La discusión de la nueva versión de la Ley Ómnibus y del mega DNU de Javier Milei vuelve a poner a prueba a la UCR. Hubo un encuentro de los gobernadores con los legisladores del que todos salieron con la misma conclusión: no va a haber una posición unificada. Del lado del presidente de la UCR, Martín Lousteau, continuará una línea más dura contra el Gobierno, mientras que el gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo, y el titular de la bancada radical en Diputados, Rodrigo De Loredo, continuarán sosteniendo una posición dialoguista no importa lo que pase. Lousteau, en tanto, hizo su jugada y sacó un comunicado del Comité y la Convención nacional de la UCR donde reclamó a los legisladores que no aprueben aquellas normativas que no respeten la Constitución: el DNU sería una de ellas.

En el planteo "a todo o nada" con el que viene gobernando Milei, los negociadores y los que buscan matices vienen quedando al margen. Por eso, no prosperaron las posturas conciliadoras con la Ley Ómnibus, ni tampoco el planteo dialoguista de un sector de la UCR de aprobar el megaDNU por partes. Milei quiere que se lo aprueben completo o prueben el escarmiento. Esto lleva a que el partido centenario no termine de ubicarse en ninguna de las opciones políticas del presente. Casi se podría decir que es...

Ni chicha, ni limonada

En este escenario polarizante, las otras fuerzas políticas fueron encontrando rápidamente dónde ubicarse. El PRO, en un alineamiento a ultranza con Milei (pese a que tiene algunos sectores, como el de Horacio Rodríguez Larreta, que todavía se resisten). Y el kirchnerismo, en una oposición a todas sus políticas. En ese escenario, el radicalismo no es ni una cosa, ni la otra. Y con la discusión del DNU que se viene esta semana se volverá a ver ese doble juego.

Un día parece que va a triunfar la línea opositora que plantea Lousteau y van a voltear el DNU. Otro día, los gobernadores radicales enfrían todo y la iniciativa pasa a cuarteles de invierno. La encerrona entre dialoguistas y opositores no parece tener salida. Y nadie parece apostar a que eso ocurra. Se podría decir que, en busca de un consenso que hoy no existe, van a Alfonsín rezando y...

Con el DNU dando

El sector de Cornejo-De Loredo culpa a Lousteau por lo que está ocurriendo: "No tiene conducción. Hoy tienen más peso los cinco gobernadores radicales, que piden ser una oposición dialoguista y darle herramientas para gobernar a Milei. Mientras tanto, Lousteau critica todo", describen.

Desde ese sector descartan que se vaya a llegar a una posición única, aunque ya hubo encuentros por Zoom entre gobernadores y legisladores para intentar lograr un punto en común. Las perpectivas no son buenas: "No hay postura única y no creo que la haya en el futuro", dicen cerca de los mandatarios provinciales.

¿Qué quiere decir esto? Que habrá radicales que decidan rechazar el DNU porque lo consideran inconstitucional, pero también que otros intentarán dilatar la definición, volver sobre la idea de una aprobación parcial -algo que ya fue rechazado por Milei- u otras artimañas que van de la mano de la estrategia del oficialismo con el DNU: dilatar, dilatar, dilatar.

Está claro que los gobernadores no quieren más represalias de Milei si la Ley Ómnibus no sale o si el DNU comienza a peligrar en su aplicación, hasta ahora solo empañada por algunos fallos judiciales (la mayoría, en material laboral). Pero hay que ver hasta qué punto esto logra encorsetar a Lousteau, que sigue en una postura más opositora.

La carta de Lousteau

El titular de la UCR no parece cambiar su estrategia, que no es tampoco la de pegarse a otros sectores de la oposición (vg: el kirchnerismo). Quienes integran el sector dialoguista le cuestionan que no tiene "responsabilidades de gestión" y que por eso no tiene más cuidado a la hora de atacar a un Presidente muy susceptible. Lousteau, en cambio, piensa que la UCR tiene que tener un perfil más nítidamente opositor y distanciarse de las políticas de Milei y sobre todo de sus consecuencias sociales. 

Para romper la inercia, consiguió sacar un comunicado del Comité Nacional y toda la Convención Nacional en el que exhorta a los legisladores radicales "a promover y defender los principios históricos de nuestro partido". Este documento funciona como preámbulo a la discusión del DNU, pero también al segundo intento de la Ley Ómnibus. Dice que lo que voten tiene que cumplir "con apego absoluto la letra y el espíritu de la Constitución Nacional a los efectos de preservar los valores rectores de nuestra democracia y el principio republicano de la división de poderes". Allí es donde el DNU más está cuestionado. 

Sobre la discusión en torno a las jubilaciones que se viene en el Congreso, también sienta posición: plantea solo votar aquellas normas que generen una recomposición de las jubilaciones y pensiones, y una fórmula que garantice que ningún jubilado pierda poder adquisitivo hacia adelante". Además, después de las peleas de Milei con los gobernadores, plantea que las normas deben asegurar "las autonomías provinciales y su genuina capacidad para brindar bienes y servicios públicos imprescindibles para sus ciudadanos".

Por último, documento les reclama a los legisladores radicales que "defiendan la educación pública, laica, gratuita y de calidad en todos sus niveles" (esto es, incluidas las universidades que están siendo desfinanciadas), y "promuevan el trabajo formal y reduzcan la incertidumbre para las pymes con seguridad jurídica tanto para empleadores como para empleados".