Gabriel Berard, ex jefe de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires, fue sobreseído en la causa que investiga el encubrimiento del crimen de Lucas González, el chico de 17 años asesinado en 2021 por efectivos de la fuerza porteña cuando salía de entrenar en Barracas Central. Así lo decidió la jueza a cargo de la causa, Vanesa Peluffo, que sobreseyó a otros trece agentes policiales y civiles que seguían imputados tras el primer juicio que terminó con nueve policías condenados. La familia de Lucas rechazó la decisión de Peluffo, y su abogado, Gregorio Dalbón, dijo a este diario que buscarán "escalar hasta el último escalón en el encubrimiento".

Berard comenzó a ser investigado en medio del juicio que se desarrolló entre marzo y julio del año pasado, luego de que dos de las partes acusadas mencionaran directamente al entonces jefe de la Policía porteña en sus alegatos. El primero en nombrarlo fue Augusto Nino Arena, abogado del principal Héctor Cuevas, que preguntó a los integrantes del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) N°25: "¿Realmente ustedes creen que el jefe de Policía no sabía lo que pasó ahí?"

Lo siguió Natalia Arévalos, abogada y hermana del entonces imputado Ángel Arévalos, que fue más allá y contó que, en una reunión con familiares de los acusados, Berard les había dicho que "no podemos hacer nada porque este es un tema político y no queremos que llegue a nosotros". La mujer agregó entonces: "Si está afirmando eso es porque sabe quiénes son responsables de todo esto y la madre de Lucas merece saber la verdad, saber quiénes son los verdaderos encubridores. No lo son los oficiales de menor jerarquía, esto viene de más arriba". 

El TOC ordenó entonces extraer esos testimonios para investigar al jefe policial. Nueve meses después, sin embargo, la jueza Peluffo dio por finalizada la imputación a Berard y dictó su sobreseimiento en primera instancia. El ex jefe de la Policía declarará este viernes en el marco de la causa, pero en calidad de testigo. Antes, el fiscal de instrucción, Leonel Gómez Barbella, había dispuesto que los hermanos Arévalos prestaran declaración testimonial para ratificar sus dichos en el marco del juicio, pero ambos se negaron. Algo similar ocurrió con la mayor parte de los agentes que ahora resultaron sobreseídos, para los que el fiscal pidió en reiteradas ocasiones indagatorias y detenciones, entre otras medidas que le fueron denegadas.

En la resolución sobre el sobreseimiento de Berard, Peluffo indicó que la investigación por el encubrimiento del crimen se centró en el arma trucha plantada en el auto de los chicos luego de la balacera policial y que "no se advierte el modo en que el jefe de la Policía pudo coadyuvar a encubrir lo que realmente ocurrió". "Además, debe tenerse en cuenta que Santana, máxima autoridad jerárquica en el lugar donde se montó el encubrimiento, y posible eslabón con la cúpula de la Policía, fue absuelto durante el debate", agregó la jueza.

Ese último argumento es un punto clave en la investigación que continuó tras el desarrollo del primer juicio. La jueza hace referencia al comisario inspector Daniel Santana, el agente de mayor rango que llegó imputado al juicio y que finalmente fue absuelto por el TOC. Santana arribó unas horas después de los hechos a Alvarado y Perdriel, la esquina donde se montó el encubrimiento. Desde allí reportó a su superioridad, con Lucas ya baleado, internado en el Hospital Penna y sus amigos detenidos por el falso enfrentamiento. La hipótesis de la Fiscalía era que Santana sirvió de "nexo" con la cúpula policial al tanto de lo ocurrido. Con ese "nexo" absuelto, la posibilidad de escalar la investigación hacia las responsabilidades de la cúpula quedó prácticamente desvanecida. 

Además de Berard, el caso del comisario mayor Fabián Lencina, otro de los sobreseidos por Peluffo, grafica particularmente esa imposibilidad. Lencina era el comisario a cargo del Área Sur de la fuerza porteña y superior directo de Santana. Ambos estuvieron en comunicación mientras el comisario inspector ahora absuelto estaba en Alvarado y Perdriel, donde los otros oficiales y comisarios plantaron el arma de juguete. El fiscal pidió la detención e indagatoria de Lencina en reiteradas ocasiones, pero hasta la Cámara se lo denegó. 

La misma suerte corrió el pedido del fiscal de detener e indagar a dos abogadas civiles, Verónica Andraca y su jefa Silvia Ozón, del Departamento de Asuntos Legales de la Policía, dependiente del Ministerio de Seguridad porteño. Las dos estaban acusadas de haber participado en el armado de la trama de encubrimiento, pero la Cámara negó los pedidos. Tanto Lencina como Andraca y Ozón forman parte de la lista de trece policías y civiles ahora sobreseidos. 

Sin eslabones medios entre los condenados y la cúpula policial, el único agente que continúa imputado es el oficial Facundo Torres. El hombre fue acusado en pleno juicio por el oficial principal Cuevas, quien lo señaló como el agente que aportó el arma de juguete a Gabriel Isassi, uno de los tres condenados a perpetua por el asesinato de Lucas. En el juicio quedó probado que Isassi colocó el arma en el auto bajo las órdenes de su superior, el subcomisario Roberto Inca, también condenado por el encubrimiento. Torres ya fue elevado a juicio por esos cargos. 

Para la familia de Lucas, en tanto, la causa no termina acá. En diálogo con Página 12, el abogado de sus padres, Gregorio Dalbón, aseguró que "la familia entiende que Berard encubrió" y que "desea escalar hasta el último escalón en el encubrimiento del asesinato de su hijo". El abogado remarcó que el sobreseimiento no está firme y que Berard también deberá declarar como testigo en el juicio a Torres: "Deberá dar cuenta de dónde estaba, cómo se enteró, qué hizo y por qué nunca presentó un informe de su gestión en el caso Lucas", sostuvo Dalbón, que agregó que la familia le iniciará un juicio político a la jueza Peluffo por "mal desempeño de sus funciones".

Además de Berard, Lencina, Ozón y Andraca, los otros sobreseídos son Micaela Fariña, Lorena Miño, Ernesto Martínez, Mayra Gorosito Ledesma, Bárbara Ojeda, Melina Miño, Santos Ochoa, Damián Lobos, Pablo Granara y Daniel Guffanti.