Dicen que por ahora no va a hablar. No mordió el anzuelo de Patricia Bullrich que quería obligarlo a salir a pronunciarse en medio de la guerrita que Javier Milei se había organizado con el gobernador PRO de Chubut, Nacho Torres. Lo cual no quiere decir que, cuando el momento sea propicio, salga a dar una tanda de entrevistas con comunicadores amigos. Mauricio Macri por ahora se mantiene en silencio. Pero no está quieto: viene tejiendo en reuniones como pocas veces antes para rearmar el partido PRO apenas asuma su presidencia. Los larretistas se preguntan si esa construcción los incluirá a ellos o será tan a la derecha que los dejará afuera. El propio Larreta dijo que no está de acuerdo con entregarle el partido a Milei, mientras camina el fantasma de una alianza con la Libertad Avanza. Paradójicamente, nadie en el PRO la ve como algo inminente. Ni los partidarios de Bullrich, que enfrentan tanto a Macri y a Larreta en este punto, dejan de admitir que se enfrió la posibilidad de un acuerdo.
Macri nunca fue un dirigente que amara la rosca. Al contrario, durante su presidencia la despreciaba. Y llamaba "orcos" a los que hacían ese "trabajo sucio" (hoy le dice "orcos" a los kirchneristas). Pero en estos días el expresidente —corrido de la escena pública por Milei— le viene dando a la rosca con dirigentes como pocas veces antes. Una de las reuniones que trascendió fue el encuentro que tuvo la semana pasada con Francisco Quintana, con quien se reunió a hablar de dos temas: de Boca Juniors y del PRO.
Sin alianza
En ese encuentro, Macri le dejó en claro a Quintana que no ve posible, al menos en el corto plazo, la tan mentada alianza entre el PRO y la Libertad Avanza. El expresidente intentó ese acuerdo al comienzo del Gobierno de Milei, lo que hubiera implicado un desembarco mayor en ministerios y la presidencia de la Cámara baja para Cristian Ritondo, pero esa negociación fracasó. La actual —que circuló por todos los medios como la inminencia de una cumbre Macri-Milei— pareció terminar antes de empezar. Macri dejó en claro que quiere un acuerdo ordenado, no una cochambre donde Milei le roba dirigentes y los reivindica como propios.
Incluso Cristian Ritondo, que almorzó sugestivamente antes de la asamblea legislativa con el Presidente, le dejó en claro que posibilidad de formar un interbloque entre LLA y el PRO no hay, realmente. Que ellos seguirán con su propia identidad. Para que no se le atoraran a Milei las milanesas con puré que se había pedido, Ritondo lo endulzó con la idea de que el PRO acompañará buena parte de sus leyes, como viene haciendo hasta ahora.
Macri parece seguir esperando que Milei esté más necesitado de su ayuda y no en su actual actitud, que rechaza cualquier cosa que se considere "negociación" y espera una sumisión total de sus eventuales aliados. No está claro si esto es producto de las circunstancias o es una condición permanente en la psiquis de Milei. De ser esto último, Macri espera en vano el momento oportuno para negociar. "Algunos creen que puede haber alianza electoral en 2025. En esta Argentina, ¿quién puede pensar en 2025?", se sincera un avezado operador del PRO.
Incluso los partidarios de Bullrich, que ya está en el Gobierno contra los deseos de Macri. admiten que fusión de los partidos no habrá, al menos, por ahora. No obstante, la idea no deja de rondar y tiene una base real de fondo: si el PRO va solo en 2025, se puede llegar a encontrar con que Milei ya se fagocitó a todo su electorado. Esto es algo que preocupa.
Incluso la propuesta a los gobernadores de canjear un pacto fiscal por la Ley Omnibus puede ser leida como un alejamiento de las negociaciones con Macri y con el PRO. En dos cortos tweets, el ex presidente rápido de reflejos se mostró a favor: "El PRO estará en Córdoba el 25 de Mayo", para firmar el pacto que propone Milei, posteó.
A pura rosca
Macri se está moviendo mucho para ser presidente del PRO y desde ahi cobrar un nuevo rol hacia los años venideros. Desde el larretismo, observan sin resistirse su ascenso hacia la conducción del PRO: intuyen que es la forma que tiene Macri de desplazar y darle salida definitivamente a Bullrich, que rumbeará formalmente hacia La Libertad Avanza o se inventará algún partido satélite.
"No va a haber interna. Ya es Macri el presidente del PRO. Y desde ahí va a tener un rol de construcción interna del partido. Pero no tiene capacidad para ser candidato. Está más para armar el PRO que él quiere. Aunque no se sabe si eso contendrá a todos. Concretamente, no sabemos si nos va a incluir a nosotros", admiten cerca de Larreta. Las diferencias entre el esquema de alianzas con el que sueña Macri y el que en su momento implementó Larreta son patentes. La reconfiguración del PRO de Macri puede tener expulsados. El ex presidente lo sabe y avanza igual.
Los larretistas descuentan que Macri está en acuerdo con ellos en que no tiene que haber cogobierno. Eso los convierte en dos sectores del PRO con diferencias, pero unidos frente a Bullrich, quien sí busca activamente llevarle dirigentes a Milei (y si es posible, el partido entero).
Pero la realidad es que hoy Bullrich no puede ofrendarle todo el PRO a Milei: a lo sumo, la parte que le responde a ella. La ministra de Seguridad interpreta que es una parte mayoritaria, pero el alineamiento de los dirigentes provinciales con Macri no parece darle la razón en esto.
Habrá que ver qué nueva jugada hace Macri en su rol de frenemy del presidente actual: mitad elogiarlo y apoyarlo en sus iniciativas, mitad recelar su impredecibilidad y también cómo quiere coparle la parada y dejarlo sin lugar en la escena política.