En la lacrimógena The Iron Claw, Maura Tierney interpreta a Dottie Von Erich, matriarca de una familia de hijos luchadores condenados al fracaso. La estrella de ER Emergencias interpreta niveles inimaginables de dolor. Le encantó. Lo encontró desafiante y creativamente satisfactorio. Pero ya no va a hacerlo más. "Acabo de decidirlo", ríe con sorna. "Tengo que empezar a decir no a interpretar a mujeres desesperadas. Ya es hora".

Es cierto que la gente sigue pidiendo a Tierney que llore. O, si no llora, al menos encarne una especie de intensidad atormentada y aguerrida. En ER Emergencias, el drama médico que la convirtió en uno de los rostros más conocidos de la televisión, su personaje tenía al menos un poco de equilibrio: su carácter alegre se atenuaba con alguna que otra recaída en el alcoholismo. Últimamente, sin embargo, ha interpretado a esposas de mujeriegos y madrastras de adictos a la metanfetamina. Era demasiado. Así que el año pasado, en el set de su serie policíaca American Rust, otra parada del Expreso de la Miseria de Maura Tierney, tomó una decisión: aunque el guión no lo exigiera, interpretaría todas sus escenas como si estuviera protagonizando una comedia.

"No llevo nariz de payaso ni nada por el estilo", dice la actriz de 59 años, "pero tomé la decisión de encontrar la gracia en cada escena. Intenté que fuera una especie de arco porque necesitaba crear un reto para mí misma". ¿Le dijo a alguien que estaba haciendo esto? "No. ¿Quizá al departamento de peluquería y maquillaje? No estoy segura de si tuve éxito. Pero lo hizo más divertido para mí, eso seguro".

Menos divertido es el problema del riego de su jardín trasero, que la ha tenido en vilo durante las últimas semanas. Tierney, muy compungida, llama desde Los Ángeles para explicar que el mal funcionamiento del sistema de riego de su casa de alquiler ha hecho que la entrevista se retrase una y otra vez. Puede que intentar hablar con Tierney se convirtiera brevemente en un Esperando a Godot, pero también tenía algo de acertado. La televisión ha sido muy buena con ella -la sitcom seminal de los noventa NewsRadio dio lugar a ER, que a su vez dio lugar a The Affair-, pero en el cine es imposible identificarla, una actriz secundaria mercurial de la que siempre se quiere más.

Saca el máximo partido al papel de "exmujer furiosa" en Mentiroso, mentiroso (1997), de Jim Carrey. Explora el amor puro y la preocupación en el drama sobre la adicción Beautiful Boy: Siempre serás mi hijo (2018), con Timothée Chalamet. En el primer thriller de Christopher Nolan, Insomnia (2002), aparece como una mujer que huye de lugares desconocidos y trabaja en un pequeño hotel de Alaska. No es nada del otro mundo, pero Tierney le saca todo su patetismo e intriga. Lo hace a menudo, para bien y para mal.

"Creo que a menudo me solicitan por lo que 'aportaré al papel'", dice, con cierto cinismo. "¡Eso es muy halagador! Pero a veces quieren que aportes algo a un guion en lugar de simplemente hacer que el personaje esté mejor escrito. Y quizá si estuviera mejor escrito, no necesitarías que una actriz hiciera ese trabajo por vos. Estoy pensando en voz alta... ¡pero dale una pasada más al guion! Enriquecé ciertos personajes femeninos".

Fiel a su estilo, Tierney no aparece mucho en The Iron Claw. Pero resulta ser uno de sus elementos más fascinantes. La película dramatiza la historia real de los hermanos Von Erich, unos locos del espectáculo que convirtieron el ring de lucha libre en su propio escenario privado y se convirtieron en seudocelebridades en los Estados Unidos de los ochenta. Dottie adopta un enfoque indiferente y posiblemente cruel en la crianza de sus hijos, delicados trozos de carne interpretados por Zac Efron, Jeremy Allen White, Harris Dickinson y Stanley Simons. También es un poco vacía, con sus sueños y deseos privados sustituidos por el dolor y Jesús. En un momento dado se revela que a Dottie le gustaba pintar, pero de repente dejó de hacerlo, y luego dejó de hablar de ello. "Tenía mis razones", dice. "Pero ya no las recuerdo".

