El arte, más allá de los ataques actuales, es una de las ramas más potentes y certeras del quehacer humano: cristaliza realidades, tiende puentes, democratiza la palabra y otros lenguajes. En esa línea, el teatro es, por supuesto, una de las más relevantes.
Así, miles de autores y autoras escriben hoy y muchxs de ellos lo hacen con foco en las niñeces y juventudes, en sus particulares y necesarios universos. Y para contrarrestar cierta opacidad que nos rodea, ese microcosmos de tablas, reflexiones y colores está de fiesta.
Sucede que el viernes, en una ceremonia virtual se conoció a los y las ganadoras del II Premio Hispanoamericano de Dramaturgia para las Nuevas Infancias, organizado por el Instituto de Artes del Espectáculo "Dr. Raúl H. Castagnino" y el Centro de Documentación María Elena Walsh.
Entre la lista de 12 nombres seleccionados, dos norteños se alzaron con merecidos lauros: Elena Bossi, de Jujuy, obtuvo el Primer premio (compartido sin orden de mérito) por “Bandidos por todas partes”, en la categoría de primeras infancias. Lo compartió con Carolina Erlich y Paula Vargas (de la CABA), por Levelibélula.
Asimismo, el salteño Gastón Espeche fue reconocido con el segundo premio en la categoría adolescencias por la pieza “Un millón de seguidores”.
En ese marco, desde la organización señalaron que recibieron más de 70 obras provenientes de España, México, Chile, Argentina, Ecuador, Perú, Colombia y otros puntos de América Latina: “El nivel ha sido excelente. Estamos felices porque la convocatoria ha sido un éxito en cuanto a la calidad, cantidad, participación de distintos países de la región y España y a la diversidad de temáticas y franjas etáreas”, dijeron.
Además, añadieron que la nueva edición del certamen –que tuvo por jurados a Jorge Dubatti, Nora Lía Sormani y Rodrigo Ures- se inscribe en una serie de actividades para “tender una sólida red en torno al trabajo para las infancias desde las artes escénicas”.
En la reunión que se llevó a cabo por zoom, Sormani detalló que es “importante valorizar las dramaturgias de quienes están escribiendo ahora, contemporáneamente, para las infancias” y contó que se concretará la difusión de las obras con un libro compilatorio en formato físico y digital para descarga pública.
Por su parte, Ures sostuvo que “La idea de este premio es que el teatro realmente encarne en los niños, en las niñas; y en los jóvenes y en las jóvenes. El año pasado hubo encuentros de los ganadores con los niños, con los jóvenes, con los docentes”, recordó.
Campeona jujeña
Desde la coordinación del concurso presentaron a los premiados como campeones. Con una imaginaria medalla colgada al cuello, con la sonrisa y humildad que la caracterizan, Elena Bossi mostró su gratitud y felicidad: “No suelo escribir para chicos. Escribo teatro para adultos. De pronto presencié un espectáculo de títeres de La Faranda que me voló la cabeza, pensé que era como un dibujo animado con posibilidades infinitas. Y otra cosa que tiene posibilidades infinitas es la imaginación de la infancia, que es muy contundente, muy poderosa. Por suerte y por un regalo que me hizo la vida, yo la tengo muy presente, muy vívida”, recalcó.
Y especificó: “Es decir, no me olvido de lo que sentía mientras jugaba en la infancia. Entonces pensé en escribir una obra para chicos muy chicos, como yo era cuando me fui de vacaciones a la playa y con una amiga y robamos un sulky para sentir la emoción de andar en el caballito sobre la playa. Me acordaba perfectamente bien de todo lo que jugamos en esos días y en esa playa. Pensé que esto con títeres es infinito, se puede hacer todo lo que imaginaba de chica. Eso es la obra: un juego”.
Entre esa reubicación de lo lúdico y los recuerdos de infancia, Bossi le explicó a Salta/12: “Este reconocimiento es muy importante para mí, totalmente inesperado y me llena de agradecimiento y alegría porque viene de instituciones y personas en las que confío, que brindan generosamente sus saberes y sus capacidades de organización. Es un honor grande, me entusiasma, y ayuda mucho a difundir la obra de autoras y autores que yo no conocía y ahora podré leer”.
Más aún, la dramaturga manifestó: “escribí siempre poco para la infancia; pero puedo decir que para hacerlo recurro a mis propios recuerdos, no solo en tanto hechos vividos, sino, sobre todo, en cuanto esos recuerdos me devuelven la agitación, los sentimientos, los sentidos alertas y expectantes, las emociones inquietas, frescas, el asombro de los descubrimientos que atravesaron toda mi primera infancia”.
En otro orden de cosas, confesó que desconoce cuál será el trayecto de la obra pero dijo que tiene la esperanza de que “le resulte atractiva a algún grupo que trabaje con títeres, sombras y/o otros recursos semejantes”.
Un lauro para Salta
“En este momento de la Argentina, en estos tiempos duros y oscuros, donde están golpeando tanto a la cultura, todos los días, por todos lados, este premio es necesario, que estemos presentes, que estemos en red es un acto de resistencia imprescindible”, planteó en el zoom Tomás Buccela, uno de los galardonados. Y en seguida le abrió paso a Gastón Espeche, quien multiplica literatura a través del sello La Juana Cartonera, de Salta.
Espeche, que vive en el barrio Ferroviario “por donde pasa el tren a cada rato”, relató que su obra “aborda la búsqueda de la identidad y la mirada del otro, ese vacío que buscamos llenar con los demás, con la mirada ajena que nos forma y nos da lo que llamamos identidad. Somos presos de la mirada del otro”.
Uno de los responsables de la editorial ecológica reconoció en su propuesta algunos guiños a “300 millones”, de Roberto Arlt, y reveló ante este medio: “Hace poco me puse a escribir teatro. Esta obra fue inspirada estructuralmente por las primeras obras de Jean Genet y una de Jean Paul Sartre. Estamos hablando de la post guerra, Europa. Lo transporté a esta era, es decir ‘lo afané’, como buen artista. En vez de presos, criadas o infanticidas, puse influencers y youtubers ¿Cuál es la diferencia? Me di cuenta que no hay mucha. Somos presos de la mirada del otro, esa es la gran metáfora, es nuestro infierno y nuestro goce”.
Espeche subrayó el rol de Natalia Aparicio, que supervisó las primeras versiones de la obra, y de Andrea García, que le envió el link de la convocatoria. Deseoso de que su creación se monte en la provincia o en otros sitios agregó: “No me sorprendería que los adolescentes se rieran de principio a fin, o les diera cringe, o les diera bronca como se ven plasmados en una obra escrita por un millenial”.
Finalmente, Bryan Vindas, uno de los centroamericanos destacados del certamen, afirmó: “Este reconocimiento es conmovedor porque sabemos que Argentina es una coordenada dramatúrgica en nuestro continente”.
De este manera, dejando su huella, dos hacedores del NOA muestran sus historias, para repensarnos, para trazar líneas de unión, de pluralismo, de puesta en valor de las infancias y las juventudes. Para fortalecer el tejido social, con arte y con encuentros, para resistir los ataques del individualismo que no pasará.