En febrero la inflación de las y los trabajadores se ubicó en 15,8 por ciento mensual, medida por la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (Umet). Se desaceleró 6,8 puntos respecto del dato de enero, tendencia que se explicó principalmente por la estabilidad del dólar nominal luego del salto devaluatorio de diciembre, sostienen los investigadores. En febrero, la quita de subsidios al transporte público y la energía impulsaron la suba de precios. En el primer bimestre la inflación acumuló un 41,8 por ciento y en los últimos doce meses subió 282,3 por ciento, es decir que los precios se triplicaron en el último año. La Ument advierte que el salario argentino medido en dólares a paridad de poder adquisitivo está en mínimos históricos.

La estimación de Umet permite anticipar el dato que dará a conocer el Indec el próximo martes. De acuerdo a esta medición, la inflación de febrero del 15,8 por ciento estuvo particularmente impulsada por los servicios públicos como electricidad y transporte en el marco de la política de reducción de subsidios por parte del Gobierno nacional. La desaceleración respecto a enero (22,6 por ciento) estuvo asociada a "la estabilidad del dólar nominal (...), la reducción de la brecha cambiaria, la caída de los precios internacionales de las materias primas agrícolas y el desplome del consumo doméstico”.

Lo anterior explica que la categoría de Vivienda haya trepado 38,8 por ciento mensual en febrero y la de Transporte un 20,8 por ciento, ambas fueron las únicas con incrementos superiores al promedio general. En tanto, el rubro de Alimentos mostró una considerable desaceleración anotando un aumento del 9,9 por ciento en el mes.

Otras categorías que crecieron por debajo de la inflación promedio fueron Comunicaciones un 14,2 por ciento, Otros bienes y servicios un 12,5 por ciento, Salud en 12,5 por ciento también, Educación un 11,3 por ciento, Equipamiento para el hogar 9,9 por ciento, Recreación y cultura –pasada la temporada estival- un 7,1 por ciento e Indumentaria y calzado un 6,7 por ciento.

El informe de Umet incorpora un análisis sobre el salario argentino en perspectiva histórica y comparada con otros países del mundo. No sólo lleva las retribuciones a una moneda común –el dólar- antes de compararlos sino que toma en cuenta también el costo de vida –el de la canasta básica- en cada país, de modo que representen mediciones homogéneas: para un mismo valor en dólares puede resultar mucho más caro vivir en un país que en otro. Sostienen que es importante considerar una canasta de bienes y no solo “la leche, la nafta o la carne” como difundieron algunos medios de prensa.

Según sus cálculos, actualmente el salario argentino medido en dólares a paridad de poder adquisitivo –es decir ajustando por las diferencias del costo de vida entre países- es de 1.550 dólares y resulta 4,3 veces inferior al de Estados Unidos, 3,3 veces inferior al de Francia y Alemania y 2,8 veces menor al de Italia y 2,6 veces inferio al de España. Esto quiere decir que a los argentinos al menos les cuesta tres veces más pagar las mismas cosas que a un europeo o un norteamericano. Esta falencia se explica ultimamente en mayor medida por el encarecimiento del costo de vida en pesos, dado que el tipo de cambio se ha mantenido estable.

También el argentino es un salario menor comparativamente al de Chile, de 2.355 dólares según la paridad, y es ligeramente superior al de Mexico, de 1.385 dólares, según las estimaciones de Umet.

Asimismo, en perspectiva histórica la Umet encontró que el poder de compra de los salarios argentinos actuales equivalen a los que tuvo Argentina a principios de los años 50, y comparado con el de naciones desarrolladas “la gran divergencia” se produjo a partir de los años 70, cuando el poder adquisitivo local ingresó en una senda descendente mientras en el exterior siguió creciendo. Esto permite entender el atraso en términos distributivos y de riqueza que experimentó el país respecto a otras naciones en las últimas décadas. “Hasta la década de 1970 Argentina experimento, con sus vaivenes, una tendencia expansiva en el salario real”, relata el informe.

El ritmo de crecimiento era hasta entonces similar incluso al de Estados Unidos, muestra en detalle el informe. “Desde la década de 1970, Argentina entró en un período de alta volatilidad macroeconómica, que se reflejó en un comportamiento muy oscilante en los salarios reales. A grandes rasgos, la tendencia desde entonces fue hacia la disminución, con algunas recuperaciones temporales, siendo el período entre 2003 y 2015 el más notable en términos de mejora salarial. En contraste, los salarios reales en otros países continuaron su trayectoria ascendente en el largo plazo”, concluye la Umet.

Además, “Argentina ha perdido posición nos solo frente a nacioanes desarrolladas sino también en comparación con otros países emergentes. Un ejemplo de esto es Corea del Sur, cuyo salario pasó de ser apenas un quinto del argentino en 1970 a más del doble en la actualidad.