Los Von Erich se vieron asolados por la tragedia, hasta el punto de que The Iron Claw omite a un hermano de los Von Erich que también tuvo un horrible final. "No creo que el público hubiera podido soportarlo", dice Tierney. "¿Cuántos hijos perdió Dottie?". Cuenta hasta cinco. "Eso realmente va más allá del alcance de la comprensión. ¿Cómo puedes superarlo? Y aunque es verdad, creo que habría sido muy difícil de ver".

Tierney saltó a la fama en programas de televisión que representaban todo lo contrario: ER, que protagonizó de 1999 a 2009, era un cálido abrazo, reconfortante en su melodrama jabonoso de vida o muerte. Antes de eso, pasó cinco temporadas en NewsRadio, sobre el funcionamiento interno de una emisora de radio. Hoy resulta chocante, sobre todo porque uno de los coprotagonistas de Tierney no era otro que Joe Rogan, entonces cómico y actor, hoy rey de los podcasts provocadores y casi crónicamente desinformativos.

"¡Es una locura!", dice. "¿No es la persona más escuchada del universo o algo así? Reconozco que no me sorprende: siempre fue un tipo atrevido y desconfiaba de la autoridad absoluta. Su personaje en NewsRadio también era una especie de teórico de la conspiración, porque tomaban nuestras personalidades como personas y las ponían en el programa. Así que no es nada nuevo: esa faceta suya ya existía".

Irónicamente, teniendo en cuenta lo inmersa que ha llegado a estar en el drama, ER surgió de su deseo inicial de alejarse de la comedia. Cuando su participación en la serie llegó a su fin -tras nueve temporadas de aventuras amorosas, batas quirúrgicas y el tormento de Sally Field en el papel de su errática madre- quiso sumergirse en algo aún más salvaje. Así que se presentó al Wooster Group, un grupo de teatro de vanguardia cofundado por Willem Dafoe y Spalding Gray.

"Creo que me salvó la vida", dice. "Estoy exagerando un poco, pero...". Hace una pausa. "Sólo cuento estas cosas porque me siento mal por la quimio", se ríe. "Pero fue un momento muy difícil. Había terminado el tratamiento contra el cáncer. Mi padre falleció. Y entonces, en 2010, el Grupo Wooster me llamó y me dijo que quería trabajar conmigo."

"En este momento estoy tan calva como una bola blanca", continúa. "Pero fui a ensayar con ellos y no me importó. Me creció el pelo durante el proceso de ensayo y recuerdo que me sentí muy animada y concentrada. Fue estimulante". Sus diálogos tenían que ser hiperestilizados. Su físico, exagerado. Tenía que, más o menos, deshacerse de la propia Maura Tierney. "No tenía que emocionarme. No tenía que estar triste. No tenía que desesperarme. Y pasar de este momento tan duro personalmente a tener la mente centrada en esta única cosa, en la que no importaba mi aspecto, fue revelador".

Ya ha trabajado dos veces con el Grupo Wooster, actuando en países tan lejanos como Japón y Alemania. Quiere volver a trabajar con ellos. Y hacer más comedia. O al menos no tener que colarla en las cosas más serias, como ha estado haciendo últimamente. Este verano participa en Twisters, la secuela tardía de la película de catástrofes de 1996 protagonizada por Bill Paxton, Helen Hunt y una vaca voladora. "Pero en ésta sólo soy la madre de la granja", suspira. "No llegué a hacer ninguna de las cosas de dobles. Habría sido divertido". Da la impresión de que, si Hollywood se lo permitiera, le habría encantado interpretar al tornado.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.