River y Boca enfrentaron a los equipos cordobeses Talleres y Belgrano respectivamente, el fin de semana anterior, motivo por el cual nos llevó a convocar al colega humorista el Negro Peperina -que es más cordobés que la Mona Jiménez tomando fernet- para que nos ayude a analizar la actuación de los equipos de la Docta.
-¿Cómo le va Don Peperina, vio el partido de los equipos de su provincia?
-No, si vua a pasarme el fin de semana escuchando música celta. Más vale, varón, no sabéi qué mal la pasé. Para nosotros fue un finde más malo que el DNU de Milei. Primero el Taieres que empató de pedo con River y después el Pirata que terminó más perdido que Vladimir Putin en la “Semana de la Dulzura”.
-¿Nos quiere comentar algo de ese partido?
-No, si vua venir para comentar el pronóstico del tiempo. Pues claro, amigazonón. Aunque ya que tocamos el tema del tiempo le digo que el sábado antes del partido se largó una tormentazaza elétrica que amenazaba inundarnos. Igual sé que los jugadores de nuestros equipos no iban a sufrir peligro alguno en caso de inundación ya que los troncos flotan.
-No diga eso. ¿Usted dice que jugaron mal?
-No, si parecían el Barcelona de Messi y el Real Madrid de Zidane juntos. ¡Vamos, varón! ¿Qué me estái haciendo decir?
-¿Usted me está guiñando el ojo?
-No, si vua a tené el 7 de espada. Claro, varón. Si esa remontada de Boca no tenía nada de divertido para los cordobeses. Empezamos ganando, pero al final el culiau del Cavani que no le hacía un gol ni al Arco Iris se despertó de prepo y se mandó el “jatric” ese que dejó a Belgrano como gato panza arriba, dado vuelta, los defensores quedaron más descolocados que Mirtha Legrand en alguna marcha del Polo Obrero o que mi primo el “Mosquito” en una lechería. A propósito ¿Sabe por qué le decimos “Mosquito”? Porque hay que matarlo para que deje de chupar.
-¿Toma mucho?
-¿Que si toma? Con decirle que lo llamamos Jorge Luis Borges, porque está enterrado en Ginebra. Y los fines de semana, más que mosquito es un insecto de museo: vive en alcohol. Ya de chiquito le daba al chupi, para él los tres colores primarios eran el blanco, el tinto y el rosado. Cuando en la escuela le pedían que dibuje a su familia él dibujaba a la Tía María, a los Ocho Hermanos y al Oporto El Abuelo.
-Sigamos con el partido.
-No, pa’ qué si fue un partido raro, más raro que Papá Noel con anorexia o que el Chaqueño Palavecino cantando reggaetón. Belgrano empezó embalado con el gol de Passerini y después la defensa parecía un molino roto: se la pasaba dando vueltas al pedo, y permitió que el yorugua Cavani se despertara de su larga siesta de goles, que después de 594 minutos sin mojar se mandó un jatric puético, antológico y humillante para nosotros. Menos mal que todo quedó en el triplete. No me imaginaba un cuarteto de goles, porque el cuarteto es propio de Córdoba, hermano.
-Gracias, Peperina. Lo vuelvo a convocar para otro día. ¿Va a venir?
-Por supuesto. Voy a estar firme como reposera de Macri. Lo juro por la memoria de mi primo el Mosquito.
-No sabía que había muerto.
-No, varón. Está vivo, pero no se olvida de nada el choborra ese. Hasta chau.