Casanova, Pablo Pizarro, José Moset, y mi hija Elisa. También vamos a tener una cafetería, para que la gente pueda tomar y comer algo, y para que el encuentro sea más amable”.