El discurso del gobernador de Buenos Aires Axel Kicillof en la apertura de las sesiones legislativas de la provincia será recordado por la historia. En él volvió a reivindicar el Canal Magdalena y lo puso como una de las siete condiciones básicas para negociar con el Poder Ejecutivo nacional. Es esta una obra de extraordinaria importancia para todos los argentinos, no solo para quienes habitan la provincia. En esto hay una confusión que nada tiene de inocente, se dice aviesamente que porque la obra se hace sobre costas bonaerenses, solo beneficia a los bonaerenses… Es más: el 18 de febrero del 2021, la diputada provincial santafesina Clara Garcia (PS) dijo en un seminario en la Cámara de Diputados de esa provincia: “Tengamos cuidado que detrás de frases épicas como SOBERANÍA se esté beneficiando a la provincia de Buenos Aires, derivando fondos del presupuesto nacional para la construcción del Canal Magdalena…”
Y agregó en defensa del canal Punta Indio: “Es como si estás haciendo una ruta y al lado te hacen otras” (sic). Esto es falso y malintencionado.
Primero: la soberanía no es solo una cuestión de mera vecindad, hace a la unidad histórica, en todo tiempo y espacio, de una nación. No es divisible. Es como considerar que las Malvinas solo deberían interesar a Tierra del Fuego o Santa Cruz, por ser territorios colindantes. ¿Qué diría de estas afirmaciones el socialsta Alfredo Palacio, más porteño que el obelisco y gran defensor de la soberanía de las Malvinas? El dragado del Magdalena es soberanía sin peros. ¿Cómo puede ser que nuestros barcos que navegan por el Paraná, tengan que ir a Montevideo para salir al mar Argentino? Un disparate total. Es como si estuvieras en tu casa y para ir de la cocina al living tuvieras que pasar por el patio de tu vecino.
Pero más falso aún es que el dragado del Magdalena solo favorece a los bonaerenses. Toda la producción nacional se beneficia, y muy especialmente la agropecuaria, por ser la que más usa la vía navegable para exportar sus productos, y la que más costo de flete paga.
Veamos: el flete siempre, pero siempre, lo pagan los productores. El precio de la soja o el maíz se construye así: precio internacional menos gastos y flete. Es de sentido común estricto buscar el camino más corto, para pagar menos flete. Una verdad elemental, ¿no? Sino por qué se hizo el canal de Panamá y el de Suez? O cuál es el motivo del conflicto, que existe hoy en el Mar Rojo? Todo es para habilitar rutas más cortas, con el fin de ahorrar en flete. Una verdad de perogrullo.
Bueno, en Argentina con el Canal Magdalena es al revés. Nosotros somos “innovadores” e invertimos esa lógica elemental; queremos ir por el camino más largo y pagar más flete y costos, por eso defendemos el canal Punta Indio, que en lugar de llevarnos directo al mar Argentino, nos hace un paseo previo por el puerto de Montevideo. Somos unos vivos bárbaros.
Y los representantes gremiales agropecuarios, los que tienen que defender el bolsillo de quienes pagan el flete, en vez de militar la ruta más corta en beneficio de sus bases agrarias, militan la más larga y onerosa. Harto difícil de entender tanto para nativos como para foráneos. Como dijo Bilardo en Italia 90, cuando jugamos contra los brasileños: ”Ojo no se la den a los de amarillo porque son los contrarios!”
Luciano Orellano, autor de La Argentina Sangra por las Barrancas del Paraná, nos facilita una infografía de los mapas con la traza de los dos canales. (en la imagen)
El recorrido del Canal Magdalena es: a) más corto. Y agrego: b) es mucho más barato su mantenimiento c) es mucho más fluida su navegación, reduciendo sustancialmente los costos de espera. Dos ítems que, aparte del kilometraje del recorrido, hacen al costo del flete.
El Canal Punta Indio es un canal artificial de 120 km de largo y unos 100 metros de ancho, donde se produce el 65 % de las demoras de los barcos, que tienen un alto costo por eso. Es un canal de una sola mano, lo que significa que mientras un barco pasa los otros están en espera y que necesita un esfuerzo sostenido y caro de dragado, que paga SIEMPRE el chacarero.
