“En un artículo publicado en 1960, Cameron afirmaba que “existen dos principales factores que nos permiten mantener una imagen especial y temporal”. Es decir, que nos permiten saber quiénes somos y dónde estamos. Esas dos fuerzas son “a) una fuente continuada de información sensorial y b) nuestra memoria”. Gracias al electroshock, Cameron aniquilaba la memoria: mediante las celdas de aislamiento destruía todo origen de información sensorial”.
Este es un extracto sacado del libro La doctrina del shock de Naomi Klein. Es un libro de unos años atrás pero que describe con mucha exactitud algunas cosas de hoy. En ese extracto Naomi cuenta cómo, desde experimentos pagados por la CIA, se llevaban adelante torturas a personas que -según ellos y su mirada del mundo- “tenían que ser reencauzadas”.
Hace pocos días el represor Alberto Daniel Rey Pardellas, que está siendo juzgado por crímenes de lesa humanidad en Bahía Blanca, realizó una apología del robo de bebés que devela que la apropiación y ocultamiento de la identidad fue parte de un plan sistemático de la última dictadura militar. https://www.pagina12.com.ar/717520-una-apologia-del-robo-de-bebes-en-pleno-juicio-tienen-la-san
Según el represor, el robo de los hijas e hijas de los detenidos-desaparecidos tuvo un “sentido humanitario” y habló de algunos hijos de desaparecidos en particular como ejemplos de “sangre maldita”.
Pardellas describe cuál era el verdadero objetivo de la dictadura militar con este plan sistemático. El hecho de que hayamos sido bebés, niñas y niños quienes fuimos robados de nuestras madres no es –como lo hicieron querer ver en ciertas oportunidades- una muestra de su humanidad; es una muestra su lado más siniestro.
Ni siquiera había que tomarse la “molestia” de torturar, de despersonalizar, de llevar adelante esos procesos sangrientos de “reeducación” (cómo decían en la Marina). Éramos niñas, niños… que no habíamos formado aún la memoria de nuestra familia y de lo que queríamos del mundo. Por eso nos robaron. Porque era una forma más de quitarle su esencia y futuro a nuestras madres y a nuestros padres.
Pero este señor, Pardellas, se equivoca: nuestra sangre no está maldita, nuestra sangre está bendita. Está bendita desde que las Abuelas de Plaza de Mayo encontraron el índice de abuelidad que nos permitió encontrar nuestra verdadera identidad. Nuestra sangre está bendita porque tiene la libertad con la cual nos engendraron en momentos muy difíciles. Está bendita porque tiene la libertad que nos da poder, pese a todo, decidir nuestro rumbo en la vida.
Lo que sí muestra también este discurso es que la dictadura hoy tiene una terrible actualidad. Y con esto estoy diciendo que, si bien Milei llega por los votos al gobierno, lo que quiere instalar es el plan económico que fue el motor de la dictadura. Ya que hablamos de sangre: el plan económico fue la sangre que corrió por las venas de la dictadura.
El objetivo de la dictadura es llevar adelante un plan de liquidación de la industria nacional, de destrucción del tejido social y un proceso intenso de explotación y expropiación de nuestros recursos naturales. Ese era el objetivo y el motor de la dictadura militar, y hoy es el objetivo y el motor de este gobierno neoreaccionario que está llevando adelante el shock por otros medios.
Cada vez que te levantás y el boleto del subte o el colectivo aumenta; cada vez que te levantás y tenés que ir al supermercado y tenés que contar las monedas porque no te alcanza; cada vez que tenés que pensar si podés comprar pan o leche… ese plan ganó, y vos perdiste.
Hace pocos días, a la par del juicio al represor que hace apología del robo de bebés, la justicia condenó a Adolfo Donda Tigel por mi apropiación y ocultamiento de identidad. Y en su veredicto los jueces consideraron justamente el marco del plan sistemático.
Ese plan incluye tanto la entrega de bebés como la entrega del país. Al primer delito lo juzga la justicia. Al segundo, lo juzgará el pueblo y la historia.