Las jubilaciones y las prestaciones del PAMI son los dos rubros con mayor caída en el gasto público en los dos primeros meses del año, ambos suman el 43 por ciento del total del gasto devengado de la administración nacional. Se estima una pérdida del 30% del poder adquisitivo de las jubilaciones sólo entre enero y febrero del 2024. Un derrumbe sólo comparable a la situación del año 2002, con la diferencia que a esa situación catastrófica se llegó luego de diez años de políticas regresivas y ahora está ocurriendo a velocidad récord.

El presidente Javier Milei reiteró en su discurso de inauguración del período de sesiones ordinarias, en el Congreso Nacional, una idea que ya había mencionado en otras ocasiones: “En los últimos 15 años se jubilaron cuatro millones de personas que no aportaron”.

Es una afirmación que han repetido también otros funcionarios de su gestión y que omite un dato fundamental: la mayoría de las personas que se jubilaron por las distintas moratorias en los últimos años son mujeres. Muchas de ellas con aportes incompletos, con trayectos laborales formales o informales interrumpidos, porque se han dedicado a cuidar y garantizar las tareas reproductivas indispensables para el sostenimiento de la vida. En un contexto además de alta informalidad laboral, obviamente no elegido por trabajadores y trabajadoras.

El 1º de diciembre de 2005, el presidente Néstor Kirchner firmó el decreto 1.454 que creó la que luego se conoció como jubilación de las amas de casa. Fue una de las medidas de justicia social y de igualdad de género más importantes que se recuerden durante el siglo XXI. Con ese primer impulso, fueron más de dos millones las mujeres que accedieron al derecho a una jubilación mínima, pago mediante con los descuentos correspondientes. Entre ellas había mujeres que habían trabajado años en la informalidad, y no contaban con los aportes necesarios; una responsabilidad del Estado y de los empleadores, no de las trabajadoras. Otras pudieron ver valorado su aporte a la crianza de los hijos y las tareas de cuidado.

El presidente Milei y sus funcionarios afirman que estas mujeres “no aportaron nada”. La economía los desmiente. Los informes oficiales elaborados por la Dirección Nacional de Economía, Igualdad y Género indican que las tareas de cuidado generan alrededor del 16,8% del PBI nacional. El cálculo se hace poniéndole a las horas que se dedican a esas tareas un valor de “mercado” – como tanto le gusta al gobierno nacional-, ya que son tareas no remuneradas.

Las mujeres dedican en promedio seis horas y media por día a estos trabajos y los varones la mitad en promedio, aunque son más las mujeres que tienen estas tareas como su ocupación principal.

Para Milei y las funcionarias y funcionarios de su gobierno, las trabajadoras de las tareas de cuidado, amas de casa, no tienen derecho a la jubilación. Una mujer que dedicó su vida a cuidar y criar a sus hijos, a personas dependientes e incluso a su generar las condiciones para que su pareja o toda otra persona adulta del hogar se inserte en el mercado de trabajo, además de las tareas comunitarias y sociales, altamente feminizadas y que tampoco son remuneradas, tiene que pasar su vejez condenada a su suerte o la que su familia pueda brindarle.

A la derecha argentina le gusta decir que su modelo son los países del capitalismo avanzado, en las palabras; pero en las decisiones políticas empujan al país hacia los modelos de las naciones más pobres del tercer mundo.

Sólo por mencionar dos países con políticas similares a las de Argentina: España tiene una pensión para amas de casa cuyo requisito es contar con la edad jubilatoria y más de 10 años residiendo en España. Y otro de los países elogiados por los economistas neoliberales como Chile, con la ley 20.555, aprobada en el año 2008 durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, se propuso acortar las brechas de género en el acceso al derecho jubilatorio, aun cuando el sistema previsional es mayormente privado. Creó varios instrumentos, entre ellos la Pensión Garantizada Universal, a la que han accedido mayormente mujeres, como pasó con las moratorias en la Argentina.

El vocero presidencial Manuel Adorni dijo esta semana, ante la prensa extranjera, que el gobierno nacional era “muy respetuoso de las mujeres”, al ser consultado sobre la posición oficial respecto del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. Se trata del gobierno que decidió cerrar el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación y discontinuar políticas centrales para prevenir las violencias por razones de género -como el programa Acompañar y el fortalecimiento de la línea 144- y promover la igualdad en todos los ámbitos. Y es el mismo gobierno que desprecia a las mujeres que hacen las tareas de cuidado sosteniendo que “no aportaron nada”, cuando son las que hacen los mayores aportes al país, a juzgar por el porcentaje del PBI. Porque no hay sociedad posible sin cuidar de las personas en todas las etapas de la vida, pero especialmente en la infancia y la vejez.

Este 8 de marzo desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires ratificaremos nuestro compromiso por construir políticas inclusivas, que promuevan la reducción de las brechas de desigualdad. Porque tenemos la convicción como señaló nuestro gobernador Axel Kicillof que una sociedad mejor la vamos a lograr con más y mejor Estado, garantizando los derechos y con una sociedad solidaria. Vamos a acompañar las marchas que se van a realizar en toda la provincia y en el Congreso Nacional para defender los derechos que han costado siglos de lucha a las mujeres. En la provincia de Buenos Aires seguimos trabajando para la igualdad. 

La autora es ministra de Mujeres y Diversidad de la provincia de Buenos Aires.