Historiadores de todo el país emitieron un documento en el que denuncian con preocupación que el presidente Javier Milei ejerce en sus discursos “una interpretación decadentista de nuestra historia nacional. De la misma manera, tergiversa y manipula el significado histórico de figuras como Alberdi o Roca”, y lo acusaron de utilizar “el pasado histórico como ariete” basado en “una retórica agresiva, clasista y regresiva”.
“Desde el 10 de diciembre de 2023, fecha de asunción del presidente Javier Milei, asistimos a una prolija tarea de demolición del Estado y las instituciones republicanas, federales y democráticas, así como del sistema legal que garantiza la vida cotidiana de millones de personas”, plantearon los cientos de historiadores que firman el documento titulado “Milei ante la historia argentina”. Los catedráticos destacaron que se trataba “del ataque deliberado a una convivencia trabajosa, a la división de poderes y a la democracia. La actual política amenaza todo aquello que es patrimonio de la sociedad argentina en términos culturales, materiales, ambientales y territoriales”.
El texto escrito inicialmente por Omar Acha, Marina Franco, Silvina Jensen, Federico Lorenz, Marta Philp, Andrea Belén Rodríguez, Ignacio Telesca, Javier Trímboli, Julio Vezub y Fabio Wasserman (UBA- CONICET) recibió en menos de 48 la adhesión de más de seiscientos historiadores argentinos y trescientas adhesiones de profesionales de otros países. "Ya no nuestro", señalaron los autores al difundir el enlace que seguía rodando.
El documento plantea que “al igual que a millones de personas que habitan este suelo, la política de Milei amenaza nuestro presente y nuestro futuro. Pero nos implica especialmente, aunque parezca secundario, porque el gobierno utiliza el pasado como ariete”. A su vez señalan que “en su retórica agresiva, clasista y regresiva, el presidente Javier Milei apela reiteradamente a la historia. Señala un supuesto momento dorado del pasado argentino al que ubica, de manera para nada azarosa, antes de 1916 (cuando la participación democrática se amplió a partir de la Ley Sáenz Peña sancionada en 1912). Resulta insostenible la referencia al más alto PBI del mundo y la condición de potencia mundial de la Argentina, con la que vocifera en sus discursos, para sostener una interpretación decadentista de nuestra historia nacional”.
En la misma línea indicaron que “de la misma manera, tergiversa y manipula el significado histórico de figuras como Alberdi o Roca, apela a descalificaciones con reminiscencias dictatoriales para quienes no piensan como él (“comunistas”, “zurdos”, “populistas”), y convoca a un “Pacto de Mayo” sin relación alguna con los valores y la historia de la revolución de 1810. Pero va más allá: enmarca su misión histórica en la mitografía bíblica mesiánica recurriendo a argumentos teocráticos, misóginos y esotéricos”.
“Frente a la retórica del odio y la estigmatización basada en una visión de la historia que condena y humilla, la historia permite rescatar las huellas de la dignidad humana”, apuntaron y agregaron que querían “señalar el peligro que corre nuestra sociedad. No podemos, éticamente, no hacerlo”. Finalmente destacaron que “Historiadores/as al fin, pretendemos que estas palabras funcionen en el presente como una advertencia. En el futuro, si este brutal avance autoritario persiste, quizás este texto recuerde a alguien que el hilo invisible de la solidaridad humana nunca puede cortarse por completo, que el autoritarismo siempre encontró resistencias. Y encontrará esperanzas para hacer lo mismo”.