Una de las grandes paradojas de la presencia de Cristina Fernández de Kirchner como testigo en el juicio por el encubrimiento del atentado a la AMIA es que su declaración, como alguien que podía hacer un aporte calificado al esclarecimiento de la trama, fue pedida por el fiscal fallecido Alberto Nisman, cuando preparaba su participación en las audiencias. También la pidieron Memoria Activa y la agrupación 18J, familiares de víctimas del ataque que conocieron bien el papel de CFK en la Comisión Bicameral de seguimiento de la investigación de los ataques terroristas, y que ya en los noventa le planteaban las irregularidades en la investigación que conducía el ex juez Galeano. “Estaban trabajando para armar un juicio y no para llegar a la verdad”, dijo la ex presidenta en alusión a Galeano y los fiscales, y también al gobierno de Carlos Menem. En un tramo, cuando se refirió a la dirigencia de la AMIA y la DAIA, en tiempos de la gestión de Rubén Beraja (hoy uno de los acusados), advirtió que daban un apoyo “monolítico” a la causa judicial a pesar de los reclamos de familiares que ya entreveían que se obstruía el acceso a la verdad. 

La anécdota más contada ayer sobre la jornada del juicio fue que se cortó la luz mientras Cristina declaraba y la sala de audiencias quedó a oscuras. Fue en el momento en que se refería, ante una pregunta de la fiscalía, a un pedido que ella intentó hacer como senadora a la ex SIDE sobre su ejecución presupuestaria. Buscaba establecer si de allí había salido el dinero (400 mil dólares) para pagarle al desarmador de autos Carlos Telleldín para que acusara del atentado a un grupo de policías bonaerenses. El pago a larga fue corroborado judicialmente; los policías acusados por Telleldín fueron juzgados y finalmente absueltos por el Tribunal Oral Federal 3, que fue el que dijo que la causa había sido armada para mostrar culpables e impedir el esclarecimiento real. Telleldín tendrá un nuevo juicio. Cuando la ex presidenta habló sobre la pista policial armada dijo que había que entender el contexto: explicó que también existió la intención de perjudicar a Eduardo Duhalde, en su disputa con Menem. Ahí dijo que: “El caso AMIA fue un escenario de operaciones políticas nacionales e internacionales, de intereses cruzados, lo que provocó que estemos como estamos: 22 años y medio después aún estamos acá en un juicio oral”.

El Tribunal Oral 2 ayer sólo permitió que CFK hable de lo relacionado con su paso por la comisión bicameral, entre 1996 y 2001, pero no sobre su presidencia, que era lo que había pedido Nisman. Aquella comisión en sus primeros tiempos apoyó el trabajo de Galeano, y Cristina Kirchner fue con el tiempo mostrando sus sospechas en función de los reclamos que le llevaban los familiares de las víctimas, en especial de Memoria Activa. Sus cuestionamientos a la investigación crecieron con la declaración de Claudio Lifschitz, un ex secretario de Galeano que reveló maniobras del juzgado. Los otros legisladores, recordó, no la apoyaban en profundizar esa línea. También dijo que habían existido sospechas de que hubo personal de la Side que habría tenido conocimiento de se iba a realizar un atentado. La última vez que vio a Galeano, recordó, fue en una reunión de la Bicameral con él y los fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia en Comodoro Py, donde llenaron el lugar de expedientes para dar la impresión de una gran actividad. El juez se había sentado en el estrado, a más altura que los legisladores. Agarraron una carpeta al boleo y estaba llena de fotos tomadas por la ex Side en talleres mecánicos. En esa reunión se convenció de que no trabajaban para llegar a la verdad. Relató que le preguntó a Galeano por el llamado que le había hecho Munir Menem, hermano del ex presidente, cuando comenzaban a avanzar con la llamada “pista siria”, y que fue abandonada tras esa comunicación. Munir le pedía por el empresario Alberto Kanoore Edul (había hablado con Telleldín antes del atentado y tenía entre sus contactos al agregado iraní Moshen Rabbani entre otros datos). Galeano le dijo a la entonces senadora que no recordaba el llamado. “Yo contesté que podía no acordarse del horario del llamado pero no de si ocurrió o no, considerando que tenía a su cargo la causa más importante de su vida”, repasó.   

Galeano, Mullen, Barbaccia, Beraja, el ex titular de la SIDE Hugo Anzorreguy y hasta Carlos Menem son algunos de los acusados en este juicio. En el punto que la ex presidenta se refirió al respaldo de Beraja a la investigación de Galeano, la abogada del ex titular de la DAIA, Valeria Corbacho, le dijo que la entidad había denunciado irregularidades. CFK insistió en que nunca afectaron al juzgado de Galeano y aludían a funcionarios de cuartas líneas. Insistió en que la dirigencia judía de entonces sostuvo una “defensa absoluta, cerrada y monolítica” de su actuación. Hoy AMIA y DAIA son querellantes, pero sus abogados ayer dejaron entrever cierto respaldo a las viejas autoridades acusados en el juicio.