El Magdalena es un canal natural, orientado a favor de la corriente y los vientos, por lo que necesita mucho menos dragado y es más barato su mantenimiento. Tiene 54 km de longitud, 150 metros de ancho, y es de doble mano; o sea 66 km más corto y 50 metros más ancho. Su navegación es mucho más rápida achicando el costo del flete. Pero quieren ir por Punta Indio. ¡Qué vocación de colonia hermano!.
¿Por qué las compañías transnacionales dueñas absolutas del comercio exterior, responsables de la fijación del tipo de cambio e ingresos de divisas al país, quieren ir antes a Montevideo y no ir directo por el mar Argentino?
El puerto de Montevideo, como se ve, es un verdadero enjambre de empresas multinacionales, radicadas allí al solo efecto de evadir impuestos. Según los tributaristas Alejandro Gaggero y Gustavo Zanotti, esas maniobras les permiten embolsar entre 1.200 y 2.400 millones de dólares/año, por la manipulación de los precios de transferencia con sus propias empresas cáscara montadas en el Uruguay. Por eso eligen este país de baja o nula tributación, que no cobra impuestos a las rentas provenientes de actividades realizadas en otros países.
El investigador norteamericano Raymond Baker estimó que el 62% del comercio fraudulento se hace entre empresas. El negocio intrafirma en la exportación de granos supera el 80% de lo comercializado por las grandes exportadoras. Uruguay y su puerto son un verdadero paraíso para estas maniobras non-sanctas. ¡Cantan Bingo!
La puesta en agenda del dragado del Magdalena nos muestra lo mejor y lo peor de la conciencia nacional. Lo que llama la atención en este tema tan sensible, no es la conducta indoblegable del gobernador Kicillof en defensa de la producción y la soberanía nacional, sino la posición de los sectores agrarios de no reivindicar, empujar o reclamar que se haga esa vía de comunicación fluvial, que les va a permitir ahorrar mucho dinero. Según la excelente investigación del CEPA, el ahorro iría entre los 145 y los 243 millones de dólares por año. No es una cifra menor, y el repago del dragado es en dos años aproximadamente.
El PS, la UCR y el PRO, totalmente alineados con las transnacionales exportadoras, operan a favor del Canal Punta Indio, al igual que la Mesa de Enlace que se expresó en estos términos: “Nos genera inquietud el desarrollo del Canal Magdalena, la alternativa impulsada desde la provincia de Buenos Aires”. El vicepresidente de FAA, Elvio Guia, que todavía no se enteró que tiene que defender a los chacareros y no a Cargill, se pregunta con sorna: “¿Qué tan necesario es el canal Magdalena?” El representante de SRA no le va a la saga: “La construcción del Magdalena es inoportuna”. La Asociación de Cooperativas Argentina (ACA), dueña de puertos y exportadora, señala: “No es momento para discutir el canal Magdalena, que le va a sacar tráfico al troncal al Canal del Indio. A cualquier empresa le hace ruido porque altera el tráfico que se generó hace 30 años". ¡Cuánto “patriotismo”! Por favor, no nos defiendan más.
Repasemos este verdadero mundo del revés. La Mesa de Enlace santafecina reclama y defiende ir a un país extranjero por la ruta más larga y costosa, esquivando el propio, de la mano de transnacionales, que pagan menos por los productos y venden más caros sus insumos a los chacareros que ella representa. Los monopolios le hacen costear el flete a los propios damnificados, para llevar la mercadería a un lugar seguro, donde pueden hacer sus fechorías tranquilos. Todo para evadir, con la complicidad de partidos políticos y gremialistas cuyas bases son las perjudicadas por la maniobra. Sería algo así como que te asalten en la vía pública y el chorro te haga pagar el taxi hasta el lugar donde va a esconder el botín, y que después lo exculpes y lo defiendas públicamente. Acá no entiende el que no quiere.
Con patriotas así, ¿quién necesita cipayos?