NUESTRO CUERPO 8 puntos

Notre Corps; Francia, 2023

Dirección y guion: Claire Simon.

Duración: 168 minutos.

Estreno en MUBI el viernes 8, con el título internacional en inglés Our Body.

La secuencia que abre Nuestro cuerpo, el más reciente documental de la experimentada realizadora francesa Claire Simon, adelanta explícitamente pero sin palabras que la mirada será observacional pero cercana, empática. La cámara es sostenida por la propia Simon mientras camina por las calles contiguas al hospital público parisino Tenon, es luego entregada a una asistente para que la filme cerca de la entrada del edificio y, finalmente, es devuelta a la cineasta mientras ingresa al lugar, sin dejar nunca de grabar. A lo largo de casi tres horas, Simon –que ha alternado a lo largo de su carrera algunos largometrajes de ficción con un núcleo duro documental, y que supo visitar la Argentina invitada por el DocBuenosAires– sigue de cerca los modos de la obra del también documentalista Frederick Wiseman, analizando indirectamente, a partir de la interacción entre médicos, enfermeras y pacientes, el funcionamiento de una institución compleja. Siguiendo la lógica de la vida, la enfermedad y la muerte, la película nunca abandona como eje los cuerpos de un grupo de mujeres (cis y trans) y el pabellón ginecológico, con sus zonas aledañas, como trasfondo.

Las primeras viñetas de Nuestro cuerpo encuentran a dos jóvenes que han decidido abortar. La primera de ellas, una adolescente de 15 años que describe cuáles fueron las circunstancias que terminaron en embarazo, es entrevistada por una médica con algo de asistente social y de psicóloga. La segunda, de 24 años y casada, se encuentra en una situación diferente, y la decisión de detener la gestación tiene otro origen y connotaciones. Afuera, en la sala de espera, un cartel con las siglas IVG (Interruption Volontaire de Grossesse) resuenan con más fuerza cuando son vistas en estos días, dada la reciente incorporación de ese derecho en la constitución francesa. De allí, el film salta a otro consultorio en el cual un par de chicos trans conversan y deciden los pasos a seguir en el futuro inmediato –tratamientos hormonales, intervenciones quirúrgicas– junto a sus médicos de cabecera.

Fiel al estilo observacional, la película no incluye ninguna clase de relato en off o marco externo, dejando que sea la misma realidad (y las decisiones de montaje) los elementos que terminan definiendo la estructura de la narración. Se suceden consultas de mujeres con endometriosis que escuchan atentamente las posibilidades que provee la medicina, secuencias que registran los distintos pasos de la fertilización asistida –hay algún llanto, pero también risas cuando un paciente con escaso conteo de espermatozoides es dejado en la soledad del cuarto donde deberá eyacular– y varios partos, naturales y por cesárea, que la realizadora registra con atención al detalle médico y humano. A esa altura de la proyección, resulta claro que la paciencia ha formado parte esencial del rodaje: el nivel de confianza entre la realizadora y las distintas pacientes así lo señalan (como así también la autorización ulterior para el empleo de las imágenes y sonidos).

La enfermedad nubla nuevamente el horizonte y la propia Simon aparece en cámara ya no como cineasta sino como paciente al ser diagnosticada, en medio de los varios meses de filmación, con cáncer de mama. Poner el cuerpo es una expresión que adquiere aquí una rotunda cualidad física, una situación que la ubica al mismo nivel que los sujetos documentales. Más allá de una ardua operación de útero y la preparación de una paciente para otro tipo de intervención, el “cuerpo” público también es expuesto en una breve secuencia en exteriores que pone en discusión la violencia obstétrica. Simon no objeta la denuncia, pero le contrapone una escena en la cual una situación que bien podría haberse interpretado como abusiva demuestra ser de una naturaleza muy distinta, con el énfasis en la complejidad de ciertas situaciones. Fascinante de principio a fin, Nuestro cuerpo vuelve a demostrar el enorme poder del cine documental, cuando se halla en manos talentosas, a la hora de contar diversas realidades que nos rodean pero no siempre vemos.