Y llegó la noche de esa entrega de premios que amamos odiar. O que odiamos amar, da lo mismo. La quintaesencia de la “temporada de premios”. La ceremonia que, desde hace 96 años, celebra “lo mejor” de la producción cinematográfica anual (las comillas pueden interpretarse como ironía o simple puesta en tensión). Sobre el final de la noche la ceremonia, que comenzó una hora antes del horario habitual desde hace varias décadas, ya tenía a sus ganadores bien definidos, números puestos y alguna sorpresa incluida. La gran triunfadora de la noche resultó ser, como anticipaban todos los pronósticos, Oppenheimer, el film de Christopher Nolan centrado en la vida y explosiva obra del principal responsable de las bombas atómicas detonadas en Hiroshima y Nagasaki.
Las siete estatuillas obtenidas por la biopic –Mejor Película, Mejor Director, Mejor Actor (Cillian Murphy), Mejor Actor de Reparto (Robert Downey Jr.), Mejor Montaje, Mejor Dirección de Fotografía y Mejor Banda Sonora– fueron seguidas no tan de cerca por Pobres Criaturas. El film del griego Yorgos Lanthimos obtuvo cuatro galardones (Mejor Actriz a Emma Stone, Mejor Diseño de Producción, Mejor Vestuario y Mejor Maquillaje y Peinados), todos premios considerados, injustamente, menores. El tercer caballo en cruzar la línea de meta fue Zona de interés, el film del británico Jonathan Glazer, que se llevó a casa el premio a Mejor Película Internacional y Mejor Sonido.
Más lejos aún quedaron Los que se quedan, Anatomía de una caída, Ficción estadounidense y Barbie, cada una con un único premio bajo los brazos. El film de Alexander Payne obtuvo la estatuilla a la Mejor Actriz de Reparto, mientras que el film de Justine Triet se llevó a Francia el de Mejor Guion Original. El de Guion Adaptado, en tanto, le correspondió a la adaptación del libro de Percival Everett American Fiction dirigida por el debutante Cord Jefferson. Finalmente, Barbie, que pasó de ser una de las favoritas de la temporada a quedarse con apenas un puñado de nominaciones, resultó la ganadora a la Mejor Canción, “What Was I Made For?”, compuesta por Billie Eilish y Finneas O'Connell, uno de los dos temas del film nominados.
Nuevamente con la conducción del comediante Jimmy Kimmel –quien abrió la velada con un típico segmento humorístico, no demasiado salvaje pero correcto–, la 96° ceremonia de los premios de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas zarpó con viento a favor hacia la entrega del primer galardón, correspondiente a la categoría Mejor Actriz de Reparto. A pesar de contar en la selección con actrices de mucho renombre como Emily Blunt y Jodie Foster, la actriz afroamericana Da'Vine Joy Randolph fue quien subió al estrado a agradecer con genuina emoción al ganar el premio a la Mejor Actriz de Reparto, repitiendo la consagración ya obtenida en los Globos de Oro. Su participación en Los que se quedan es uno de esos roles consagratorios, y el reconocimiento bañado en oro de esta noche seguramente abrirá las puertas de proyectos futuros.
A continuación, y como preveían todos los apostadores –el prode del Oscar es también una institución con nombre propio–, el veterano realizador japonés Hayao Miyazaki, que no estaba presente en el Dolby Theatre de Los Ángeles, fue el ganador del premio al Mejor Largometraje Animado por El niño y la garza, su último, estupendo largometraje que aún sigue en cartel en salas argentinas. El premio al Mejor Largometraje Internacional terminó en las manos de Jonathan Glazer por su cuarta película, Zona de interés –film que además ganó con justicia el premio al Mejor Sonido– y su discurso de agradecimiento incluyó una reflexión sobre la situación en Medio Oriente luego del atentado terrorista de Hamás del 7 de octubre y los bombardeos a Gaza, una de las escasas menciones a la realidad política de la noche.
La otra fue la del fotógrafo, periodista y realizador ganador de un Pulitzer Mstyslav Chernov al aceptar el premio al Mejor Largometraje Documental por 20 días en Mariúpol, que registra el sitio del ejército ruso en esa ciudad portuaria de Ucrania durante 2022. “Ojalá nunca hubiera tenido que hacer esta película” y “Este es el primer Oscar en la historia del cine ucraniano” fueron las expresiones utilizadas por el documentalista antes de homenajear a los soldados caídos en combate y a sus conciudadanos encerrados en prisiones rusas.
La reñida sección Mejor Actor de Reparto terminó coronando a Robert Downey Jr. (su primer Oscar) por su papel de Lewis Strauss en Oppenheimer, un par de bloques antes de que Zendaya presentara la entrega a la mejor Dirección de Fotografía, el comienzo de la confirmación de que la favorita de la noche iba a ganar muchas de las categorías en las cuales estaba nominada. El trabajo en blanco y negro y en colores del sueco-neerlandés Hoyte van Hoytema en formato de 70mm resultó así el vencedor en una selección que incluía otros trabajos en b&n: la chilena El conde, de Pablo Larraín, en la cual Augusto Pinochet se transforma en un vampiro literal, y Maestro, la biopic basada en la vida de Leonard Bernstein dirigida y protagonizada por Bradley Cooper, una de las grandes perdedoras de la velada.
El Mejor Cortometraje con actores de carne y hueso terminó en las manos de Wes Anderson (una primera vez para el realizador, otro ausente en la sala) y Steven Rales, codirectores de La maravillosa historia de Henry Sugar, uno de los cuatro relatos basados en cuentos de Roald Dahl coproducidos por Netflix que demuestran el poder del metraje breve, ese patito feo de la industria del cine.
El resto fue business as usual, en una entrega correcta –sin grandes hits que pasen a las historia, pero más ágil que algunas de las últimas ceremonias– que rozó las tres horas y media de duración e incluyó al menos dos grandes momentos: el musical basado en la canción “I'm Just Ken”, de Barbie, interpretado en vivo por Ryan Gosling y un ballet de Kens, y la presentación del premio al Mejor Vestuario con un John Cena desnudo, un guiño a la ceremonia de 1974 en la cual un hombre sin ropa corrió por el escenario detrás de un sorprendido David Niven. Además, desde luego, del consabido segmento in memoriam y un homenaje a los dobles de riesgo. Vermut, papas fritas, good show y hasta el año que viene.