El extitular de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico, Fernando Peirano, cuestionó por AM750 el ajuste del Gobierno de Javier Milei en materia de Ciencia y Técnica y advirtió que esto podría derivar, nuevamente, en un proceso de “fuga de cerebros”, como ocurrió en los 90’ y durante el marismo.
Tras poner en valor la carta firmada por 68 premios Nobel, advirtió que "el juego no se termina dentro de las fronteras de Argentina", y que el feroz recorte en las áreas de ciencia y tecnología "genera un potente cóctel para que veamos, una vez más, cómo los más brillantes terminan yéndose por Ezeiza buscando la oportunidad que les restó el país”.
Para Peirano, esta dinámica no es una sorpresa, ya que en líneas generales "los gobiernos que impulsan una visión neoliberal, en este caso extrema, suelen tener una muy mala convivencia con los sistemas científicos”.
Entre las razones, comenzó señalando que tiene que ver con su “vocación de desfinanciar a estos sistemas”. En este ajuste, no ven que son sistemas que tienen resultados en el mediano y largo plazo y que, por lo tanto, “necesitan un presupuesto para esos plazos” que les pueda dar “una certidumbre”.
La segunda razón, indicó, tiene que ver con la fricción con los órganos de Gobierno autónomos que manejan las instituciones científicas y de altos estudios. “La vida científica se organiza en función de esos órganos y los gobiernos neoliberales suelen desconocer su autoridad”, dijo sobre, por ejemplo, organizaciones como el Conicet.
El “tercer capítulo”, advirtió, es “el más evidente”, y tiene que ver con el “intento de sustitución de los sistemas de evaluación de pares, rigurosos y metódicos, con la evaluación en las redes, la desacreditación de los trabajos”. Sintéticamente, dijo: “En esa gran confusión, se hiere el rol que tiene la ciencia en una sociedad”.
“Ese cóctel siempre es explosivo en Argentina, donde tenemos una larga tradición en ciencia y universidad. Los desarrollos son para toda la sociedad. Y esto es percibido en el mundo. El prestigio de la ciencia argentina hizo que 68 premios Nobel se organizaran para hacer sonar esta advertencia”, finalizó.