“El clima está lluvioso, muy ‘London’”, describe Ignacio Salvadores desde la capital inglesa, WhtasApp mediante. Tras curtir bien a fondo el under porteño durante la década pasada, de la mano de varios proyectos propios y ajenos, el multinstrumentista y compositor argentino supo hacerse un lugar en la escena británica a partir de su inclusión en la banda de King Krule. Apenas irrumpió en la música manufacturada en su país, el álter ego de Archy Marshall causó revuelo a base de inconformismo, singularidad y experimentación. Lo que le valió la chapa de “enfant terrible” en el indie internacional. Y de eso dará fe este lunes en Buenos Aires, cuando se suba al escenario de C Complejo Art Media, a las 20 hs. “Están todos muy intrigados”, revela el crédito local. “Ninguno de los músicos vino antes a Sudamérica, pero escucharon varias historias sobre la pasión del público. Me parece que será un show especial y distinto”.
-También será un recital significativo para vos, apelando al sempiterno refrán de que nadie es profeta en su tierra…
-La distancia te ayuda a encontrarte y a revalorizar las cosas que se tenían como cotidianas. Te pone en otra perspectiva.
El debut argentino de King Krule se producirá en el marco de la gira de su cuarto y más reciente álbum de estudio, Space Heavy (2023): oda a la desolación que tiene como dispositivo sonoro el diálogo entre jazz y post punk. Sello de una sustanciosa carrera que arrancó en 2010. “Hasta ahora, tocar el nuevo disco ha sido muy divertido”, explica Ignacio, quien fue coautor de “Pink Shell”, segundo track de un repertorio constituido por 15 canciones. “Pink Shell fue uno de los primeros temas que compusimos juntos”, desarrolla. “Yo produje la primera versión, que publicamos en Bandcamp al lado de dos o tres canciones del disco anterior. Fue durante la época en la que Archy y yo nos conocimos, y empezamos a hacer música. Lo que hicimos en esta ocasión fue reelaborarla. La grabamos en vivo al doble del tempo original. Me parece que terminamos dándole una onda oscura y a la vez suave. Está bueno el giro que tomó”.
-¿Cómo entraste en la banda de King Krule?
-Nos conocimos en 2016, y desde ese momento todo ha sido una experiencia increíble. Antes de mudarme a Londres, le escribí a Archy por Facebook. Y me contestó. Me dijo que estaba haciendo un disco, y que esa noche tenía un show con uno de sus proyectos paralelos, Edgar the Beatmaker. Me invitó, y caí en el lugar con mi saxo barítono. Cuando el público comenzó a irse, nos pusimos a improvisar en el escenario. Dos días más tarde, estaba grabando en el estudio.
De esta forma, Salvadores se transformó en el segundo argentino en ingresar en la Premier League de la música popular contemporánea británica en lo que va de este siglo. Siguiendo los pasos de Javier Weyler, quien fue reclutado por Stereophonics en la década pasada para tocar la batería. “No se me vienen otros casos a la cabeza”, dice. “Sé que Daland, el hijo de Juanse, está por acá. Pero no sé en qué anda”. A diferencia de la mayoría de los músicos nacionales que prueban suerte en Europa, quienes suelen recalar en España, el ex integrante de Los Hermanos Mackenzie decidió ponerse como meta medirse en la compleja escena inglesa. “Me intrigaba mucho la ciudad. Sabía que es un lugar difícil, a partir de las experiencias previas que tuve. La música que se produce acá siempre me pareció interesante. En ese momento, estaba muy copado con Micachu y lo que hizo Archy en su disco A New Place 2 Drown (2015). Le escribí pensando en esa música”.
-Ahora que estás adentro, ¿cómo es ser parte de ese universo?
-Hay una escena de música en vivo inigualable. Cada noche, la oferta de conciertos es infinita. En esta ciudad, la música se respira en un montón de lugares. Te ponés a hablar con cualquier persona y te sorprende lo que saben, lo apreciativos que son. Con el tiempo, fui conociendo a otros artistas y otras escenas. También está bueno lo que pasa con la música electrónica, propuestas como la de Mount Kimbie. Gracias a la banda, empecé a codearme con mucha gente. Al principio, era raro interactuar con artistas cuyas carreras conocía bastante bien. Por ejemplo, compartimos sala de ensayo con Metronomy. Pero hoy eso ya lo acepté, es cotidiano.
Al mismo tiempo que ponía su impronta al servicio de artistas argentinos como Marina Fages, Nairobi o Morbo y Mambo, Salvadores rubricó antes de partir su propio laboratorio sonoro: Gal Go. A pesar de que consiguió cumplir el sueño del pibe, no lo descuidó en ningún momento. Todo lo contrario. De hecho, el pasado 28 de febrero puso a circular en las plataformas digitales de música su último single, "Brújula", que sucede a Oaxaca, con los que empezó a reflexionar sobre su actual situación bicultural. “A veces, me cuestiono mi identidad, mi idioma y la música que hago en el lugar en el que estoy”, revela. “Desde el principio, canto en español y concibo mi música en español. Pero con los años empecé a pensar, a soñar, a tener pesadillas, peleas, relaciones intensas y conversaciones muy profundas en inglés. Y lo adopté como una forma de expresión”.
Esto se puede evidenciar en su proyecto paralelo Gal Go Grey, apéndice electrónico que comparte con el músico y productor inglés Tom Grey (en 2021 vio la luz su primer álbum, titulado de forma homónima). Sin embargo, Ignacio enfatiza: “Las canciones que hago con la guitarra las sigo cantando en español. Aunque en el disco que estoy por publicar hay un par de colaboraciones que están cantadas en inglés. Para que el idioma no sea una barrera, me gusta mezclar cosas instrumentales. Es parte igualmente de mi propuesta. Lo que me interesa de la voz es que sea un condimento más. Y creo que esa idea está funcionando. Estuve tocando hace poquito en Berlín y en Londres, y fueron shows a sala llena. Tuve muy buena recepción de parte del público, lo que me alegró mucho. Siento que hay algo de la energía que está muy efervescente”.
-Si bien lo latino está de moda en todo el mundo, pareciera que en el Reino Unido se resisten a la tendencia.
-La música latina que más suena en este momento es el baile funk (el reggaetón de los brasileños). Me pareció increíble. Está pegado incluso en la radio. Pero el rock en español tiene un acceso difícil por el lenguaje. Al mismo tiempo, acá tienen una industria musical y una producción musical tan fuerte que están muy centrados en sí mismos. No sé si están con ganas de recibir mucho.
-Sos el argentino de moda en la escena musical inglesa. ¿Qué devolución te hacen de tu música o de tu forma de pensar la música?
-Ya llevo mucho tiempo acá. En los últimos años, empecé a sentirme un poco más cómodo. Se me abrieron un montón de puertas. Obviamente, venir de la Argentina y de la cultura de la autogestión te da un sinnúmero de recursos. También trabajé muchísimo para estar en un lugar en el que puedo organizar mis cosas. Al llegar a Londres, tuve que entender cómo funcionan las cosas. Son más o menos parecidas a las de allá. Pero hay que entender la lógica, conocer gente y ver qué tipo de propuestas podés ofrecer.