El cierre de Télam y los consecuentes despidos de aproximadamente 700 trabajadores desató una polémica que va más allá de la discusión sobre el rol del Estado en los medios de comunicación. Lo que debería ser un momento de reflexión y preocupación por el futuro de la diversidad informativa en el país se vio empañado por la cruel celebración de ciertos sectores de la sociedad, muchos de los casos, de funcionarios del Gobierno nacional.
Ante este (desolador) panorama, el escritor y docente Martín Kohan arrojó luz sobre el incomprensible fenómeno de estos últimos tiempos y señaló un punto crucial en el análisis sociológico de la actualidad: "la crueldad está de moda en la Argentina. Luce bien, cae bien", sentenció el escritor en una entrevista para Futurock.
"En un contexto donde la empatía y la solidaridad deberían prevalecer, se observa una preocupante tendencia hacia la humillación y la exposición de otros al ridículo", sostuvo.
"Se puede discutir la eficiencia de Télam. Discutir como se compone, como se administra, y todos vamos a tener tal o cual posición; pero lo que pasó (por ejemplo con la frase del vocero presidencial cuando posteo "saluden a Télam que se va") es el regodeo en el ensañamiento, con el padecimiento ajeno. Hay alguien que se regodea, porque disfruta el daño que está haciendo", resumió Kohan.
"No es la medida que considera adecuada, por tales o cuales razones. Acá habría una discusión política. Pero Adorni disfruta del dolor y del padecimiento de quienes van a perder su trabajo. Eso es crueldad. Esto suma adeptos rápidamente", reclamó.
El docente universitario advirtió además que hay un disfrute y un permiso para manifestarse cruelmente contra el otro y señaló:"lejos de ser condenada, es vista como algo aceptable e incluso admirado por algunos sectores", lamentó.
Milei y la crueldad
"Milei lo hace a menudo. Él se regodea con la crueldad", resumió.
"El jefe de estado habla de una batalla. De la batalla cultural. No creo que lo que hace se trate de una batalla cultural.El modo en que lo plantea carece del desarrollo conceptual necesario para poder dar una batalla ideológica y cultural. Esto implicaría discutir. Y él no lo hace. Él grita "AFUERA", y listo. Él descarga su bronca. Y suscita la adhesión que tendría cualquiera que tenga "esa" bronca", precisó Kohan.
Y añadió: "La adhesión que obtiene (Milei), proviene menos de una batalla ideológica- cultural, que sobre la captación de un cúmulo de bronca, y la descarga violenta de esa bronca", cerró.