El Centro Cultural Rojas (CCR), que depende de la Secretaría de Relaciones Institucionales, Cultura y Comunicación de la UBA, abrió la temporada de exposiciones 2024 con la muestra “Ciudades”, de Lucía Pacenza (Buenos Aires, 1940). Se trata de la primera exposición para la nueva coordinadora general del CCR, Daniela Zattara.
La exhibición cuenta con la curaduría de Cecilia Escalante y Rocío Genovese y la colaboración artística de Claudia Naya.
La muestra se divide en dos grandes núcleos, por una parte los conjuntos escultóricos de mármol, yeso, acrílico y madera, que evocan ciudades, tal vez ciudades imposibles. Por la otra, “Espacios contenidos”, en la que la concepción de la ciudad se condensa en cajas colgadas sobre la pared.
La idea de la muestra en parte se expresa con una cita de Las ciudades invisibles, de Italo Calvino: “Las ciudades, como los sueños, están construidas de deseos y de temores, aunque el hilo de su discurrir sea secreto, sus normas absurdas, sus perspectivas engañosas, y cada cosa esconda otra”.
En conversación con Página 12, respecto de sus instalaciones, Lucía Pacenza cuenta que “hice ciudades de mármol que presenté en el Museo Nacional de Bellas Artes y en el Premio Trabucco. “Ciudad perdida”, que es de mármol, es una de las primeras.
En 2001 empecé con “Ciudad blanca”. Es un trabajo muy lento, de muchos pasos, porque cada pieza que compone la ciudad es una pequeña escultura. Cuando las hago no las pienso como casas o como edificios, sino como esculturas que después parecen casas. Hay una historia personal detrás: para hacerlas utilicé las cajitas de los remedios de cuando mi marido se enfermó. Y su enfermedad duró años. Tiene para mí un sentido muy profundo, muy íntimo. Después, todo envase que veía lo usaba. Llenaba el envase con yeso y cuando estaba seco tallaba la pieza. O sea que son pequeñas tallas. En el caso de la “Ciudad blanca” está más estructurada. Cuenta con una zona ritual, edificios altos, con zonas de alrededor que serían como los barrios.
-Las piezas que evocan edificios o casas no tienen aberturas.
-No hay puertas ni ventanas. Por ejemplo, la “Ciudad gris” la hice en plena pandemia, cuando la ciudad no era un espacio de comunicación, de intercambios y de distensión. En esa obra no hay zonas libres, casi no hay intersticios. Está toda abigarrada, todo pegado, pero nadie se ve con nadie. Creo que trasunta mucha soledad.
-¿Y en el caso de la “Ciudad negra”?
-En parte el sentido es el mismo. Pero luce como más industrial, aunque venida abajo.
-¿Cómo relaciona la serie de las ciudades con sus piezas escultóricas anteriores y su obra pública, de grandes dimensiones?
-Mi obra siempre tiene que ver con la realidad social y con mi realidad, a través del tiempo; aunque no parezcan los mismos mármoles de la serie “Sur” y demás, que aluden al paisaje. Lo mismo sucede con mis obras de gran envergadura.
-En contraste con las opacidad de las ciudades de mármol, yeso y madera, están las casas de la pandemia que lucen transparentes.
-Hay un juego con la transparencia y lucen transparentes, pero no lo son tanto. Porque uno no puede ver lo que hay adentro. Es decir, se ve que hay algo o parece haber algo, pero ¿qué hay? ¿qué es? no se sabe. Es la incomunicación más grande. Porque durante la pandemia nos quedamos encerrados en nuestras casas. Yo vivo sola y en ese período nos quedamos suspendidas en el tiempo. En cuanto a la parte práctica, eso hizo que se me acabaran los materiales. No podía salir a buscar acrílico. Usé como material para las obras las cajitas de CD’s que me quedaban y también cajitas de cassettes”.
Según explica Rocío Genovese (una de las curadoras) a este diario: “Cuando fuimos a la casa/taller de Lucía Pacenza en Boedo, vimos que tenía desplegadas estas ciudades, que nos parecieron inhóspitas, en parte por las lecturas sobre ciudades distópicas. Le propusimos mostrarlas, ya que en su mayoría son obras que hasta ahora se mantenían inéditas. Ella se acerca al mármol por las demoliciones que produjo la construcción de la autopista. Encuentra los mármoles que habían sido de escalones y los empieza a utilizar. Y esto en parte sintetiza su visión, porque ella se planta desde el sur de la Ciudad de Buenos Aires. Ella pasa del mármol a otros materiales, tal vez más amables, como el yeso, la madera y el acrílico; y compone estas ciudades en su casa. Lucía trabajaba el mármol desde joven y ahora toma estos otros materiales que le permiten seguir con su producción. En su obra vimos ciudades distópicas, imaginarias, como las de Blade Runner y de la literatura. En parte por eso también nos interesó su trabajo. Como son obras monocromáticas, en la exposición tiene que usarse muy bien la iluminación. Fueron muchas jornadas de estar con ella, pintar bases y caballetes, adaptar diferentes dispositivos para el montaje. Después pensamos el diseño de sala con las obras que seleccionamos juntas, y presentamos en estos dos núcleos: las ciudades desplegadas, que son conjuntos escultóricos conformados por pequeños bloques, y las ciudades contenidas”.
* En el Centro Cultural Rojas, Corrientes 2038, hasta el 30 de abril.
Itinerario
La escultora Lucía Pacenza participa desde 1966 en concursos y muestras, especializándose en escultura urbana. Su obra ha sido exhibida en los principales museos de Argentina y en espacios de España, México y Australia, aunque más destacadas son sus intervenciones urbanas, como el “Monumento al IV Centenario de la Fundación de Buenos Aires”, emplazado en Libertador y Udaondo; o el “Monumento al Bandoneón”, en el barrio de Abasto. En 2020 realizó una muestra en el Museo Emilio Caraffa (Córdoba) y se editó el libro “El devenir de la forma”, de María José Herrera, que reúne su producción desde los '70 a la actualidad. En 2021 obtuvo el Premio Trayectoria del Fondo Nacional de las Artes y en 2022 recibió el Premio Nacional a la Trayectoria Artística por parte del Salón Nacional de Artes Visuales.